Capítulo 14

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-Narra Vegetta-

-¿Recordáis aquellafiesta en las afueras? Fue uno de los cumpleaños de Víctor, creo.-El líquido rosado danzó contra el cristal cuando Sarai agitó la copa.-Estábamos muy pedo.-Sus ojos oliva chispeaban diversión, mientras que sus labios teñidos de carmín lo confirmaban con una sonrisa angelical.-Y Samu estaba en el piso de arriba, se puso a hacer el payaso y se cayó por la ventana.-Dicho esto, dejó escapar una estrepitosa carcajada, que Jessica acompañó con una risilla inocente.-¿Lo recuerdas, Samu? Menudo golpe te diste.-Las pupilas de ambas se clavaron sobre mi rostro, asentí con la cabeza. Estaba sentado el sillón, inevitablemente incómodo. Ya me había disgustado el plan de tener que recordar viejos tiempos con Sarai, pero el hecho de que estuviera poniéndose ebria me horrorizaba. En cualquier momento podría irse de la lengua y contar a Jessica lo que, al parecer, había conseguido guardarse durante todo su viaje juntas. Ya había tenido que oír el día anterior todos los detalles sobre su maravillosa y relajante estancia en el hotel, y ahora me quedaba soportar esto. Jessica, que pareció notar mi incomodidad pese a ser incapaz de comprender su verdadero motivo, me acarició sutilmente el dorso de la mano y dedicó una sonrisa cariñosa.-¿Tú estabas, Jess? Creo que te habías ido por ahí con tu novio.-Añadió la castaña, que continuaba inmersa en sus relatos del pasado. Dio otro trago a su tercera copa de Martini y la depositó sobre la mesa, sin molestarse en intentar colocarla en el posa-vasos. Seguramente por su culpa quedarían manchas sobre el cristal.-Uff.. no lo recuerdo, hace muchos años.-Respondió Jessica, pensativa. Lo cierto era que yo tampoco recordaba mucho acerca de Jessica, en aquel entonces no me interesaba más que por Sarai, estaba obsesionado con ella. ¡Que estúpido e ingenuo era! La morena parecía compungida, me fijé en su vientre el cual había crecido todavía más.-¿Con quién salías por aquel entonces, Jessica?.-Cuestioné juguetón, pues procuré que no tuviera que sentirse incómoda por algo tan lejano.-Creo que con el tonto de Roberto..-Terminé por agregar esa suposición tras obligar a mi mente a hacer memoria. Hacía muchos años desde aquel día, quizá más de diez. Mi novia se ruborizó al escucharme y se apresuró a negar con la cabeza.-Técnicamente no estábamos saliendo de manera oficial, sólo era un rollo.-Comentó, algo menos cohibida. Su laceo cabello azabache me acarició los dedos cuando coloqué las manos sobre su cuerpo, específicamente en su tripa. Las posicioné a ambos lados de la misma, como si fuera un rostro y estuviera cubriéndole las orejas.-Sh.. no queremos que Samuel Junior sepa eso.-Musité jocoso, arrancándole otra risa y un asentimiento de complicidad. Entretanto, Sarai nos miró con evidente enojo. Le molestó que hubiéramos seguido el hilo de la conversación sin incluirla, por lo que no tardó en volver a inmiscuirse. Su compañía era un fastidio, nosotros ni la habíamos invitado a pasar por casa, simplemente se había presentado por motu proprio para seguir torturándome con su inconveniente presencia.-¿Quién hubiera adivinado por aquel entonces que acabaríais juntos? ¡Vosotros! No pegabais nada..-Exclamó, y señaló a ambos con su impecable manicura. Esta no era la primera vez que nos decía algo similar, pero nunca antes lo había hecho de un modo tan descarado. El alcohol hablaba por ella. Vocalizaba las palabras torpemente, mas aún conservaba la distinguida elegancia y la dignidad que iban aferradas a su esencia.-Yo tampoco lo habría sospechado entonces.-Confesó Jessica, acariciándose el vientre que se alzaba notablemente bajo su jersey grisáceo. Apreté los labios, aún resultaba difícil saber que ahí es dónde se encontraba nuestro pequeño. Me sentía impaciente por conocer a mi hijo, y al mismo tiempo atemorizado. Siempre me había convencido de que sería un padre estupendo, pero ahora que cada vez estaba más cerca de la paternidad, temía ser un padre desastroso.-Sí, bueno.-Susurré con desinterés. Puede que en esta ocasión no lo hiciera intencionadamente, pero Sarai estaba echando sal en la herida. Porque yo no quería emplear el término que ella acababa de usar para referirse a nosotros ''Acabaríais juntos'' Porque no era Jessica la persona con la que deseaba terminar. Esa plaza ya estaba reservada para Willy desde la primera vez que nos habíamos atrevido a hablar sobre un futuro juntos. Y aunque hubiera habido mentiras de por medio, separaciones, traiciones y terceras personas.. eso jamás cambiaría. Nuestro futuro estuvo escrito desde aquel momento, pero en ocasiones las líneas de la vida se difuminan tanto que se vuelve casi imposible distinguirlas. Tragué saliva, este tipo de pensamientos me amargaban, cada vez me sentía peor respecto a nosotros, cada vez me sentía más traidor.-¿Estás bien?.-Murmuró entonces Jessica, me cogió la mano y apretó suavemente.-Estás algo pálido.-Por encima de sus murmullos sobresalía la voz aguda de Sarai, aunque ninguno de los dos le estuviéramos prestando atención.-Sí, sólo estoy un poco cansado.-Contesté. La noche pasada había sido difícil de afrontar, afortunadamente Jessica llegó agotada y no tuve que evitar según que clase de muestras afectuosas porque enseguida cayó rendida, al igual que yo. Pero previamente a haber dormido estaba algo inquieto por las posibles sospechas sobre la infidelidad y, posteriormente, por el anhelo ante la ausencia de cierta persona. La morena me dejó un dulce beso en la mejilla y ambos nos volvimos hacia Sarai, que continuaba hablando mientras gesticulaba con  las manos.-Samuel ni te consideraba suuper guapa, sólo un poco, hablamos sobre las chicas del grupo una vez. ¿Te acuerdas Samu? Creo que le pusiste un seis, eras malo..-Exclamó maliciosamente, y consiguió que mi rostro no fuera el único que palideciera. Miré a Jessica, cuya incomodidad se notó al instante, pero aún así se esforzó por curvar las comisuras y mantener la más amable de sus sonrisas. Sabía que no me culpaba por las palabras de Sarai, Jessica conocía perfectamente el carácter agridulce de su amiga.-Sí, me acuerdo. Antes tenía un gusto horrible, suerte que fue mejorando con el tiempo.-Declaré, dedicándole una mirada significativa. La sonrisa se esfumó de sus labios rojos, y una más sincera se estableció en los de mi novia. Pero provocar a Sarai resultó ser la peor de las ideas, pues yo tenía todas las de perder. Ella poseía una información muy valiosa, que tenía el poder de cambiarme la vida en cualquier momento.-¿Antes? Está claro que ninguna de las dos somos tu tipo porque..-Me levanté violentamente del sillón, sobresaltando a ambas. Los orbes negros de Jessica me observaron con preocupación, pero los míos estaban sobre los de Sarai. Me pregunté si en su estado percibiría bien mi amenazante mirada, el odio acumulándose en las retinas.-Veo que se te ha acabado la bebida ¿Porqué no vas a buscar más? Puedes coger toda la que quieras, nosotros no solemos beber.-Sugerí, procurando sonar teatralmente hospitalario. Claro que no deseaba ser amable con ella, mi única intención era entretenerla y librarnos por un instante de su presencia. Ella alisó la corta tela de su vestido negro y se levantó, plantándome cara con una pícara expresión.-Acompáñame, no sé donde guardáis las cosas. Y ya que estás siendo un buen anfitrión, trae algo de picar, se han terminado las aceitunas.-Exigió, señalando el platillo vacío sobre la mesa. Resoplé, sospechaba que no sería tan sencillo echarla del salón.-Vamos.-Contesté con pesadez. Sarai lució complacida, sonrió triunfante y caminó sobre sus tacones hacia la cocina, contoneándose como si el alcohol no tuviera efecto alguno sobre ella. Conocía perfectamente que suerte me esperaba en la siguiente estancia, otra nueva sesión de su chantaje. Jessica también se levantó, con cierta dificultad. Hice el amago de intentar ayudarla, pero antes de poder acercarme ya lo había conseguido.-Lo siento, no sabía que ella vendría.-Bisbiseó, para que Sarai no pudiera oírla desde la cocina. Evidentemente mi constante estado de crispación estaba preocupando a mi pareja, lo cual sólo incrementaba mi culpabilidad. No merecía la preocupación de Jessica.-No te preocupes. ¿Quieres que te traiga algo?.-Pregunté, acercándome a ella. Que los cimientos de nuestra relación se estuvieran viniendo abajo no significaba que no la quisiera como amiga, y que no ansiara cuidarla como madre. Deseaba, ante todo, complacer sus necesidades y librarla un poco del pesado esfuerzo del embarazo. Pero me resultaba harto complicado, pues cuando la miraba únicamente podía pensar en lo mucho que sufriría cuando rompiéramos, en lo poco que esperaba ser abandonada. En absoluto, como había dicho Sarai, Jessica pensaba que terminaríamos juntos.-No cariño, pero gracias. Iré a ponerme algo cómodo.-Se quedó mirándome, una mirada cargada de amor y admiración. La clase de mirada que jamás podría corresponderle, pues yo solamente miraba así a una persona. Le sujeté ambas manos para tener un gesto cariñoso hacia ella, pero no tardó en besarme en los labios. Entonces Sarai hizo algo útil por primera vez en su vida, se asomó desde la cocina y me presionó, de modo que me ahorró tener que corresponder.-Si podemos cuidar de una borracha maleducada, no será tan difícil cuidar al bebé.-Le susurré divertido cuando nuestras bocas se hubieron separado. Jess se rió, la besé sobre el cabello y fui a la cocina.

Sensaciones Pasadas (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora