Capítulo 2

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—Levana.

Avanzo hasta mi casillero, ayer no había salido, ni siquiera contestado mensajes, prácticamente me dedique a dormir todo el día y, a pesar, de ver los mensajes de Ax y Ed, decidí no contestar. Quería estar sola, porque siempre estoy con ellos, así que apague el teléfono, y pues también debía admitir que estoy resentida con Ax por dejarme sola ayer. Después de todo, Ax siempre ha tenido una familia que lo quiere y que lo valora, una madre que se preocupa, un padre que lo ama y una hermana genial, yo quisiera tener eso, lo deseo.

Y pues aquí estaba, caminando sin prestarles atención, porque tengo tanta vergüenza explicar la situación por la que estoy pasando sin sentirme estúpida o si quiera sentir que no merezco lo que me esta pasando.

Aunque ellos no tienen la culpa de nada, es solo...

—Levana.—siento los dedos de Ed cernirse alrededor de mi brazo.

—¿Si?—me quité los auriculares, en realidad no estaba escuchando música, solo los utilizo para que nadie me hable, también de excusa en este momento con ellos.

—¿Qué pasó ayer?—la voz de Ax me hace rodar los ojos.

—¿Por?—abro mi casillero dejando algunos libros y agarrando otros.

Los miro por primera vez, me miran preocupados, normalmente jamás hago lo que hice ayer y quizás piensan que me voy a morir o algo así.

—No me voy a suicidar.—murmuro
Ed se ríe un poquito de mi comentario pero para Ax no es gracioso, me mira muy serio.

—¿Por qué no contestas mis llamadas?—se cruza de brazos.

En esa posición se ve extremadamente intimidante, frunce sus cejas mirándome.

—No te lo tomes personal, no le conteste a nadie las llamadas.—le doy una pequeña sonrisa.

Ed vuelve a reír y está vez me le uno yo, pero Ax no, sigue totalmente serio. Mi amigo el rubio se da la vuelta para mirar a Marina que lo está llamando, él jamás se mete en una de nuestras peleas y se mantiene en posición neutral.

Como Ax no dijo nada sino que se mantenía en la misma posición inicial, camine hasta el jardín, claramente él me ha seguido de cerca también con las orejas ardiendo por lo enojado que está.

—Ayer te dije que regresaría, ¿por qué ya no estabas?—pregunta a mis espaldas.

—Tú tenías cosas que hacer y yo también.—dije sentándome al pie de un árbol, saque mi caja de cigarrillos y quise encender uno.

—Levana.—dice en tono acusador.

Es por el cigarrillo, me lo quitó antes de que pudiera encenderlo porque no encuentro el encendedor.

Suspire teniendo paciencia, porque de lo contrario ya estaría encima de él con mis manos alrededor de su cuello y no de la manera en la que me gustaría, niego con la cabeza dejando de pensar en tonterías y vuelvo a mirarlo.

—Sé que estas molesta porque ayer no volví.—desvíe mis ojos a un punto detrás de él, si lo miro a los ojos podría darse cuenta de que en realidad estoy enojada porque no volvió, me dejó sola.—Pero...—se sentó a mi lado, mirando al mismo punto que yo o eso creo, ni siquiera se esforzó por decir algo, y yo tampoco lo obligué.

Sé que está buscando las palabras para pedir disculpas, o algo así, no quiero hablar con él así que me levante sin decirle una palabra y me fui porque en breve comenzaba la primera hora de clases.

En todo el día no le hable, ni él me busco para hacerlo, en la hora de almuerzo me metí al baño sin comer porque no quería verlo, y en la salida me apresura a irme rápido sin mirar a nadie. ¿Qué si me dolía no hablarle? Por supuesto, pero soy demasiado necia. Tenemos que solucionar el problema, ambos lo sabemos pero preferimos no hacerlo y pretender que nada pasa mientras por dentro nos estamos reprochando no decir lo que sentimos, pero no puedo permitirme arruinar nuestra amistad tan solo por un capricho, por un deseo.

SHE✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora