Canciones tristes y corazones vibrantes.

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El lago lo reflejaba en él, pero no de una manera real sino de una superficial, él mismo se sentía tan superficial.

Se dejó caer en el pasto junto a Elizabeth mirando el cielo, parecía que llovería pronto, pero de hecho no era de esa manera.

-Effy...-le llamó con los ojos cerrados.

-Ahora mismo no puedo hablar contigo, Neith -le dijo levantándose del suelo y caminó lejos de su mejor amigo.

-Ya te he dicho cuanto lo siento -le imitó yendo tras ella.

-¡Me mentiste! Jamás habías hecho eso -se enfrentó a él con el rostro rojo a causa del enojo.

-Fue porque...

-Fue por ella. Lo sé -se sentó de mala gana en el borde del lago.

-Tu querías que me hiciera su amigo, eso hice.

-Te pedí que te hicieras su amigo, nunca dije que te enamorarás de ella -torció la boca en una mueca.

-¿Y qué pasa si lo hice, Elizabeth? ¿Hay un problema si me enamoro? -su tono de voz era fuerte.

-No quiero que me dejes a un lado por una jodida chica. No tengo ningún problema con ella, en serio, pero si llegara a alejarte de mi, Neith...-negó con la cabeza mordiendo su labio inferior.

-Maldición -se sentó frente a ella y le tomó de la barbilla obligándole a mirarlo -Ningún ser en este mundo va a poder alejarme de ti nunca, Elizabeth. Hicimos una promesa, ¿recuerdas? -le enseñó el brazalete en su muñeca -Y yo nunca rompo una promesa.

Ella tragó en seco y dejó que su cabeza cayera sobre el hombro de su mejor amigo ocultando su rostro en el hueco entre su cuello y su hombro.

-Tengo miedo de perderte, Neith. Eres lo único que me tiene atascada aquí, si no hago nada es por ti, porque no quiero que te derrumbes conmigo, no quiero arrastrarte al infierno conmigo, pero si te perdiera, joder, creo que perdería la cabeza -susurró contra su cuello.

-Jamás vas a perderme, Effy, porque a donde tu vayas yo iré, nunca me apartare de tu lado, sólo cuando muera y te aseguro que eso no será por ahora -besó su sien tomando una de sus manos entre las suyas.

-¿Jamás? -murmuró con los ojos cerrados.

-Jamás, Effy -le sonrió aunque ella no pudiera verle.

-¿Estas enamorado de ella, Neith? ¿La quieres? -le miró a los ojos.

-No lo estoy y tampoco la quiero, es sólo que es linda y es diferente, algo que no se encuentra de seguido en este pueblo -contestó sincero y ella asintió lentamente.

-Vale, entonces... ¿por qué me mentiste?

-Ella me lo pidió, al principio no quise hacerlo, nunca quise engañarte, es más, es la primera vez que lo hago, pero no sé qué me paso, solamente lo hice y no hay cosa que lamente más, lo digo en serio.

-Esta bien -suspiró apartando la mirada -Pero no vuelvas a decir que no estas enamorado de ella, porque te estarías mintiendo -se levantó ajustándose a sí misma la chaqueta y se alejó dejando al rubio solo.

Neith enamorado. Vaya que eso era algo nuevo para ella, creo que era algo nuevo para todo el que lo conociera. Ella frunció el cejo y se quitó con rabia el cabello de la cara, seguía enojada por como le había mentido su mejor amigo.

Él era la persona en quien más confiaba en el universo y si él le fallaba, ¿qué podía esperar del resto de las personas?

El rubio nunca se había comportado de esa manera y que lo hiciera por una chica hacía que la sangre le hirviera, no de celos sino de rabia.

Purple EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora