GioMis Flufftober 2021

Día 5: Cafetería

(AU)

Ese día estaba pasando horriblemente lento, quería irse ya a su casa pero su doble turno a penas había comenzado. Se supone que él debía salir de trabajar hace media hora, sin embargo Narancia le pidió que cubriera su turno pues debido a su bajo desempeño académico debía hacer un examen de recuperación a la mañana siguiente y su padre le habían amenazado de que debía estudiar toda la tarde para presentarse preparado a su examen.

Mista odiaba el turno de la tarde, él pedía el de la mañana para estar libre el resto del día y noche y así poder salir a divertirse o descansar, pero él era un buen amigo y ayudaría a Narancia con esto.

El local estaba casi vacío, solo había una pareja de adolescentes y una chica. No es que disfrutase el trabajo pero era mejor que hacer nada, tenía prohibido usar su teléfono y los libros disponibles eran solo para los clientes, no para los empleados. Suspiró cansado y se dedicó a ver a la gente pasar por fuera del local.

El tiempo seguía pasando lento y horrible, estuvo casi dos horas sin atender ni hacer nada más que recoger la basura de las mesas donde habían estado los clientes anteriores que hace un tiempo se habían ido. Sus párpados estaban cerrandose hasta que escuchó la campanilla de la puerta sonar, finalmente un cliente, con suerte alguien que daría una deliciosa propina.

Dirigió su vista al cliente recién llegado y en ese momento su canción favorita de The Carpenters cobró mucho sentido. Un joven rubio y de brillantes ojos azules con una pizca de verde caminaba hacia él mientras miraba la pantalla de su celular, casi podía ver un aura de brillos y un coro angelical mientras lo veía avanzar en cámara lenta. Bien, oficialmente era un idiota sufriendo de amor a primera vista.

— Buenas tardes. — Habló el chico aún con su atención a su teléfono, quizás leyendo un mensaje. — Lo de siempre. — Mista salió de su trance al escuchar lo que pidió.

— Disculpa, yo no suelo trabajar en este turno, así que no conozco a los clientes habituales de la tarde. —

El rubio levantó la vista de su celular y observó a Mista.

— Disculpa, estoy tan acostumbrado a que me atienda tu compañero, el que parece que comió diez kilos de azúcar. — Estaba seguro que eso fue una broma pero su rostro neutro le hacía dudar de ello.

— ¿Narancia? Sí, demasiada energía para un enano como él. — La pequeña sonrisa que le dio el rubio le hizo sentir una flecha más en su corazón. — ¿Cuál será su pedido? —

— Quiero un mocca grande con vainilla, chocolate extra y una rebanada de pastel suizo con fresas, para comer aquí. — Nuevamente volvió su atención a su teléfono tecleando algo.

— Bien, en un momento estará listo. ¿Cuál es su nombre? — Y rayos que Mista quería saber su nombre, no solo para hacer la entrega, sino porque le debía dar nombre al nuevo motivo de sus futuros suspiros de enamorados.

— Giorno. — Respondió y después de eso fue a sentarse en una mesa que justo quedaba frente a Mista, sin embargo Giorno no lo veía, toda su atención estaba totalmente en la pantalla de su teléfono que le arruinaba a Mista la oportunidad de seguir viendo su bonito rostro pues el aparato se lo tapaba.

"Giorno", un nombre bonito para un chico bonito, sin duda una manera acertada de describirlo sería decir que era tan brillante como el día. Oh genial, ahora Mista estaba pensando cursis frases de amor. Se dedicó a preparar el mocca de su atractivo cliente e ir por una de las rebanadas de pastel, el más fresco y reciente que el repostero había hecho. Después de tener el pedido en el mostrador tomó el plumón de color rosa -el mismo color que la ropa de Giorno- y escribió su nombre lo más perfecto posible, nada comparado a la forma en como escribía los nombres de los otros clientes a veces con errores ortográficos hechos intencionalmente.