Capítulo 10

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-Narra Vegetta-

La estupefacción empezó a hacerme temer que no estuviera llegándome el aire a los pulmones. Durante los primeros segundos sentí una angustiosa asfixia, las manos del remordimiento rodeándome el cuello y estrangulando sin piedad. Me costaba creer que nos hubiera cazado, después de todo, la persona menos conveniente. Había pasado radicalmente de sentirme extasiado por la felicidad de su cariño, a quedarme helado por la súbita presencia de Sarai. Estaba tan bien con Willy.. apretándonos contra el otro lo físicamente posible e inhalando cada beso como si fuera aire. No podía creerme que ella hubiera interrumpido nuestro gran momento, que de habernos marchado un minuto antes.. nada hubiera sucedido. O quizá sí, habría sucedido algo maravilloso que llevaba demasiado tiempo esperando. La castaña lucía un corto vestido verde, que otorgaba una generosa vista de sus largas piernas. Me evocó recuerdos de un pasado en el que semejante visión me hubiera vuelto loco de deseo, y que en este instante me producía repugnancia. Sarai era simple apariencia, preciosa en el exterior pero poseedora de una personalidad despreciable. No era como Willy, él era hermoso por dentro y por fuera. Tenía una belleza real, imperfecta. La cólera inundó cada resquicio de mi cuerpo cuando reparé en la manera descarada en que estaba observándole. Los ojos jade de la castaña miraban a Willy como si fuera un ridículo juguete, divirtiéndose abiertamente debido a la vulnerabilidad de su desconcierto. La presencia del menor empezó a importunarme, aunque supiera que él era lo suficientemente inteligente para enfrentarse a Sarai si la conociera. Pero no sabía cómo era y prefería ahorrarle la desgracia que suponía conocerla. La forma descarada en que cada expresión de su rostro estaba destinada a burlarse de nuestro descuido, solamente aumentaba la irritación que su presencia siempre me provocaba.-Samuel, samuel.. el novio ideal.-Ironizó jovialmente, caminando hacia Willy mientras sonreía perversa. Recordé que hubo un tiempo en que tal sonrisa me parecía encantadora, uno de los mayores errores de mi juventud. Resultaba curioso e incómodo, que el mayor error estuviera ahora a unos pasos de mi mejor acierto. El menor estaba visiblemente incómodo, pero mantenía la mirada ferozmente hacia la fémina como si temiera que bajarla significara alguna clase de derrota. Al comprobar que ninguno la interrumpíamos, ella siguió con su molesto discurso.-¡Pobre Jessica! Estando embarazada..-Exclamó teatralmente, rodeando a Willy y analizándolo con la mirada como si fuera cualquier cosa menos una persona. Apreté los puños con fuerza, arañándome las palmas para contener la rabia que su intervención me estaba provocando. Quería hacerla callar, pero notaba la garganta paralizada por el miedo y la intimidación que su malintencionadas apariciones solían ocasionarme. Sarai, que me conocía más de lo que me gustaría, notó enseguida que su desconsideración hacia Willy estaba molestándome y decidió atacar por donde más me dolía.-Y pobre chico.. es el mismo de hace unos años ¿Verdad? Claro, Willy..-Masculló, consiguiendo que el otro alzara las cejas interrogante. Tuve la necesidad de interponerme físicamente entre ambos, pero fue un mero acto reflejo. Obviamente Willy no corría peligro físico alguno, y el gesto protector no podría evitar que las crueles palabras de Sarai me traspasaran el cuerpo para herir al menor.-Déjalo, Sarai.-Ordené severo. Sus ojos verdes se abrieron por la sorpresa, pues aunque solíamos discutir cuando nos encontrábamos, nunca alzaba la voz ni la trataba con tal grado despreciativo. Pero ella estaba buscándose que mi odio fuera en aumento, intentando herir a la persona que quería.-¿No fuiste tú quién lo dejaste?.-Me recriminó, fue como un puñal en el pecho. Me había molestado con este tema durante años. Sarai sabía lo de Willy y le gustaba demasiado recordarlo, las pocas veces en que nos encontrábamos disfrutaba insinuándome que debería contárselo a Jessica o cosas por el estilo. Ellas eran amigas desde la infancia, y aunque nosotros hubiéramos tenido una especie de relación amorosa en el pasado, eso no impidió que lo siguieran siendo. Jessica era demasiado buena para darse cuenta de su detestable personalidad, o para prescindir de una amistad tan duradera. Aún así ella sabía que nosotros no nos llevábamos bien, y por eso evitaba que nos encontráramos en lo máximo posible. Ya ni me invitaba cuando quedaba con ella, y aunque se vieran con frecuencia no solía traerla a casa, solamente tenía que soportarla en sus cumpleaños y demás eventos importantes. Nunca me había gustado que siguiera teniendo contacto con ella, pero tenía la esperanza de que en lo más profundo de su corazón, Jessica fuera realmente una amiga para Sarai. Pero eso ahora sería lo más inconveniente teniendo en cuenta que me había descubierto engañándola con alguien. ¿Porqué el mundo parecía estar confabulando en mi contra? Todo tenía que salirme mal, aún cuando lo único que intentaba por encima de todo era hacer las cosas bien. Malditas ironías del destino, jugando con nuestra felicidad como si fuéramos sus marionetas y riéndose de nuestras desgracias. El secreto peor guardado sería siempre el nuestro, dos veces enamorados y dos veces descubiertos. Tristemente éramos culpables de nuestra situación, pues embaucados por la compañía del otro habíamos olvidado por completo que no estábamos en el sitio idóneo. Nos habíamos sometido a las ganas de estar juntos, hallándonos solamente a metros de una celebración llena de personas. ¿Pero cómo era posible qué, teniendo él los labios sobre mi piel, pudiera pensar en otra cosa que no fueran sus besos? Difícilmente podría haberme concentrado en el resto del mundo, cuando su esbelto cuerpo había presionado el mío contra la hierba de una manera tan deliciosa.-Debe ser horrible que siempre te use cuando está aburrido..-Se lamentó la dulce voz de Sarai, dirigiendo su falsa compasión hacia el menor. Su cuerpo tenso dio un paso hacia la izquierda para dejar de estar oculto por el mío.-Debes saber que Samuel se cansa rápido de las compañías..-Añadió, aumentando mis ganas de estrangularla. El moreno se quedó callado, estaba claro que no sabía que decir en una situación como esta. Me dirigió una mirada interrogante, pero su rostro estaba impasible. Si las palabras de mi ex le hicieron sentir inseguro o triste, Willy tuvo la capacidad de disimularlo a la perfección. Ni un ápice de dolor se reflejó en su impertérrito rostro, ninguna expresión que le hiciera parecer débil. Pero yo le conocía más allá de sus creíbles actuaciones, y la seguridad con la que Sarai hablaba podría engañar a cualquier desconocido.-Willy, no la escuches. Vete a casa.-Me giré hacia él, dándole la espalda a Sarai. Sería mejor que se marchase, antes de que la estúpida embustera consiguiera hacerle dudar sobre mis sentimientos hacia él.-Tengo que ocuparme de esto.. no te preocupes, mañana hablaremos.-Coloqué las manos sobre sus hombros y mantuve el contacto visual, intentando transmitirle una seguridad de la cual en realidad carecía.-¿Tengo que dejarte solo en esto? Vegetta.. ella se lo dirá.-Respondió inseguro, desviando momentáneamente las pupilas hacia la castaña. Estaba muy poco convencido, pero sucediera lo que sucediera, no quería que él estuviera aquí para presenciarlo. Si Jessica se enteraba, el caos.. la culpabilidad, era una carga que no quería compartir con él.-Tranquilo, este es mi problema. Tú no tienes nada que ver en esto, no tienes porqué aguantar sus tonterías.-Me sentía tan seguro cuando nos mirábamos fijamente a los ojos, que casi había olvidado que ella estaba detrás nuestra.-No cuchicheas lo suficientemente bajo para que no se te oiga.-Exclamó en voz alta, consiguiendo que entornara los ojos por el cansancio. Si ella no fuera mujer, las cosas serían muy distintas. Por primera vez desde su llegada, Willy comentó algo respecto a Sarai, que consiguió hacerme sonreír frustrado.-Es odiosa.-Opinó sin reparos, sin molestarse en bajar el volumen de su voz, simplemente como si no estuviera presente justo detrás nuestra.-Lo sé.-Contesté, frotándole los hombros con los pulgares. Sarai estaba cansándose de esperarnos, la escuchaba quejarse de nosotros y amenazarme con volver a la carpa.-¿Entonces me voy?.-Preguntó él, seguramente tras notar que sus advertencias estaban haciéndome palidecer. Solamente de imaginarme a Sarai contando lo que había visto delante de Jessica, de mis suegros, de mis padres..-Sí, no te preocupes. Mándame un mensaje cuando llegues a casa, intentaré mantenerte informado.-Murmuré apacible, intentando aparentar calma aún cuando estuviera temblando por dentro. Volvió a mirarme dubitativo, deposité un fraternal beso sobre su frente, volví a pedirle que no siguiera preocupándose y finalmente se marchó.

Sensaciones Pasadas (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora