Capítulo 24

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Baje las escaleras hecha un mar de llanto, ni siquiera pude toparme con alguien y menos mal que no pasó, no quiero explicar que me pasa en este momento porque sería demasiado qué explicar. Los chicos seguramente estarían preguntando qué ha pasado pero no quiero saber nada de ellos, no quiero hablar.

Me siento tonta, utilizada y dejada, feliz y triste.

Llegué a mi auto sentándome en mi asiento de piloto, me quedé unos segundos mirando a la nada mientras lloraba, tengo que calmarme si quiero conducir.

—¿Por qué?—pregunté a la nada—¿Por qué me pidió eso?—susurre secandome las lágrimas.

En mi mente sus palabras no dejan de reproducirse, una y otra vez como una canción.

Conduje de regreso a casa en modo automático, es viaje se me hizo relativamente corto, subí lo más rápido que pude a mi habitación encerrandome por completo mientras lloraba desconsoladamente.

La mañana siguiente no salí de la habitación, le dije a Lucas que estaba bien y sobre anoche ni mencione absolutamente nada, solo que me dieron ganas de regresar a casa temprano, también le escribí a Marina y le dije que todo iba de maravilla pero que el plan de darles celos a él se había cancelado, no seguiría haciéndolo después de lo que me dijo, si funcionaba pero ahora que sé que me desea ya no tiene ni un chiste continuar haciéndolo.

No me siento bien conmigo misma, sus palabras se han grabado en mi cabeza, siguen repitiéndose una y otra vez, mi mente me esta jugando una mala pasada, recordaba a él mirándome lleno de deseo mientras me tocaba, también lujuria en su mirada.

Lo detesto.

—Levana, mi amor.—mamá aparece por la puerta asomando la cabeza, la miro.—Iré a casa de Sam, ¿Quieres que te traiga algo?

—No, mamá.—respondí negando con la cabeza—Estoy bien, pasaré el día aquí. Gracias.

—Esta bien, cuídate y estudia mucho.—sonríe guiñandome un ojo.

—¡Te quiero!—le grito cuando se ha ido.

—¡Yo también!—me responde cerrando la puerta.

Me acoste en la cama mirando al techo, baje las cortinas de la ventana quedando completamente a oscuras, no tengo ganas de ver a nadie ni de ver nada, ¿por qué se siente así? Creí que sería diferente. Por primera vez en la vida no tengo deseo de irme con él a la cama y es lo primero que me pide, es un estúpido, un idiota pero lo amo, lo amo más que a nada en el mundo.

Sentí mi teléfono vibrar, un nuevo mensaje, ni siquiera pensé en verlo pero la curiosidad me mato y alce prendiendo la pantalla.

Tonto Axi: Quiero hablar contigo, por favor, mi nena. Perdóname.

Le respondí, por supuesto que quiero hablar con él, decirle que es un pendejo, pero no hoy, ahora necesito prepararme mentalmente para ese momento, por eso le digo que mejor hablamos mañana.

Levanax: Hablamos mañana, hoy no puedo.

Él respondió de una manera afirmativa, sin duda quería hablarlo, yo también, deje mi teléfono en la mesita de noche a un lado, cuando me di cuenta ya esta anocheciendo así que me di una ducha y me prepare para dormir.

El sol salió más temprano de lo quise, así que no me pude mantener en la cama mucho tiempo, alce las persianas de mi habitación para notar que apenas está amaneciendo, fui hacer ejercicio y regrese para darme una ducha había sudado como si estuviera en un sauna, me vestí rápidamente y tomé mi desayuno ligero, baje para buscar mi auto en el estacionamiento y dirigirme al instituto.

Una vez había llegado a mi destino baje y entré hasta mi casillero, casi no había nadie en los pasillos, saque algunos libros incluyendo el diario y camine hasta mi auto para dejarlo escondido ahí, estaría seguro en mi habitación. Revise el fondo del asiento conductor encontrándome con una pequeña caja de color dorado, la abrí encontrándome un anillo fino plateado con una mariposa, es precioso, lo saque de la caja y lo observa en mi mano derecha, en mi dedo índice.

Regrese dentro para ver si los chicos ya han llegado pero ninguno está así que fui al jardín sentándome en mi lugar habitual, debajo del gran árbol mirando mi celular.

—Hola.

Veo los zapatos de Ax, alzo mi vista para encontrarlo parado frente a mí.

—Hola.—respondí tragando grueso y dirigiendo mi mirada a otro lado.

—¿Puedo sentarme?—asentí sin decir una palabra más, se sienta a mi lado—Llegue antes para hablar, mi nena.

—Lo sé, esta bien.

—Lo siento mucho, mi nena.—dice mirándome, puedo sentir su mirada en mí.—No sé qué me pasó, no quise que te sintieras así, yo...

—Ax, esta bien.—dije interrumpiendo sus palabras—Si pensaste que me ofendí por eso no es así, me sentí halagada y rara.—confesé sorprendiéndome a mi misma—Entiende que jamás podría acostarme contigo, ¿entiendes? Yo te lo propuse una vez, ¿cómo te sentiste?

—Raro, un poco fuera de lugar y sentí que no es correcto.

—Lo estas diciendo, así mismo me sentí yo. Confieso que quiero estar contigo.—admití—Me gustas de muchas maneras, pero creo que no es correcto.

<<Maldición, en pocas palabras le acabo de decir que me gusta, ojalá y el bobo no se de cuenta de lo que acabo de decir.>>

—Si los dos queremos, ¿por qué no hacerlo?

—No cuando hay sentimientos involucrados.—murmure—Saldremos lastimados, ¿no es así? Si esto termina mal toda nuestra relación de amigos va a salir afectada, no podremos pretender que no pasó, cuando pasó de todo. No quiero eso para ambos.

—¿Sentimientos involucrados?

—Tú me quieres, yo también.—él asiente—Cuando me acuesto con alguien es porque no siento más que deseo y una vez consumado eso desaparece, no hay ningún sentimiento más ahí—dije sincera para que pueda entender—, pero si lo hago contigo... yo no podré alejarme más de ti, ¿lo entiendes?

—Yo no quiero que te alejes de mí.—respondió inmediatamente.

<<Dios, dale inteligencia para que pueda entender, por favor.>>

—No entiendes nada.—murmure negando con la cabeza.

—Entonces exijo una explicación, mi nena, no te entiendo absolutamente nada, por favor.

Tome una respiración profunda antes de hablar con total sinceridad.

—Tienes novia, Ax. Yo estoy empezando algo con una persona y no es correcto.—aclaré recordando todo de un momento a otro.

Duele mucho.

—Bien—habló después de unos segundos—Supongo que tienes razón. Lo siento, mi nena. Olvidemos esto, ¿si? Por favor.—suplica, cuando lo miro sus ojos estan aguados.

—Esta bien.—acepto después de unos segundos.

Me fije en su dedo índice izquierdo, nuestros anillos se complementan uno con el otro.

—Ya lo tienes.—me sonríe—Pensé que jamás lo encontrarías.

—Lo vi hoy, me pareció lindo, jamás pensé que fuera un regalo tuyo, muchas gracias.—dije dándole un beso en la mejilla.

—Cuando lo vi pensé inmediatamente en ti, mi nena, eres demasiado importante en mi vida.—dice sonriendo.

—Y tú en la mía, Axito.

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SHE✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora