• 3 •

4.2K 296 18
                                    

   ALANA

    Miro mis apuntes y suspiro. No puedo creer que tengo un examen en dos días y apenas he podido estudiar. Y no es que no lo intentara, solo que cada vez que lo hacia mi mente desvariaba y pensaba en otras cosas. Y si, por otras cosas hablo particularme de Seth.

No habíamos hablado por dos semanas y media, casi tres. No le había escrito, y él tampoco. Sabia que mi padre le había dicho que no se acercara, pero también conocía a Seth, y solía gustarle no hacerle caso a lo que los demás dicen, sobre todo si venía de mi padre. Pero esta vez parecía ser la excepción: no llamadas, mensajes o ni siquiera preguntar por mi a través de Taylor, algo que ella había confirmado conmigo varias veces.

Simplemente nada de nada. Y no era que lo culpara, pues sabíamos que mantener distancia era algo bueno. No porque me gustara, sino para que no sucedieran cosas que me enviaran al hospital. Pero a pesar de todo lo sucedido, yo no estaba enojada con él. Simplemente deseaba verlo con todas mis fuerzas, esperando que estuviese bien.

Había hablado con Mia, ella creía que no estaba bien. Claro que no le conté toda la historia, pues la parte de las muchas ilegalidades las omití, al igual que el hecho de que casi muriera fue por un asesino loco que por algún motivo está obsesionado con Seth. Y aunque no dije muchas información, ella pensaba que no era normal que no estuviese enfadada con él, o que no lo culpara inconscientemente por todo lo sucedido.

Pero el problema era que nadie me había obligado a ir, yo lo había decidido. Yo había dicho que no irían sin mi y, si, es cierto que Seth podría haberme detenido pero... en realidad había sido mi decisión. Y supongo que es por eso que no lo culpaba, ni tampoco estaba enojada. Mía había dicho que debía hablarlo con el psicólogo, con quien iría mañana.

Yo detestaba la idea del psicólogo. No me gustaba contarle is problemas a un completo extraño, y sentirme juzgada ante mis decisiones de esa forma. Y si, ningún psicólogo te diría en la cara que estabas siendo un idiota, pero si lo pensarían a tus espaldas, y de igual forma era estresante.

De cualquier forma, sentía que nadie lograba comprender por lo que estaba pasando. Seth no llamaba, ni siquiera para saber como estaba, y eso me estaba estresando. Entonces pensé, ¿Y porque no soy yo quien llamo? Siempre esperaba que el diese el primer paso, que fuese "el príncipe que vendría a mi rescate", cuando yo podía hablarle primero. Podía al menos mirarlo a los ojos y preguntarle: "¿Como estas? ¿Por que no me has llamado?"

No lo sé. Todo me causaba una infernal inseguridad, y estaba mas indecisa que nunca. Tal vez era porque ya no me sentía segura: había un loco que fantasea con asesinarnos, y que probablemente sabe donde vivimos. Y lo peor, fue la sensación de familiaridad de su voz... ¿Donde la había oído antes? 

Todo daba vueltas en mi cabeza como una gran bola de nieve y, de un momento a otro, me encontraba frente al edificio de Seth. Allí, estática, observando la puerta sin saber muy bien que hacer o decir al verlo.  Como siempre, debatiendo entre lo que quisiera hacer y lo que debería.

Subo hasta su piso y toco la puerta. Espero unos segundos, pero nadie viene. Tal vez no está aquí ahora, y he venido en vano. Miro a mi alrededor, y entonces los recuerdos vienen a mi mente: la primera vez que dejamos de vernos por sus mentiras, que se mudo del departamento anterior a este... ¿Y si ya no vivía aquí?

Vuelvo a tocar, esperando que solamente sea demasiado temprano y siga dormido. Entonces el milagro sucede, y la puerta se abre. Seth se encuentra tan sorprendido como yo: nos miramos fijamente, sin decir nada. Tiene mucha barba en su rostro, por el tiempo que ha pasado quiero creer que ha dejado de afeitarse desde que no nos vemos, pues parece una versión joven de Tom Hanks en Naufrago.

Dime Que Me Amas (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora