Capitulo 57

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—Cuídate mucho, Eve —le susurró Jonathan al oído a su hija antes de que

Hansel le pusiera la mano en la espalda para indicarle que debían irse ya. —Eve, debemos irnos, vamos —le dijo sonriendo educadamente a su padre y a

su madre.

Nora no estaba allí para despedirse de su hermana pequeña en su segunda partida

hacia la Ciudadela Real en un mismo año. —Por favor, hagas lo que hagas, no molestes al rey —le susurró Lynette a la

muchacha—. Al fin y al cabo, vives bajo su techo. Me da miedo que un día tu

necedad acabe matándote.

Evelyn intentó sonreír. Durante su estancia con su familia, no les había contado

nada acerca de la agresividad de Atticus por ese preciso motivo. No quería que

su madre se preocupara aún más por ella.

Con el rabillo del ojo, vio a Hansel sonriendo para sí. Sabía que estaba pensando

lo mismo que ella: ¿Cuándo no hacía Evelyn enojar al rey? —Lo prometo —respondió antes de besar a su madre en la mejilla y luego a su

padre—. Los veré pronto. Mientras tanto, por favor, asegúrense de que Nora no

se meta en ningún lío.

Su padre suspiró. —Ojalá dejaras de preocuparte tanto por tu hermana. En toda esta semana,

¿cuándo se ha mostrado ella amable contigo? —No importa cómo sea Nora conmigo, sigue siendo mi hermana y es mi deber

preocuparme por ella —dijo Evelyn. Apretó la mano de Jonathan—. Por favor,

asegúrate de que no se meta en problemas. Sé cómo es. Todavía sueña con

enamorarse de un vampiro, y cada día temo que ese sueño se haga realidad. No

quiero que conozca a otro Marcus o a otro Atticus. Esta familia ya ha sufrido

demasiado por culpa de enredadas historias de amor con vampiros.

Él negó con la cabeza confundido. —La que quiere un vampiro no lo consigue, y la que no lo quiere lo tiene... ¿A

qué demonios juega el universo? —A un juego oscuro y peligroso, a eso juega. —Bien, ahora sí que tenemos que irnos, Evelyn —repitió Hansel mirando el

cielo.

Estaba anocheciendo ya y le había prometido a Atticus que llevaría a Evelyn de

vuelta a palacio antes de que se pusiera el sol. Ya llevaban bastante retraso. 

—Los quiero.

La muchacha abrazó a sus padres una última vez antes de seguir a Hansel hasta

el coche que los esperaba. —¿Les has contado algo de lo de anoche? —le preguntó él una vez hubieron

dejado la mansión atrás.

Ella negó con la cabeza, secándose las lágrimas. —No se lo he contado a nadie. Por lo que sé, los únicos que lo sabemos somos

Venecia, Ethan, tú y yo.

Hansel le ofreció una débil sonrisa antes de tomar una revista del bolsillo del

asiento de delante de él. —Bien. Así es como debe ser.

Evelyn lo observó con mirada inquisitiva. Le vino una pregunta a la cabeza, una

Un amor oscuro y peligroso- Almas MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora