Día 18: Abrazo

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Mista admiraba muchas cosas de Giorno y si le preguntaban cuáles eran, podía dar una lista larga de todo eso. Para comenzar, su determinación, aquella que le dio fuerzas para conseguir estar hasta este punto. Ante la situación más difícil, Giorno nunca dudó, ni siquiera si debía hacerse daño a sí mismo -olvidó la cantidad veces que lo vio arrancarse sus propios brazos- y pese al dolor que podía imaginar sentía Giorno, estaba dispuesto a tomar la mínima oportunidad sin importar que las posibilidades estuvieran en su contra.

Otra cosa que le admiraba era su sentido de justicia. Giorno no era un Santo ni un Juez, no daba sentencia a nadie de blanco y negro, siempre podía ver el gris donde lo había. Por este motivo es que Giorno dirigía Passione, era la persona indicada para hacerlo, sabía cuándo ser misericordioso y cuando tirar de la cuerda para acabar con una vida que no valía nada al mundo. Sabía que existían las segundas oportunidades y la fuerza de voluntad humana para hacer un cambio.

Y una de las cosas que más le encantaban a Mista de Giorno era el corazón valiente del chico dorado. No retrocedía, nunca lo había hecho y posiblemente nunca lo haría, no había nada que lo hiciera flaquear, nada que pudiese derribar su espíritu, nunca mostró ni un solo gramo de temor en él, pensó que ningún héroe ficticio ni deidad mitológica con miles de historias de valentía se comparaban a lo que es Giorno.

Mista admiraba y amaba a Giorno tanto que estaría dispuesto a dar su vida si se lo pedía, sin embargo, sabía que Giorno no lo haría, pues en palabras del Don, Mista era parte de su sueño y no tenerlo sería dejar incompleto el deseo más profundo de su alma.

Oh, Mista estaba tan enamorado de Giorno como Giorno lo estaba de Mista y quería demostrarlo, sentados en el sofá de la sala de estar, llenando de besos el rostro y la manos de su precioso ser divino que había descendido del cielo para permitirle tener un paraíso en la Tierra. Eran una pareja de novios inexpertos, Mista era el primero de Giorno y en cuanto a Mista, si bien ya había tenido novias antes, nunca se había enamorado. Su relación era tan fresca como los rosales recién florecidos del jardín y querían darse el lujo de disfrutar lento.

Mientras depositaba besos por todo el rostro de Giorno, Mista se deleitaba con la suave risa que salía de sus labios, era como la más perfecta de las sinfonías nunca antes compuestas y él era el músico que tocaba ese fino instrumento.

— Guido, nos van a ver. — Dijo Giorno entre risas, aunque en realidad no le importaba.

— No es mi culpa que mi novio sea el más hermoso. — Respondió el pistolero ahora besando el dorso de la mano derecha de Giorno, era tan suave y las manchas de sangre invisibles. — Me provocas tanto besarte, podría hacerlo toda mi vida y no tendría suficiente. — Depositó un nuevo beso en la nariz del rubio.

— Ugh, son asquerosos. — Dijo Narancia que bajaba de las escaleras acomodado del resto del equipo, todos con ropa diferente a sus habituales prendas, se veían frescos y listos para una fiesta. — Hey, Trish encontró un lugar genial y vamos a ir, ¿vienen? —

— Me encantaría ir, pero... —

— No-oh. — Completó Mista. — Giogio ha trabajado muy duro toda la semana sin descanso y merece una noche tranquila. — Abrazó al menor por los hombros.

— E imaginó que te quedarás también. — Dijo Abbacchio quien terminó de bajar las escaleras sosteniendo a Bucciarati de la cadera, era inusual verlos a ambos con el cabello recogido.

— Por supuesto, mi trabajo es estar con Giogio y cuidarlo. — Giró a su novio para verlo de frente. — Y justo ahora está siendo atacado por un monstruo de besos. — Nuevamente volvió a depositar pequeños y rápidos besos por todo el rostro de Giorno quien divertido aceptaba la cursi muestra de afecto de su pareja, algo interesante de ver considerando que Mista es el sicario personal del jefe de la mafia.

GioMis Flufftober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora