Capítulo 9

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-Narra Willy-

Asomé la cabeza por la ventanilla del coche y comprobé que habíamos llegado a nuestro destino. A juzgar por un inmenso cartel en el que figuraba el sitio que andábamos buscando, no nos habíamos equivocado. Cuando partimos aún brillaba el sol, pero ahora empezaba a anochecer aunque todavía fuera temprano. Típico del clima invernal. Tras un agobiante trayecto ansiaba abandonar el vehículo para así aspirar una bocanada de aire fresco.-Aquí es ¿Qué piensas hacer? ¿Te quedarás?.-Preguntó, deshaciéndose de sus gafas de sol y arrojándolas sin consideración alguna sobre el salpicadero. Era descuidado con las cosas, por eso no solía dejarle nada. Yo tenía el mentón apoyado sobre el cristal de la ventana entreabierta. Miré en dirección adónde suponía que debía ubicarse el gentío, mas no distinguí nada. Su incógnita fue un arma de doble filo. Me mataría de haberle obligado a traerme hasta aquí para después decidir no quedarme. Aún así me sumí en mis pensamientos. Una persona más sensata asumiría que había tomado una decisión precipitada. Aunque fuera impropio de mí, me había dejado guiar por el corazón desoyendo por completo la voz de mi razón.-Sí, supongo.-La incertidumbre en mi respuesta fue incuestionable. Sebas subió la ventanilla del coche, lo que me pilló completamente desprevenido. Tuve que alejarme sobresaltado para frustrar lo que pareció un intento de decapitación.-¿Qué haces imbécil? Avisa antes, podrías haberme hecho daño.-Repuse ofuscado. Me acaricié la garganta dónde me había presionado el borde del cristal al ascender. El rapado había apoyado con pasotismo su arremangado antebrazo sobre el volante. Sentí sus verdes ojos puestos sobre mi cuerpo, repasándolo con descaro.-¿Entonces me voy? No te voy a estar esperando más de media hora aquí, si me dejaras bajar contig..-Al oírle, me revolví en el asiento del copiloto. No evité interrumpirle antes de que dejara de hablar.-Ni hablar, no eres nada discreto.-Declaré tajante. Sebas ya había insistido en acompañarme, pero tal cosa sería horrible. Él lo estropearía todo, nos pondría en situaciones comprometidas y se deleitaría viéndonos incómodos. Coló la mano entre mis piernas, rozándome la ingle con cuatro de sus dedos y cogiéndome la piel.-Pues espero que sepas como agradecerme el haberte hecho de chófer.-Sugirió, enseñando su filosa dentadura con una desvergonzada sonrisa. Me rozó la entrepierna por encima de los vaqueros empleando su meñique, el único dedo que no estaba utilizando para envolverme la pierna. Arqueé una ceja cuando me aproximó el rostro. Desconocía si en otra época sus directas tácticas de seducción me habían provocado algo, pero sin duda ahora no lo hacían. En mi cabeza residía él, y quería que fueran solamente sus manos las encargadas de hacerme sentir placer.-Bastará con un gracias.-Le cogí la mano y la aparté inmediatamente de mi cuerpo. Él resopló y me miró tras haber entornado los ojos.-¿Cómo piensas volver?.-Cuestionó impaciente, haciendo tamborilear los dedos sobre el volante. No me lo había planteado antes, pero tampoco me preocupaba demasiado.-Da igual, me las apañaré.-Exclamé, asegurándome de que no me olvidaba del presente antes de bajar. Quité el seguro del coche y abrí la puerta.-Willy.. ten cuidado.-Me advirtió inesperadamente, esbocé una mueca de incredulidad.-¿Cuidado?.-Repetí curioso, con medio cuerpo ya fuera del vehículo. Fuera se notaba el frío, pero en cualquier caso era mejor que estar encerrado.-Venir aquí es lo más estúpido que has hecho en mucho tiempo, después de rechazarme.-Bufé al escucharle, saliendo del coche y dando un portazo para cerrar. Él me miró desde su asiento, sus dientes afilados dejaron de sonreír.-Sé lo que hago.-Dije vacilante. No fue del todo cierto, pero estaba harto de que me dijeran cosas simplemente porque ellos no comprendieran nuestra situación. Porque nadie más la comprendía, estábamos solos en el mundo, pero era suficiente con tener la comprensión del otro.-Pues vale, nos vemos en casa.-Añadió secamente. Ajustó el espejo retrovisor, giró el volante y el coche empezó a moverse.

Sensaciones Pasadas (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora