Capítulo 11: Una Mirada Inocente

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El plan había salido tal y como quiso, en sus manos llevaba a la hija del capitán américa y la Viuda Negra.

Con las yemas de sus dedos acarició levemente su rostro, después de varias horas había logrado dormirla.

—Soldier —había llamado a Bucky. —Hazte cargo de la niña, ella será tu prioridad a partir de ahora.

El soldado asintió, para después tomar a la niña en brazos y llevársela de ahí. Zemo se masajeo la cien para liberar la tensión en su cuerpo.

Hasta ahora la mocosa pareció no darle ninguna molestia, se podría decir que era una niña muy tranquila.

—Mocosa con suerte —había expresado.

Había sido todo un logro haber raptado a la hija del Capitán América, quien hubiese pensado que seria así de fácil.

Ahora lo que quedaba por hacer era esperar, esperar el momento adecuado en el que se mataran unos a otros, que estuvieran inestables para dar el golpe de gracia.

—Espero que con esto aprendan a no jugar con cosas que no comprenden —decía mientras su mirada se posaba frente a la pantalla del televisor. Aquel donde reportaban el incidente en la base de los vengadores.

Mientras Zemo estaba entretenido repasando la siguiente parte de su plan. Bucky fungía como perro guardián en la habitación que había sido asignada para vigilar a la niña.

Se encontraba sentado en una esquina, sin ningún tipo de expresión, su mirada entonces reparo en la pequeño bulto que tenia a tan solo unos metros de distancia, el pecho subía y bajaba de manera lenta, la pequeña dormía.

—¡¿COMO QUE SOLO LOGRARON ENCONTRAR A DOS PERSONAS?!—cuestionaba Natasha a los oficiales a cargo de la búsqueda. —Tiene que ser un error, en este edificio habitaban tres personas.

—Señorita Romanoff, ya le explicamos que solo había dos en el edificio. ¿Por que no lo entiende?

—¡Eso no es verdad! Ustedes no están haciendo bien su labor, son unos incompetentes. Ya vi que no podemos contar con inútiles como ustedes —había expresado llena de rabia. —Si nadie va a hacer nada, pues entonces lo hare por mi cuenta, y ningún alto mando como el gobierno y un par de inútiles me van a detener.

Romanoff estaba dispuesta a llegar al fondo de esto y nada la iba a detener, porque primero estaba la seguridad y bienestar de su hija antes que las inútiles reglas e ideales del gobierno americano.

Los americanos no conocían hasta donde podían llegar los rusos y menos una asesina.

—¿Alguna novedad?—cuestiono la rusa a la persona en la que mas confiaba: su esposo.

—Seguimos en las mismas —respondió el Cap levantándose de su asiento del hospital —Wanda no tiene heridas tan graves, solo un par de raspones y un golpe en la cabeza. Pero Pietro.

El joven velocista se encontraba en una de las areas medicas del hospital totalmente inconsciente, había perdido mucha sangre y debido a los escombros del lugar estaba muy mal herido. Sin embargo gracias al sistema regeneración de la doctora Helen habían logrado curar todas sus heridas.

Solo estaban esperando a que el joven de cabello plateado despertara y pudiera dar un veredicto.

Pietro despertó sumamente aturdido, la cabeza le dolía horrores y no dejaba de cuestionarse que había sucedido.

—¿Donde estoy?—su voz se encontraba reseca.

Intentó moverse pero la punzada en el abdomen lo hizo doblegarse, lo más razonable que pudo hacer por el momento fue quedarse ahí.

What If: Pre-Civil War (Romanogers) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora