El yin y el yang.

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Neith y Elizabeth son amigos desde que Albert, padre de Elizabeth, les presentó y ella se escondió detrás de un árbol por nervios. A Neith le pareció demasiado tierna. Desde entonces Elizabeth vive para hacer sonreír a Neith y él vive para verle sonreír.

Neith adoraba a Elizabeth, así como se adora a la Luna, así como se adora una diosa. La amaba, solo que no del modo que el mundo esperaba que lo hiciera, él no estaba enamorado de su mejor amiga, ni lo estaría, simplemente amaba que ella diera todo por él sin esperar nada a cambio, amaba que le demostrara que era importante. Él solía pensar que Elizabeth era alguien demasiado fuerte, le admiraba por eso y a veces deseaba poder ser como ella incluso cuando se derrumbó por completo.

Elizabeth daba todo por ver una sonrisa por parte de su mejor amigo, ella giraba en torno a él, justamente como los planetas giran en torno al Sol, él era su Sol. Ella necesitaba ser fuerte, no por ella sino por Neith, ella bien sabía que si caía, Neith caería con ella y no quería herir a su mejor amigo, él era su alma gemela, y quien se le ama, nunca se le hace daño.

"—Effy, ¿recuerdas cuando teníamos 5 y decías que tu mamá no te quería? —ella asintió abrazada a él.

Dijiste que me querrías por ti y por ella.

Y lo hago —besó su frente."

Purple EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora