Capítulo 8

34.6K 1.6K 647
                                    

-Narra Vegetta-

Por tercera vez consecutiva, revisé la hora en el teléfono móvil. Habían pasado las diez, llevaba demasiado tiempo esperando pero debía estar a punto de salir. Me hallaba recostado contra una columna cercana a la puerta por la que salía el personal de trabajo. Estos últimos días el frío era abismal, estábamos por debajo de los cinco grados. Vestía ropa de abrigo aunque sin exagerar, pues ser friolero no era una característica que definiera mi personalidad. El corazón me volcó cuando escuché el chirrido de la pequeña puerta de metal, señal de que alguien abandonaba el recinto. Reconocí su pálido perfil dibujándose en la oscuridad. También capté un destello sobre su clavícula, cierto presente reluciendo por el reflejo de las farolas. Me enorgullecía que llevara puesto el colgante, era como poder tocarle siempre aún sin hacerlo realmente. Quise hablar cuando él empezó a caminar en dirección contraria, confirmando mis sospechas de que no me había visto. En lugar de alzar la voz para detenerle, decidí que sería mejor seguirlo en silencio. Él se dirigía hacia donde había aparcado el coche e igualmente una repentina cobardía me invadió, haciéndome querer posponer el máximo de tiempo posible la charla que tan intranquilo había venido a darle. Willy no reparaba en absolutamente nada mientras caminaba, lo hacía enfrascado en su propio mundo y ningún ruido externo conseguía sacarle de sus ensoñaciones. Llevaba una ajustada chaqueta azul cobalto y andaba con las dos manos ocultas en los bolsillos. Mientras proseguía la persecución, no pude evitar encontrar cierto contexto erótico en el hecho de perseguirle entre la densa oscuridad, rastreando sus pasos como si él fuera una presa indefensa desconocedora del peligro que acechaba a sus espaldas. De cualquier modo, me pareció gracioso y despistado por su parte el no darse cuenta de que estaban siguiéndole, además de sentirme victorioso por mi efectivo sigilo. Debía estar más de diez pasos detrás de él, en ocasiones menos, y las veces que parecía que se iba a voltear trataba de esconderme tras cualquier coche o girarme justo después para que no reconociera mi rostro. Pero no fueron más que amagos, lo cierto era que nunca terminó de girarse del todo. El menor seguía caminando, empecé a temer que se alejara demasiado. ¿Cómo habría venido? ¿Pensaba coger un taxi para volver? Caminé a grandes zancadas, empezando a erradicar la distancia establecida entre ambos. El momento de tener la conversación era inminente, estaba cada vez más cerca de suceder al igual que yo estaba cada vez más cerca de Willy. Exhalé una bocanada de aire fresco, preparándome para el significativo suceso.

Recordaba con claridad lo acontecido la noche anterior, justo después de haber hecho acopio de toda mi fortaleza para alejarme de sus labios. Nos habíamos encontrado muy tarde, el viento soplaba tan fuerte sobre la espaciosa azotea que el pequeño estaba tiritando entre mis brazos. En aquel instante lo único que había deseado era seguir besándolo, pero mi sensatez me obligó a detenerme antes de que fuera demasiado tarde.-Willy.. debería irme.-Anuncié, justo después de haber suspendido el beso. Él pareció muy afectado, pero no expresó ninguna sorpresa.-Lo sabía.-Exclamó, muy disgustado. Contrariarle me resultó doloroso, no me molestaba tanto fastidiarme a mi mismo obligándome a contener mis ganas de besarle como me fastidiaba tener que joderle a él por mi indecisión. Debía aprender que no era el único implicado en nuestro idilio, y aunque Willy se librase de la pesada carga de engañar a su pareja.. no dejaba de afectarle indirectamente que fuera yo quien la tuviera. Intentaba ponerme en sus zapatos, y sabía que también me dolería mucho estar en su situación, pero aún así la prefería.. al menos eso no me convertiría en un traidor, en un cabrón, en un mal padre. Comprendía que quisiera seguir, puesto que yo también lo deseaba.. pero no lo haría sin pensarlo detenidamente antes, no a base de impulsos.-Tengo mucho en lo que pensar.-Le había murmurado, esperando que intentara entenderme. Pensaba que, el haber tomado la decisión de besarle, había sido suficiente demostración por el momento.-Ya, claro.-Se negó a razonar, cruzó los brazos y fue incapaz de mirarme a la cara por unos segundos. No podía culpar su cabezonería, yo le había mareado demasiadas veces y el menor solamente quería una respuesta más clara, algo que le hiciera sentirse seguro respecto a lo nuestro. ¡Y yo encantado se la daría, si la supiera! Volví a besarle los labios con mimo, mientras le acariciaba el brazo derecho para que la fricción le hiciera entrar en calor.-¿Qué pasa?.-Pregunté preocupado, tras comprobar que después de todo seguía de morros, aunque ahora con un ligero sonrojo extendiéndose por su rostro.-¿Será como siempre? ¿Harás como si esto no hubiera pasado y actuarás como si nada cuando vuelvas a verme?.-Sus dudas eran lógicas, la inseguridad que mostraba era un cultivo que yo mismo había sembrado. Pero no pude evitar sentirme algo decepcionado en aquel momento, me dolía que aquel beso no hubiera sido suficiente para él. Porque sí que era suficiente para que yo perdiera a mi pareja, era suficiente para convertirme en un despreciable e infiel traidor. De verdad me hubiera gustado quedarme con él, bajar a su habitación.. pero cuando pensaba en lo mucho que tenía que atormentarme la sinceridad de mis sentimientos, sabía que llegar más lejos solamente complicaría el proceso mental.-No, no.. para nada, te prometo que mañana nos veremos y hablaremos de esto.-Aseguré, mirándole atentamente a los ojos para que creyera lo que decía. Sus pequeñas pupilas centelleaban en la oscuridad, dudaba si era por rabia o alegría.-¿Porqué no ahora?.-Insistió con el mismo desdén, la característica indiferencia amorosa de sus palabras que haría pensar a cualquiera que ni nos llevábamos bien, Pero ya le conocía, y entendía que sus frías exigencias eran producto del miedo. Estaba asustado por mi culpa, porque temía que yo volviera a dejarle después de haber tenido otro acercamiento. ¿Cómo iba a tomar semejante decisión? Si había sido un beso increíble, la intensidad sobre sus labios eran los años que habíamos estado separados, las noches que le había extrañado y el tiempo juntos que habíamos perdido. Pudimos hacer desaparecer todas esas carencias solamente con un incontenible beso, que había sido mucho más que algo meramente físico. Pero de ninguna manera podríamos haber mantenido en ese instante una charla tan seria, el fervor del momento me habría impedido ser objetivo y consecuente, no quería decir cosas de las que luego me arrepentiría ni establecer promesas que sería incapaz de cumplir.-Porque no sabría que decir.-Simplifiqué, sintiéndome descompuesto por ser partícipe de una situación tan compleja. El silencio se asentó unos segundos entre nosotros, y entonces él me abrazó con fuerza. Todavía, después de todo, me costaba acostumbrarme a este tipo de gestos viniendo de Willy, a que tomara la iniciativa en cualquier situación física, pero me encantaba que así fuera. Me aferró contra su cuerpo, apretando la tela de mi abrigo entre sus dedos como si quisiera sujetarme para evitar que saliera huyendo de él. Y yo encantado dejaría que me retuviera toda la vida contra él, pero no podía permitirlo. Rodeé vacilante su esbelto cuerpo con un brazo y apoyé la mano del restante sobre sus oscuros cabellos, acariciándolos. Él escondió su rostro contra mi cuello, noté la punta de su nariz acariciándome la piel.-No te preocupes.-Le pedí pesaroso cuando suspiró. Rara vez desvelaba tal vulnerabilidad, y cuando lo hacía estallaba mi instinto protector. No es como si no supiera que él era sensible, pero estaba acostumbrado a que Willy fuera el más fuerte de ambos, siempre ajeno a los problemas e ignorando sin reparo todo cuanto le disgustaba. Tras un minuto abrazándonos en silencio, él se separó. Me miró impertérrito, aunque ya sabía que estaba obligándose a fingir indiferencia, era su mecanismo.-¿Nos vemos mañana?.-Cuestionó, mientras se aferraba la manta que tenía sobre los hombros para que una fuerte ráfaga de viento no se la arrebatara.-Sí, te iré a buscar.-Contesté al instante, aliviado por haber conseguido que comprendiera. Sujeté su mentón con los dedos y le robé un cálido beso en los labios.

Sensaciones Pasadas (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora