GioMis Flufftober 2021

Día 19: Compartir hobbies

Giorno suspiró molesto, odiaba los días libres, nunca tenía nada que hacer para relajarse mientras que el trabajo estuviera ahí esperando a ser completado, aunque sincera este parecía no tener fin. Aún así, prefería eso, le gustaba tener algo en que entretener su mente, en especial si eso de alguna manera ayudaba a mejorar algún aspecto del entorno que quería salvar. Lo hacía bien y le gustaba ver el fruto de su esfuerzo, podría decir que era perfeccionista en eso.

Por desgracia, desde que tomó el mando de Passione, estuvo día y noche trabajando en ello, a él no le molestaba, pero al resto de su equipo sí, porque si el jefe trabaja, ellos también trabajan. Eran conciente del peso, de lo que tendrían que hacer y no renunciarían incluso si sus cuerpos agonizaban, pero eran personas y las personas se cansan. Debido a esto, hace un par de meses, Bucciarati había ordenado, no con esa voz de Capo que no le hacía ni temblar, sino con un tono diferente, autoritario e incuestionable, que debían tener al menos una vez a la semana un día libre. Giorno por su puesto no quería obedecer, pero ni siquiera él con GER de su lado, podría negarse a la orden del lado más paternal de Bucciarati, tenía poder incluso sobre el jefe.

En sus manos tenía un libro, uno que había comenzado hace mucho y que dejó a la mitad, lo inició a leer porque debía hacer un ensayo sobre el libro para su clase de literatura, dicho trabajo tenía como fecha límite el mismo día que tomó el poder de Passione. Volver a la escuela ya no era una opción, no era seguro para sus compañeros y profesores, además debido a las faltas de medio año escolar, seguramente ya estaba dado de baja.

Sentado en el sofá, recto y con sus piernas cruzadas, trataba de concentrarse en la lectura, aunque había sido encargada para una tarea, le había gustado la historia, un mundo donde una enfermedad misteriosa dejaba a todos ciegos y el caos era el nuevo gobierno, bastante apocalíptico y dramático, algo que le gustaba. Pero no podía, por más que lo intentaba no podía concentrarse en la desesperación de la protagonista, la única con visión en un mundo de ciegos. Su mente no dejaba de repetirle todo el trabajo que tenía pendiente y que se acumularía mientras estuviese ahí sentado, leía una y otra vez el mismo párrafo sin entender debido a su falta de concentración.

Con un gruñido de frustración puso el separador en la página donde se quedó y cerró el libro para dejarlo a su lado en el sofá, posiblemente nunca lo pueda terminar si el trabajo tampoco se termina, o al menos se reduce lo suficiente para que no invada el cincuenta por ciento de su cerebro, el otro cincuenta por ciento era habitado por un atractivo hombre de ojos obsidiana con el que tenía un fuerte enamoramiento del cual ya todo el mundo era conciente.

Y hablando del Rey de Roma, Mista salió de la cocina apareciendo en su campo de visón y dirigiéndose atrás del sofá para ver a Giorno sobre el hombro de este y el libro abandonado, quizás se lo pida prestado, Giorno sabía que Mista era un lector recurrente y que la noche anterior terminó una novela romántica que había comenzado a leer esa semana, lo sabía porque durante el desayuno solo habló de ello.

— ¿Por qué esa cara de desprecio a la vida? — Preguntó Mista mirando fijamente al rubio.

— Tener un día libre es inútil cuando hay mucho por hacer, ni siquiera puedo descansar. — Respondió cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

— Necesitas relajarte un poco, el trabajo te terminará matando. — Se lanzó hacía él sofá sentándose del otro extremo. — ¿Por qué no me acompañas? Estaba a punto de salir y practicar un poco mis tiros. — Giorno lo miró confundido y elevando una ceja.

— ¿Por qué? Tienes a los Pistols, literalmente puedes guiar las balas a tu voluntad. —

— Cierto, cierto. — Rodeó los hombros de Giorno con su brazo. — Pero nos hemos topado con enemigos con habilidades extrañas, quizás algún día alguno logre impedir que usemos nuestro Stand, quiero estar preparado. —