Demostrar el odio con insultos, palabras, gritos, golpes, mal de ojo. Todo es una simple tela que oculta el verdadero sentimiento. ¿Puede ser amor o simplemente un capricho por atención?
Ser nueva en Hogwarts no es un trabajo fácil, más cuando eres...
Ya era el día del baile. Se hacia en el Gran Comedor. Estaba decorado con dorado y negro. Esperaba a que Lyra, mi pareja, llegara. Llamo mi nombre detrás de mi. Bajo las escaleras con un vestido violeta puesto, le quedaba lindo. Al verme sonrió.
—Estas guapo—dice con una sonrisa—Hola Malfoy.
—Bianchi—responde Malfoy con una reverencia.
—Te queda bien el vestido—digo a lo que se sonroja y asiente.
—Lo se, es perfecto—me contesta Lyra.
—¿Has visto a Narcissa?—pregunta Malfoy
—Si, estaban detrás mío.
Al haberlo dicho vimos a Black y T/N bajar las escaleras. Narcissa con un vestido verde oscuro y T/N con uno rojo. Una hermosa obra de arte yendo en manos de otra persona.
—Te ves magnífica Narcissa—dice Lucius besando la mano de su pareja.
—Gracias Lucius—contesta con una sonrisa.
T/N parecía buscar a alguien con la mirada, pero luego conecta con los míos, inclinó levemente tu cabeza con una sonrisa. Lyra tomó mi corbata dulcemente provocando que T/N la mire con una ceja arqueada y luego a mi.
—¿Lo encontraste?—pregunta Narcissa.
—Si.—dice señalando detrás de mi.
Camino hasta donde estaba Potter. Pude notar que su vestido tenía abierto en la parte de atrás. Potter la abrazo acariciándola. Mis ganas de golpearlo crecían con cada segundo que lo hacía.
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Se separaron un poco pero no saco sus manos de encima. Paso delicadamente sus dedos sobre su espalda descubierta. Volví mi atención a mi grupo.
NARRA T/N:
Miro confundida a James.
—¿Que haces?—digo
—Ver si Snape miraba hacia aquí.—susurra James y dejó escapar un suspiro.
—¿Has visto lo linda que es?
—¿Bianchi?—interviene Sirius mientras le asiento—Si lo es. Pensaba invitarla, pero nuestro amigo me ganó de antemano.
—Aja.—digo molesta.
—No estés celosa, siempre serás la única a la que querré T/N—asegura Sirius.
Rodé los ojos y entramos al salón. Las decoraciones eran espectaculares, la luz perfecta. Bailamos y divertimos por un rato, la fiesta duraría hasta las 4 a.m. Sabia que con mirar una vez hacia Snape no pararía de ver. Dicho y hecho, mi cara repentinamente cambió al ver lo bien que lo pasaba con ella. Me hervía la sangre.