Capítulo 3

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—¿Alisa?—pregunté mientras caminaba hasta su habitación.

—Hola, Levana.

La mujer parada en medio justo al frente de mí no es mi madre, primero luce completamente sobria, no tiene ojeras, no luce delgada ni usa esos horribles lentes de pasta gruesa que ocultaban sus ojos azules, tampoco vestía de ropas grises ni tiene el cabello como estropajo.

—¿Quién eres?—pregunto sorprendida.

La mujer para frente a mí es una completa empresaria, su cabello cae lacio en su espalda de color negro, luce un maquillaje que la hace ver más atractiva, sin ojeras, sin lentes, completamente hermosa y su sonrisa la hacen ver agraciada. Sus ropas son finas, esta usando tacones.

—Soy mamá cariño, ¿no luzco bien?—me pregunta sonriendo.

—Estás hermosa, mamá.—digo embelesada.

—¿De verdad lo crees?—pregunta con los ojos aguados, yo jamás había sido amable con ella, ni le decía cumplidos porque sentí que jamás había reciprocidad entre nosotras, pero veo que algo ha cambiado en ella y es algo bueno.

Asiento repetidamente con la cabeza.

—Quiero que veas mi cambio, a partir de hoy no seré más un espectro.— dice suspirando, podía ver el brillo en sus ojos, ella luce muy feliz—. Hay que recuperar el tiempo perdido entre nosotras.

—Bien, mami—respondo caminando hasta ella, me gusta mucho su nueva imagen, ahora si es una mujer de negocios, es toda una empresaria, es toda una diseñadora.

—Mi amor, tengo que decirte algo.—me mira preocupada—No sé como lo tomes.

—Dime, no pasará nada.—sonrío sentándome a en la cama, ella hace lo mismo tomando mis manos, mirándome con ternura y amor, como no lo había echo en años.

—Nos iremos de aquí.—asiento tratando de procesar lo que dice—Tu padre me ha pedido el divorcio y no me negaré a firmar.

Trago grueso. Un divorcio. Un divorcio después de tantos años, después de tanto sufrimiento. No sé como sentirme, por una parte me siento feliz pero por otra parte siento que me voy ahogar.

Me levanto de la cama, doy un par de vueltas con los ojos cerrados tratando de mentalizarme para aceptarlo porque si ellos no son felices, no seré yo quien les impida buscar su felicidad en otras personas.

—Esta bien, mami, lo vi ayer con su nueva familia, lo siento.

Tengo un nudo en la garganta, duele mucho, mis ojos se llenan de lágrimas.

—No, no llores, mi amor.—se levanta abrazándome y seca dos lágrimas que salieron de mis ojos.

—Lo siento, lo siento tanto, mami.

—No tienes la culpa de nada, mi amor, lo de tu padre y yo ya no tenía sentido, ni arreglo, dejo de funcionar hace muchísimo tiempo.

—Ma...

—Ssshh—me sostiene—No es tu culpa, no eres una mala hija, mi amor, yo he sido una mala madre por no estar contigo cuando más me necesitabas, sé que tienes problemas y quiero que confíes en mí para poder salir de todo lo malo que nos rodea.

Siento que todo me ahoga, no puedo dejar de llorar y saber que ella comenzará a estar muy presente en mi vida me llena de mucha alegría porque es mi madre y la amo.

—Lo siento, mami.—vuelvo a disculparme.

—Bien, pequeña, ssshh.—besa mi frente—Sé que todo este tiempo no ha sido fácil, para ninguno de nosotros, pero me voy a esforzar, ¿si? Ya no derrames más lagrimas, mi amor.

SHE✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora