— Se llama Rodrigo, tiene un hijo y no está casado, es viudo. — me cuenta mientras empiezo a comer. ¡Esto se pone bueno!
>> Madre e hija enamoradas al mismo tiempo. <<
¡Wuay! ¿no? ¿Pero qué cosas pienso?
—Ok lo quiero conocer pronto. Quiero ver si es buena gente y darle un buen ultimátum si te hace daño. —asiente sonriendo y eso me gusta.
Mi madre se merece ser feliz, darse otra oportunidad, conocer la vida, el hecho que tenga 41 años no quiere decir que no pueda disfrutar. Estoy súper contenta por ella.
Termino de desayunar y me preparo para ir a la escuela. Salgo de mi casa y siento un auto pitando, es Jaz. Voy hacia ella y abro la puerta de atrás.
— ¿Cómo amaneció la chica enamorada? —pregunta mientras me saluda.
— ¿Es así como das los buenos días? — me burlo de ella y el chófer pone el auto en marcha.
— A ti si. ¿Ya tienes pensando que ponerte para la cita de hoy?
Ahora que lo dice y lo pienso, no, no sé que me pondré.
— Nop. —sonrío mirándola.
— Me lo imaginé por eso te traje estos dos. Tu elije. Rojo como el color del amor, la pasión y el atrevimiento, o verde como la esperanza y el aburrimiento. —dice divertida mientras saca dos vestidos cortos de su mochila.
— ¿Que haría yo sin ti?
— Nada. — le tiro un beso.
No sé cuál ponerme, el rojo siempre lo usan y en cambio el verde, creo que el verde se me vería genial.
— El verde, tiene un corte que me gusta, se ve sexy. — el vestido es de tiras, tiene el corte v en una esquina de mi pierna derecha, creo que me quedara bien ajustado y marcará mi bello cuerpo, además no es tan corto.
>> Creo que se te está pegando lo de ser creída... <<—habla mi conciencia.
Si por culpa de Javier.
Guardo el vestido en mi mochila y el auto se detiene, nos bajamos y entramos a la escuela.
— Tienes que contarme todo con lujo y detalle después. — asiento con la cabeza.
Entramos al salón y no somos las primeras en llegar, hay más chicos y chicas, pero quién busco no está.
— No te preocupes seguro se le pegaron las sábanas. —se me sale una carcajada y toma asiento a mi lado.
— Eres mala Jaz. —entra el profesor al mismo tiempo que suena el timbre.
— Prepárate para una larga siesta. — cruza sus brazos y se apoya sobre la mesa.
Bufo y ya quiero que termine el segundo día. El profesor empieza a hablar pero es interrumpido por mi chico.
— Llega tarde señorito Delmón. —lo ignora y se sienta a mi izquierda.
Me mira y sonríe. Le arrojo un beso y decido atender no vaya hacer que mi profesor resabioso me castigue.
Este hombre tiene un arte para hacer que las personas se duerman, veo medio salón con la cabeza sobre la mesa.
Un papel cae sobre la mesa. Curiosa como siempre lo desenvuelvo y sonrío.
"¿Lista para una cita loca?"
Respondo:
"Nací lista, muñeco"
Se lo tiro, veo como lo lee y sonríe. Vuelve a escribir en él mientras que yo disimulo mirando hacia el profesor.
El papel cae en el suelo y lo cojo discretamente.
"¿Me estás robando el papel?"
Me carcajeo por dentro y niego con la cabeza.
"¿Yo? Incapaz"
Se lo tiro, escribe rápido y me lo lanza otra vez.
¿Recuerdas cuando me pusiste qué pobre de la que tuviera que aguantarme porque estaría jodida hasta el final de su existencia? y te respondí : Lo que ella no sabe es que está jodida desde que le empecé a escribir y a jugar con su mente. Me refería a ti, que irónico todo ¿no?
Suelto una pequeña risita por dentro y respondo:
" Pobre de mí entonces, pero correré el riesgo Sr. Delmón"
Le devuelvo el papel y observo como se carcajea. El profesor lo regaña pero él lo ignora como si no le hubiera dicho nada.
El día pasa rápido y mejor porque sino, estaría haciéndome la enferma para ir a casa. Lo sé soy mala pero ellos me aburren con tanto hableteo. En fin.
Ahora estoy con Jaz saliendo del último turno. Ya quiero ir a casa para perparme para mi cita.
— Em necesito tu ayuda en algo. — habla con maldad y la conozco, va a hacer una de las de ella.
Para mí suerte todos la respetan y no se meten ni con ella ni conmigo. Mi amiga puede ser bastante mala si se lo propone y yo como me gusta joder me apunto de vez en cuando a sus maldades.
— Habla ya ¿En qué te ayudo? — se detiene en uno de los casilleros.
— Ayúdame abrirlo y de lo otro me encargo yo. — me imagino que hará.
— Estás loca.
— Yo también te quiero Emili —me tira un beso y yo solo sonrío.
— Sabes que en las pelis abren las puertas con una presilla. —asiente. — Pues es lo que haré justo ahora.
— Y dices que yo estoy loca. —se burla y ruedo los ojos.
Cojo la presilla y la meto dentro del candado, trato de girarla y..
— Bingo. Ya está. — Jaz la abre, es de un chico el casillero.
— Pensé que tus bromas malas se las hacías a las chicas.
— Pues ya ves que no. Si quieres puedes irte yo haré el resto.
— Está bien pero algo me dice que lo haces por un chico en especial. Pero te dejo con tus locuras. —espeté dándome la vuelta rumbo hacia la salida de la escuela.
Siento unos brazos alrededor de mi estómago los cuales me cargan y me empiezan a dar vueltas.
— Me estoy mareando ¿Me bajas ya por favor? —me baja y me voltea rápido no me da tiempo a decir nada y me besa.
Me gusta cuando me besa.
Me gusta cuando me susurra y me eriza por completo.
Me gusta cuando me dice muñeca.
Me gusta cuando me tira papeles en clase.
Me gusta como me mira.
Me gusta su sonrisa.
Me gusta su forma de ser, misterioso y reservado.
Me gusta que sea así conmigo.
Me gusta que me escriba tarde.
Me gusta hablar con él.
Me gusta...
Adivinen este estúpido me gusta.
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Desvelando ÉL Misterio ✔
Historia CortaÉl conoce cada faceta de ella, y su mente se convierte en un laberinto que ansía perturbar. Ella, atrapada en la incertidumbre, siente una extraña curiosidad al contemplar la intrigante foto de perfil de un desconocido. Solo Emili se atrevería a r...