—¿Recuerdas la última vez que estuvimos aquí juntos? —preguntó Evelyn con
delicadeza, mirando a un sonriente Hansel mientras ambos estaban sentados el
uno al lado del otro el sexto día de la visita de la joven a sus padres.
Seis días habían obrado un milagro en ella. Le quedaban menos de veinticuatro
horas antes de tener que volver a la Ciudadela Real. El miedo susurraba al fondo
de su mente, pero Evelyn intentaba no pensar en eso hasta que fuera el momento. —¿La última vez? —preguntó Hansel haciéndose el loco—. Creo que la última
vez fue cuando te salvé de estrellarte contra el suelo cuando saltaste de este
mismo peñasco hace más de un año, ¿no?
Evelyn asintió. ¡Hacía tanto tiempo! Recordaba ese día. —Es irónico que estuviera a punto de perder la vida aquella mañana, ¿no? Si no
me hubieras salvado, ahora no estaría viva y todo este drama no habría sucedido.
Todo el mundo habría seguido con su vida como si nada.
Apoyó la cabeza entre las manos y los codos sobre las rodillas al recordar el año
anterior, desde que Atticus le había ordenado vivir en el palacio real hasta ese
momento, sentada con Hansel viendo la puesta de sol desde el mismo peñasco en
el que la había salvado de la muerte. Las cosas habían cambiado drásticamente,
por decir poco. Y, sí, le habría gustado cambiar muchas de las cosas que habían
pasado, pero no podía.
De nuevo se dio cuenta de que no tenía poder sobre su propia vida; parecía que
ésta estaba fuera de control. —Agradezco a las estrellas cada día que esa mañana escogiera esta ruta y te
oyese llorar. No sé qué habría sido del mundo si no llego a aparecer —respondió
Hansel apartando la cara de la luz del sol que lo cegaba.
«¿Cómo sería el mundo sin mí?», se preguntó Evelyn.
«Tendrías que haber visto el futuro del mundo que yo vi si eso sucediera. Si
crees que es un monarca cruel ahora, tras tu muerte...». Las palabras de Venecia
retumbaban en su cabeza, y la joven empezó a plantearse si finalmente ella sería
tan importante como intentaban hacerle ver Venecia y Hansel.
Ella creía que no era más que una chica normal, miembro de una familia
humana, no había nada especial en su sangre. Tenía mucha suerte de tener la
vida que tenía, pero eso era todo. No tenía ningún talento especial. Se había
preguntado a menudo qué era lo que Atticus veía en ella, pero ahora esa
pregunta ya tenía respuesta.
Su alma. —¿Has disfrutado de la estancia con tu familia? —le preguntó Hansel con una
sonrisa. Temeroso, le tomó la mano en un gesto cariñoso—. ¿Ha sido todo como
esperabas?
Evelyn no respondió al principio.
Durante unos momentos, se quedó contemplando el sol que se ponía, con la
mano en la de él, devolviéndole el gesto afectuoso. —No lo sé. Llevaba tanto tiempo fuera que en lo único en lo que podía pensar
ESTÁS LEYENDO
Un amor oscuro y peligroso- Almas Mortales
Teen FictionLa Tierra, año 2438. El mundo ha cambiado y ahora los vampiros dominan a los hombres. El poder está en manos del Rey, un monstruo despiadado, cruel y el vampiro más anciano y poderoso de todos. Alto y de bellos ojos verdes, es incapaz de mostrar amo...