Fall Out Boy.

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—¿Qué pasa, Neith? Sé que no hablas mucho, pero ahora estás mudo —murmuró con gracia al ver que su amigo no había mencionado ni una sola palabra en todo el día.

Caminaban con destino al cine del pueblo, Neith tenía entrelazada una de sus manos con una de Elizabeth, sus ojos permanecían en sus pies. No quería contarle a Elizabeth lo ocurrido con Heather, sería incómodo, además sabía como era su mejor amiga y sabía que luego de que le contará no pararía de jugarle bromas a cada rato.

—Eh, Neith —le dio un leve apretón a su mano.

—Me gusta el de chocolate —respondió lo primero que se le vino a la cabeza causando que su amiga soltara una carcajada.

—Vale, que sabía que estabas distraído, pero no pensé que tanto.

—Lo siento —murmuró apenado.

—Está bien. ¿Me contarás que es lo que te pasa? —preguntó.

—No me pasa nada, Effy.

—Oh, claro. Sí a ti no te pasa nada me dejo crecer el cabello pelirrojo otra vez.

—No sería mala idea.

—Sería una pésima —sonrió con dulzura— Mejor vamos por los boletos —le haló de la mano hasta llegar frente a la taquilla.

Compraron los boletos y luego pasaron a comprar algo de comer. A esa hora el cine estaba completamente vacío, solo estaban ellos, avanzaron con los brazos llenos hasta la sala 4 y se sentaron en medio de la sala.

—Effy... —le llamó nervioso.

—¿Por fin me contaras? —se giró hacia él con una sonrisa.

—Me besé con Heather —su amiga lo miró con la cabeza ladeada como si no entendiera algo.

—¿Las besaste? —murmuró con el ceño fruncido— O, ¿ella te besó?

—¿Importa? —preguntó confundido. Esa no era la reacción que esperaba por parte de ella.

—La verdad... —vaciló— No. Sólo quería saber, digo, empezaran a salir, ¿no?

—¿Qué? Claro que no —se apresuró a contestar— No veo a Heather de esa forma. Fue sólo un beso y dudo que se vaya a repetir.

—Ouh. Es una lástima. En serio, los veía como pareja —dijo volviendo a sonreír.

—Claro —murmuró antes de llevar unas cuantas palomitas su boca.

La película fue chistosa y Elizabeth no paraba de aventar dulces y comida por todos lados sólo por diversión, cuando acabo la pelilila arrojó sus palomitas restantes hacia el techo provocando una lluvia de palomitas, Neith tomó su mano y salieron apurados de la sala aunque era obvio que sabrían que habían sido ellos puesto a que nadie más estaba en la sala 4 a las 18:35.

—¿Quieres que te lleve a casa? —le preguntó Neith. Ella asintió.

—¿Te quedaras a cenar?

—Sí, si quieres.

—Mamá no vendrá hasta mañana, me envió un mensaje. Me ha dejado acargo de Dylan.

—¿Los ha dejado solos hasta mañana? —trató de mostrarse sorprendido— La verdad no me sorprende, es Genevive.

—Ella parece confiar en mí —murmuró mirando sus botas—. O quizá solo parece que no le importamos.

—Effy... ustedes son todo lo que ella tiene, además son sus hijos, debe quererlos.

—Debe querernos —repitió— ¿Podemos pasar a comprar algo para Dylan? —cambió de tema.

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