Vacío.

273 42 15
                                    

Se sentó son las piernas cruzadas sobre el pasto esperando a que Neith llegará a su lado, cuando el rubio se sentó frente a ella le arrebató la mochila y comenzó a hurgar en ella, otro mal hábito de Elizabeth.

Su cabello, un poco más corto de lo normal, caía alrededor de su cara formando una cortina de color lila, Neith se acomodó dejando su cabeza sobre una de las piernas de su mejor amiga.

–¿Qué es esto? –le enseñó la cajetilla que guardaba en uno de los bolsillos de su mochila.

–Un paquete de cigarrillos.

–Sabes a lo que me refiero, Neith –él se volvió a sentar y la miró durante un rato– ¿Vas a decirme?

–¿Acaso no sacaste ya tus propias conclusiones?

–¿Hace cuánto?

–No lo sé, unas semanas, creo. No es la gran cosa, Effy.

–Ajá.

–¿Te vas a enojar? Creí que habíamos dejado atrás esa etapa donde te enojas conmigo por cada cosa que no te cuento cuando cumpliste 15, pero veo que no.

–Siempre va a enojarme que me ocultes cosas, me haces sentir insegura –guardó el paquete donde lo había encontrado.

–Effy, siempre te sientes insegura y no creo que se deba a mí.

–Agradezco que te encargues de recordármelo.

–Siempre te he dicho que tus debilidades son mis fortalezas –le sonrió logrando que ella riera.

–No entiendo como seguimos siendo mejores amigos –se recostó sobre el pasto usando su mochila como almohada, Neith se acomodó en su hombro.

–Estoy seguro de que se debe a mi encanto.

–Es porque eres un maldito.

–Me alegra saber que es lo que piensas de mí, ¿eh? –rieron.

–Jack va a irse a la universidad en unos días –contó cuando el silencio se había hecho dueño del lugar.

–¿Han hablado de lo que va a pasar entre ustedes?

–Él cree que lo mejor es terminar –suspiró.

–¿Y qué crees tú? –ella se giró a mirarlo dejando pocos centímetros de distancia entre sus rostros.

–Creo que... está bien –volvió su vista hacia el firmamento.

–¿Segura?

–No creo ser lo suficientemente buena para Jack, él merece a alguien que sólo tenga ojos para él, no a una estúpida niña indecisa.

–No creo que sea eso lo que él quiere escuchar.

–¿A qué te refieres?

–Vamos, Effy. Usa tu bonito cerebro; lo que está esperando Jack es que te decidas por él.

–No puedo atarlo.

–No lo estarías haciendo, Eff. Él necesita irse seguro de que sientes por él lo mismo que él siente por ti.

–Le estaría mintiendo, Neith –su voz tembló.

–¿Cómo estás tan segura si nunca has confirmado lo que sientes por Mattew? Quizás lo odias tanto que lo confundiste con amor.

–¿El odio te hace sentir bien, como si todo a tu alrededor fuera paz? Porque sí es así, entonces si que lo odio.

–¿En serio crees que sientes eso por él? Effy, quizás eso es lo que estás empeñada en creer. Quizás tu necesidad de arreglarlo es tan grande que crees quererlo.

Purple EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora