𝑻𝒉𝒆 𝑬𝒏𝒆𝒎𝒊𝒆𝒔 (𝑺𝒆𝒗𝒆𝒓𝒖𝒔 𝑺𝒏𝒂𝒑𝒆) Pt 1

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TERCER AÑO

NARRA SEVERUS:

Los días parecían largos, tanto que me agotaban. Hoy tenía clases de DCAO con la nueva profesora, que conveniente estar sentado solo y que su hija tome el asiento vacío. Ignorarla era fácil, no trata de hablarme y me parece perfecto.

—Buenos días a todos, seré su nueva profesora en DCAO como Dumbledore comunicó días antes. Yo soy Denise Grindelwald, pueden llamarme de las dos maneras. Lo importante para mi es que presten atención y cualquier duda me lo hacen saber. No me agradan los alumnos que no se comprometen al 100% en mi materia, soy muy exigente.

—¿Puedo preguntar cinco veces las cosas?—pregunta Sirius chistoso provocando que todos rían.

Grindelwald lo mira seria.

—Si se va a tomar a chiste mi clase Black, le costará la vida. Seré más exigente de lo que suelo ser por el simple hecho de haber considerado esto gracioso—dice caminando hasta él en forma intimidante.

Yo veía con cautela, su hija quería reírse pero no sería conveniente ahora.

—Lo siento profesora Grindelwald—dice Sirius de forma sumisa.

Potter que estaba de su lado trataba de aguantarse la risa.

—Lo mismo se aplicará para ti Potter, o para cualquiera que se ría. Hasta que yo decida, las clases serán así, harán los trabajos, prestarán atención y preguntarán.—dice por último mientras todos están en silencio.

Empieza a explicar, nadie emitía un sonido a menos que fuese pregunta o para responder a sus preguntas.

—¿Me prestas una hoja?—pregunta la chica de mi lado, T/N.

La ignore y esta me da un golpe en el hombro.

—No he traído más hojas, ¿me prestas una hoja por favor?—dice tratando de no llamar la atención.

—¿Por que debería de darte una? Probablemente la use.—conteste a lo que la fémina pone los ojos en blanco.

—Es solo una hoja, luego te la devolveré.—dice insistente.

—No.

—¿No? Es una simple hoja. Tienes como cuarenta.

—No tengo cuarenta.

—Estoy siendo irónica.

—Mira tú, no sabía.

—No puedo preguntar a los costados, me retará y no tengo ganas de...

—¡T/N! Estoy explicando, que tanto cuchicheas con tu compañero.—espeta su madre algo molesta.

Antes de que ella conteste, hablo.

—Me ha pedido una hoja—dije pasándole una.

¿Por qué hice eso?, pensé.

—La próxima traes más hojas en mi clase.—ordena a lo que su hija asiente.—Sigamos...

—Gracias, no la ibas a usar de todas formas.—dice copiando.

—Última vez que salvare tu pellejo—respondo antes de volver al silencio.

La clase siguió, hasta llego la hora de que termine. Todos guardando sus cosas. Yo tomo las mías y antes de que T/N pudiera dirigirme la palabra, salgo del salón. Sin mirar hacia atrás.
Pasaron algunos días, era la tarde, me encontraba en la biblioteca, leyendo claro. Pero mi paz es interrumpida por los merodeadores. Idiotas.