Capítulo 18

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Perdón por tardar taaaaaaaaaaaanto :'

PD: Wattpad me ha juntado todas las palabras, no sé porqué :/ El caso es que he tenido que separar todas una por una y creo que ya está bien, pero no estoy segura ;-; En el caso de que no sea así y se os haga muy molesto leerlo, podéis ir a mi tumblr (fanficsom) y leerla desde ahí, un beso :D 

-Narra Vegetta-


Comprobé que día del mes fue el último en ser tachado previo a trazar una cruz sobre el siguiente con un permanente plateado. Arrugué la nariz cuando me llegó un intenso olor a tinta. Mientras me preguntaba porqué no oficializaban el rotulador permanente como una droga más, dejé la mirada divagando sobre las hojas del calendario. Era oficial, habían pasado más de dos meses desde mi ruptura con Jessica. Los primeros días fueron más tristes y lentos que una balada romántica, pero después de comenzar a salir con Willy, el tiempo se accionó, más rápido que nunca. Me volqué en nuestra relación, aproveché que ya no éramos fugitivos contra el mundo, esconderse dejó de ser necesario y pudimos dejarnos ver en público en más de una ocasión.No lo negaría, al principio fue difícil y vergonzoso. Cuando tu pareja es del mismo sexo que tú, pasear cogidos de la mano es como salir a la calle vestido con un enorme disfraz. Al principio la gente te mira, notas sus pupilas atentas a tus pasos incluso más de lo que tú mismo lo estás. Aunque a medida que caminas te libras de su presencia, su mirada te sigue por la calle, cruza la carretera contigo y no desaparece de tu nuca hasta que estáis en sitios distintos. Claro que no todo el mundo es igual, hay unas personas más descaradas que otras. Pero todo el mundo te mira cuando paseas con un enorme disfraz puesto: Hay gente que piensa que estás haciendo el ridículo o burlándote de ellos, así que te miran mal. Después hay gente que cree que eres valiente por salir así, o que simplemente piensa que tu vestimenta mola, así que te mira pero te sonríe y saluda. Y después están los niños pequeños, que le preguntan a sus padres porqué demonios llevas puesto eso. Pues nuestra situación fue similar, sólo que portaba por disfraz mis sentimientos hacia el hombre que amaba, y con mi mano envolvía la suya y convertíamos en testigos de nuestra relación hasta a los adoquines de las calles.Ambos queríamos pasar desapercibidos, pero con el tiempo nos acostumbramos a ser observados, para bien o para mal, y dejó de ser algo que conseguía ponernos incómodos y lograr que nos soltáramos hasta llegar a casa. Al final uno aprende a convivir con el disfraz,y termina formando parte de tu propia piel. Dejé escapar un suspiro al reflexionar, me sentía un estorbo por seguir viviendo con ellos aún habiendo pasado tanto tiempo, esperaba que mi etapa temporal encasa de Willy fuera menos duradera. Me costó mucho encontrar un buen trabajo, aunque ahora lo tenía y llevaba tres semanas en él,esperaba que durara. Cualquiera de los habitantes del piso me mandaría a callar de escuchar mis pensamientos, puesto que no dejaban de repetirme que no era ninguna molestia. Y ciertamente la convivencia era buena, a veces caótica, pero sobretodo divertida.Veíamos juntos la televisión los sábados por la noche, Willy y yo nos quedábamos en casa mientras el resto salía y nos divertíamos cuando venían borrachos, sin apenas ser capaces de conseguir encajarlas llaves en la cerradura. Apostábamos cuando jugábamos a vídeojuegos, el que consiguiera volar más cabezas a las zombies era el que decidía la suerte del que volara menos. La tarde pasada yo había salido vencedor, por lo que había conseguido que Sebas corriera desnudo por la calle y que Eli preguntara al vecino de arriba si tenía una tiza para dibujar en el suelo el escenario de un ritual satánico. Y lo mejor, cada noche dormía con Willy, hablando como adultos y riendo como niños. Sólo cambiaría tres cosas:Anhelaba volver a tener un poco de intimidad, detestaba compartir el cuarto de baño con tres personas más y ninguno de los cuatro éramos buenos cocineros. Cerré el tapón del rotulador indeleble y lo arrojé sobre la encimera. La vida tiene caminos inciertos, un día estás esperando un hijo de tu novia y al otro estás en casa de tu novio, viviendo con sus amigos y tachando los días en un calendario con fotos de bomberos posando semidesnudos. El mes actual se cubría con un menudo chaleco rojo y presumía de tener una gran manguera.Cabía mencionar que aquel calendario había sido un mero estimulante visual hasta mi llegada, pues pese a tenerlo colgado en la cocina ninguno de ellos se molestaba en tachar los días a medida que pasaban. Yo tampoco solía hacerlo, hasta que el embarazo de Jessica se acercó cada vez más y quise tener constancia de cada día que pasaba, de sus fechas con el ginecólogo y de los días en los que había supuesto que ella daría a luz. Según sus predicciones sería dentro de poco, aunque eso nunca era del todo exacto. Tuve que insistir mucho a Jessica para que me permitiera acompañarla durante este proceso, presentándome en su casa todas las veces que fueron necesarias y sin permitirme fallar una sola vez, llegando siempre ala hora acordada o incluso antes y colmándola de todo tipo de necesidades. Después de todo era lo mínimo que se merecía.

Sensaciones Pasadas (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora