Epílogo

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-Narra Samuel-

~Unos años después~

Cogí una espátula para dar la vuelta hábilmente a la tortita por el lado que aún no se había dorado. Aunque no era del todo circular, la miré con cierto orgullo. Era la sexta vez aquella semana que intentaba preparar al pequeño Samuel unas tortitas para desayunar. Todas las anteriores desembocaron en un completo fracaso: Masa quemada, sartén quemada, tortita amorfa, cocina sucia e incluso dedos quemados.. esta era la excepción. Puede que estuviera algo deforme, pero parecía comestible, a diferencia de lo que ocurría con las anteriores. Una vez estuvo terminada deposité la tortita en el plato junto con sus otras cinco compañeras y puse a calentar un vaso de leche para acompañar. Desde la cocina escuché sus piernecitas moviéndose a toda prisa por el salón, por lo que salí a recibirle. En cuanto me vio atravesar el marco de la puerta, corrió en mi encuentro y le rodeé entre mis brazos, alzándolo del suelo aprovechando que aún era un niño pequeño y menudo.-Buenos días papá.-Murmuró adormilado, tenía los ojos castaños entrecerrados por el sueño, pero aún así albergaba energía juvenil como para correr una maratón.-Buenos días campeón.-Contesté, derrochando la dulzura que mi hijo me provocaba. Me fijé bien en su cabeza y fruncí el ceño mientras tanto, alisé con las manos su cabello negro, peinando los desaliñados mechones con los dedos.-¿Ya te has vuelto a despeinar? Mamá va a enfadarse.-Regañé risueño, pues la nueva pero recurrente manía de nuestro hijo era la de revolverse el cabello justo después de que se lo hubieran peinado. Él arrugó la nariz, como tenía por costumbre siempre que algo le molestaba.-¡No se lo digas!.-Pidió con voz chillona, para después mirar a su alrededor por si le habían escuchado. Esbocé una risotada y volví a dejarle en el suelo con cuidado.-No se lo diré, pero no lo hagas más.-Él me miró con desconfianza, con toda la seriedad que podía demostrar un niño vestido con una camiseta de dibujos animados.-¿Promesa?.-Preguntó, y entonces entendí que no desconfiaba de mí, sólo quería encontrar una buena excusa para hacer nuestro choque padre e hijo. Lo inventamos hacía ya dos semanas y le había causado tanta risa que ahora buscaba hacerlo por cualquier chorrada. Miré a derecha y después a izquierda, para terminar bajando la mirada hacia la suya.-Aquí no, puede ser peligroso.. mamá acecha.-Susurré teatralmente, consiguiendo hacer reír a mi hijo, el cual era uno de los mayores placeres de mi vida. Volví a meterme en la cocina, a hurtadillas para no hacer ningún ruido, y él imitó el movimiento. Solía hacerlo constantemente, me imitaba y cada vez que lo hacía me henchía de orgullo como padre. Una vez en la cocina hicimos nuestro choque, que era de lo más sencillo, un choque de palmas simple, seguido de uno de nudillos y culminábamos susurrando al unísono la palabra ''promesa''. El día que lo inventamos intenté que aprendiera uno más complejo, pero se trataba de un niño pequeño, así que ese fue el único que conseguí hacerle memorizar.-¿Qué estáis tramando esta vez?.-Oí que preguntó Jessica al escuchar nuestras risas. Volvimos al salón intentando disimular, ella se encontraba junto al sofá con los brazos en jarras.-Es cosa de hombres.-Declaré divertido, acercándome a la morena y depositando un beso suave en su mejilla. Ella sonrió mientras que negaba con la cabeza.-No tenéis remedio, siempre igual..-Murmuró, sin aparentar molestia en absoluto.-¿Vas a querer tortitas?.-Pregunté a Jessica, y nuestro hijo dio un respingo de felicidad al escuchar el nombre del desayuno. Ella volvió a negar.-Tengo mucha prisa, pero espero que la invitación se repita otro día.-Agregó con simpatía, dirigiéndose de nuevo a la puerta de la entrada, de donde acababa de aparecer. Afirmé mientras acompañaba a la morena hasta el pequeño porche que teníamos a la salida.-Está bien, te dejaré patidifusa con mi receta.-Comenté jocoso. En aquel momento un coche rojo hizo sonar el claxon desde la carretera, Jessica se giró hacia el vehículo y volvió a girarse hacia mí.-Bueno, tengo que irme Samuel. Pasaré a recoger al niño la semana que viene, pasadlo bien.-Una blanca sonrisa cordial fue lo último que vi antes de que se marchara. Volví a meterme en casa, algo congelado por el frío que hacía fuera, para toparme de lleno con alguien bajando por las escaleras. Willy bostezando abiertamente mientras se frotaba los ojos, visiblemente somnoliento, hasta parecer que en cualquier momento tropezaría y bajaría rodando los escalones restantes. Llevaba puesto un horroroso pijama de invierno, negro con rayas marrones, hacia el que yo sentía especial inquina, pues en reiteradas ocasiones le había dicho que parecía un pijama de señor mayor. Pero a Willy le gustaba, y mientras al cabezón le gustara el dichoso pijama se lo seguiría poniendo por hortera y mata pasiones que fuera la prenda. Se detuvo en el penúltimo escalón, olisqueando al aire.-¿Huele a tortitas?.-Resopló.-Me pregunto cuantas veces tienes que fracasar intentando prepararlas antes de entender que se te da mal.-Declaró desganado, pues tuvo que hacer de catador en todos mis intentos de cocinar aquel postre, hasta terminar por temer la llegada del desayuno.-¡Que no, tonto! Esta vez me han salido bien. Ve a probar una, en el caso de que Samuel no se las haya comido ya.-Comenté mirando hacia la cocina. Al oírnos nombrarle, mi hijo salió de la misma y caminó hacia donde nos encontrábamos. Se quedó mirando a ambos, revoloteando las pestañas.-¡Hola pequeño!.-Saludó Willy con más efusión de la cuenta, y se dobló poniendo las manos sobre sus rodillas para poder mirarle a la cara. Como siempre ocurría, Samuel se quedó mirando a Willy con excesiva timidez y seriedad, sin corresponder sus palabras. El ambiente se volvió incómodo una vez más, así que decidí terminar con ello.-Samu, coge tus cosas y ve a dejarlas en la habitación de arriba eh, y esta vez la ordenas, que cuando te fuiste la semana pasada tuvimos que recoger nosotros tus juguetes.-Reprendí amablemente, siempre lo hacía así, no me salía regañarle de otra manera.. era bastante blando como padre, a diferencia de como lo había sido el mío. El pequeño asintió, cogió su mochila verde del sofá y subió corriendo las escaleras. En cuanto dejamos de escuchar sus pasos, Willy suspiró.-Me detesta.-Protestó desalentado tras bajar los dos últimos escalones que conectaban un piso con el otro. Negué con un gesto.-No te detesta, sólo tienes que darle tiempo..-Hice una pequeña pausa intencionada.-para entender que eres un padrastro malo destruye hogares.-Terminé por decir. Aunque Willy tuviera la manía de pensar que nuestro hijo le odiaba, obviamente no era así, aún era muy pequeño, sólo sentía una especie de miedo ante su presencia.. como si fuera un extraño. Después de todo Willy había pasado fuera mucho tiempo.-Ja-já, que gracioso.. no hagas chistes con eso, tonto.-Se quejó entornando los ojos, aún tenía voz de recién levantado. Incapaz de seguir controlándome eché una mirada rápida hacia arriba para comprobar que Samuel seguía en su habitación y atraje a Willy hacia mi cuerpo.-Vale vale, lo que tú digas ¿No piensas darme un beso de buenos días?.-Pregunté impaciente, colocando los labios en posición. Él esbozó una sonrisa encantadora, que sólo acrecentó mis ganas de cerrarle la boca con un beso.-¿No te bastó con todo lo de anoche?.-Contestó en un susurro que pretendía evitar que Samuel pudiera oírnos, pero también funcionó para hacerme estremecer.-Ya es hora de que empieces a entender que mis ganas de ti son insaciables.-Respondí picarón, sonriendo también. Ambos dirigimos una última mirada a la escalera antes de fundirnos en un beso que comenzó siendo breve, pero se intensificó en cuestión de segundos. Con sus labios suaves y resbaladizos abalanzándose sobre los míos, le apreté contra mi cuerpo con vehemencia y entonces su lengua en principio tímida terminó por volverse extrovertida dentro de mi boca. Sólo oír un ruido procedente de la cocina provocó que se alejase, con el rostro ardiendo de calor.-¿Has puesto algo a calentar en el microondas?.-Preguntó, y puse los ojos en blanco.-Sí, pero que le den al microondas.-Exclamé cómico, dándole un beso rápido y acariciándole el brazo antes de dirigirme a la cocina, seguido de él. Mi relación con Willy había avanzado muchísimo con el transcurso de los años, tanto que me sentía rebosante de felicidad. Claramente, como era de esperar, manteníamos una relación más adulta y madura.. pero conservando nuestra esencia, nuestros juegos, nuestros piques inocentes. Por otro lado, mi relación con Jessica no era nada tirante, aunque entre ellos apenas se dirigieran la palabra, y estaba más que encantado con mi pequeño. Casi costaba creer que el día de su nacimiento, Willy me hubiera intentado hacer escoger entre ambos, pensando que sería capaz de desplazarlo. Pero las personas más importantes en mi vida eran mi familia, y Willy más que nadie formaba parte de ella. En principio me costó hacérselo entender, tuve que calmarle, tuve que demostrarle durante semanas después de haber nacido el niño que podía dedicarme a ambos sin tener que descuidar a nadie, sin tener que renunciar a un ser amado. Mas todo esfuerzo parece justo si lo que trae con él es conservar a tu lado a la persona que más influencia, cambio y emoción ha aportado a tu existencia. Willy me cambió, de todas las formas en las que es posible cambiar a alguien, desde el día que nos conocimos vía Twitter hasta la fecha. Me animó a conocer personas y lugares, gracias a él aprendí que incluso las despedidas traen con ellas un resquicio de alegría, que es la esperanza de un reencuentro. También aprendí que la vida no siempre sale según nuestros planes, ni nos trata como nosotros la tratamos, en ocasiones puede resultar terriblemente injusta, hasta desgarrarnos el alma. Aunque con perseverancia, y sobretodo, con valor, hay posibilidades de seguir adelante. Y que sencillamente los colores que componen una estación son más vivaces, la almohada más reconfortante, las carcajadas más profundas y la vida mucho más emocionante si eliges compartirla con la persona adecuada.

Así que estoy preparado para nuevas aventuras, junto a mi eterno compañero.

OFF

NO LEÁIS ESTO SI AÚN NO HABÉIS LEÍDO EL CAPÍTULO ANTERIOR Y EL EPÍLOGO!

Sobre si estáis contentos o no con el final.. no puedo hacer nada, sé que muchos esperabais un final triste así que alomejor estáis decepcionados de que no os haya roto los feels pero.. si esperabais que terminara mal, entonces os he sorprendido con este final ¡JÁ! Tomad. Es imposible que todos estén contentos, por mi parte no tengo nada en contra porque el final ya lo tenía pensado, lo que me ha causado problemas es escribirlo, pero pensarlo no porque nunca se empieza una historia sin saber como acabará ^^

Sinceramente.. es que sería absurdo que tuviera una segunda parte en la que terminan separados.. osea.. no sería imposible pero hacer que se reencuentren tras separarse para separarles otra vez, no sé, creo que sería predecible y hasta un poco absurder xD Así que me sorprende que tantos esperaseis que terminara mal. En serio! ¿Cómo va a permitir Vegetta que Willy se pire después de haber dejado a su novia embaraza por él? ¿Y cómo va a seguir Willy haciéndole elegir después de haberlo pensado fríamente? (Porque en ese momento ambos habían tenido un día muy largo y no era el momento de tener la ''charla'') ¿Y cómo iba a querer Jessica volver con Samu después de todo? Sabéis que intento pensar con lógica y.. después de todo lo que han pasado, esto me parecía lo más lógico. Pero me han sorprendido mucho las cosas ''predecibles'' que soléis decirme jajaja, como eso de esperar que Jessica se muriera o que el hijo no fuera de Vegetta para así solucionar el problema rápido y fácil, sin que ellos queden como los malos. No sé, siempre he visto raro eso, aunque muchos me lo habéis dicho.. >_< No lo habría llevado nunca por ese camino, a veces la gente buena hace daño a otra gente buena y queda como la mala, porque es imposible ser perfecto, o es eso o complacer a otros y joderte siendo infeliz. Era un poco el mensaje de esta segunda parte ^^

Hay cosas que no he dicho porque en mi opinión no pintaban nada en el epílogo y no quería alargarlo más de lo necesario. Cosas que han pasado en esos años, como lo que fue de los otros personajes, si jessica sale con alguien, que Willy consiguió un buen trabajo en otro país y estuvieron manteniendo una relación a distancia durante bastante tiempo..etc. POR ESO SI OS HA QUEDADO ALGUNA DUDA PREGUNTAD Y RESPONDERÉ, TENGO MUCHAS COSAS NO ESCRITAS PENSADAS.

Quizá suba un shot del pasado de Sebas o algo así, no Wigetta ¿os apetecería leer algo así?

Y por último quiero agradeceros el apoyo y los comentarios (se sentía youtuber) Leo absolutamente todos aunque no pueda responderlos porque son muchos, y me río bastante, sobretodo los que son puteando al microondas. (NO ME AGUANTÉ, TUVE QUE METERLO AL FINAL XDDDD) El anonsp me apostó que lo hiciera hace siglos por twitter, así que tuve que hacerlo xD Y eso, agradeceros las lecturas, comentarios, recomendaciones, dibujos, citaciones de frases, patatas, (?) todo ^^ <3 Espero que os haya gustado, y no hablo sólo del final. Un beso enorme.

<3

Atentamente, Obama.

Mentira, soy Fanfi.





Sensaciones Pasadas (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora