𝑻𝒉𝒆 𝑬𝒏𝒆𝒎𝒊𝒆𝒔 (𝑺𝒆𝒗𝒆𝒓𝒖𝒔 𝑺𝒏𝒂𝒑𝒆) Pt 1

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SEPTIMO AÑO:

NARRA T/N:

Nunca he pensado que un personaje secundario me irritara de una manera espeluznante; el señor Collins redacta en todas sus cartas argumentos, con demasiados rellenos, con el fin de decir que aparecerá en su casa u otra cosa. Tres días me ha tomado terminar "Orgullo y prejuicio", le confiaría todos mis bienes a Elizabeth o a Darcy. Me pareció pura coincidencia que tuviese el mismo apellido que mi madre, ella quedó igual de sorprendida que yo.

Tome otro libro, dejando en un costado el que recién acabe de terminar. Dos personas se sentaron frente a mi, los mire de reojo sin prestarles atención, parecía que me miraban fijamente, como si sus miradas me atravesarán.

—T/N—dice Narcissa.

La miro y luego a su acompañante, Lucius. Hice una mueca.

—¿Qué haces?—pregunta Cissy.

—¿Qué te parece que estoy haciendo?—digo moviendo el libro.—¿Necesitas algo, Black?

—En realidad si... me pregunto si es que tienes los apuntes de pociones del día de hoy.

—¿Le sucedió algo a tu mano que no has hecho nada?

—La distraje.—acota orgullosamente Lucius.

Volteo mis ojos.

—Busca a James, me los ha pedido para corroborar de que los suyos estuviesen en orden.—digo volviendo mi mirada hacia el libro.

—¡Hey, ven!—ordena Malfoy hacia alguien detrás mío.

Levante mi vista una vez más para encontrarmelo a Regulus.

—Ven siéntate.—habla Malfoy haciéndole lugar.

Narcissa señala el asiento que está junto a mi. Le dedico una mirada penetrante. Black no protestó y se sentó junto a mi.

—¿Haz leído la nota que te mande?—pregunta Cissy hacia Regulus.

—Si, pero no lo he podido conseguir. Mañana lo tendré.—contesta—Severus estaba buscando uno también.

—Como sea, cuando termines búscame así te daré tus apuntes.—habla rápidamente Cissy tomando la mano de Lucius.

Se levantan de golpe y se retiran, dejándome a solas con Regulus. Largue un suspiro y seguí con mi lectura. Su respiración parecía retumbar en toda la biblioteca, como si ese fuese el único sonido que se emite hasta que decidió hablar.

—¿Cómo te encuentras?—pregunta, se lo escuchaba tranquilo.

No conteste.

No moví un músculo.

Trague saliva y seguí leyendo.

Lo escuché suspirar.

—Oye, mira sé que no es de mi incumbencia...—empieza a hablar a lo que cierro con fuerza el libro.

—Tienes razón, no lo es.—contesto.

—Dejame opinar tan solo un poco ¿si?—insistió a lo que accedí—Él no lo hace con mala intención, simplemente hay que entender la situación.

—¿Qué situación?—digo con voz seca.

Le llevo un tiempo responderme.

—No puedo decirlo.

¿Qué demonios?

—Debo irme.—digo fríamente mientras recojo mis libros.

—T/N—llama a lo que bufo y me obliga a sentarme de manera gentil.—Solo trata de entender—habla.