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Luego de veinte cambios de outfit, HyunJin decidió quedarse con unos jeans cómodos y una camiseta lisa de Polo, tampoco quería lucir tan desesperado por verse bien frente a JeongIn.

Tomó una mascarilla y lentes, con sus manos algo temblorosas y salió.

—Buenos días —escuchó a sus espaldas, pronto tuvo a JeongIn caminando a su lado.

—Hey, hola —sonrió.

—¿Listo para conocer París?

—Por supuesto, pero necesito energías antes —se encaminó para el desayunador.

—Oh, no, ahí no.

JeongIn tomó la muñeca de HyunJin y lo arrastró hasta la salida, donde ya su chófer le esperaba con vehículo para ellos.

—¿YoungJae sabe de esto, señor Yang? —preguntó, abriéndoles la puerta.

—Tú sólo conduce, ¿Sí? —le guiñó un ojo e ingresó.

Una vez dentro, y ya dirigiéndose al misterioso destino, JeongIn pudo notar a HyunJin algo callado.

Nervioso, ¿Tal vez?

Él también lo estaba, de ser así, entre ellos había una vibra y jamás podría negarlo. Claro que tenían algo. Sólo les tocaba descubrir qué.

—Muy raro de ti que estés callado.

—¿Ahora me conoces? —volteó a verlo, divertido.

—No, sino que siempre tienes algo para decir.

—Veamos... muero de hambre.

Rodó sus ojos. —Ya casi llegamos.

En silencio, e intentando que el menor no lo note, HyunJin escribió un par de cosas en su libreta.

Todo era válido, todo podría servirle de inspiración.

Y tras unos minutos más de viaje, parecía ser que habían llegado.

—Primera parada —dijo JeongIn, dejándole salir y luego cerrando la puerta. —Un típico café parisino, te encantará.

Sonrió, asintiendo, y ambos ingresaron al lugar.

Bastante modesto, bien amueblado, ni tan grande ni tan pequeño, una cafetería muy habitual seguramente, para las personas del alrededor.

No se sentía extravagante, sino propio, auténtico. Quizás JeongIn buscaba mostrarle ese lado de Francia.

Luego de ordenar, el mismo apoyó sus codos en la mesa y su rostro en sus manos.

—¿Te gusta?

—Es muy bonito —seguía prestando atención a los detalles. —Buena elección.

—Acostumbro a venir aquí cuando todo esto de la fama y agendas apretadas me abruma —se enderezó. —Me ayuda a recordar que existe una normalidad y me hace sentir así... normal.

—Eso es lindo —sonrió. —Lo he sentido, y, creo que aquellas cosas que nos devuelven los pies a la tierra, son de lo mejor que hay.

—Estoy de acuerdo.

Se había generado un pequeño silencio, que JeongIn usó para contestar un par de mensajes y controlar que no haya nada de rubor en su rostro.

HyunJin lo veía naturalmente, sus facciones, forma de vestir y actuar. Admitía que le parecía muy atractivo.

Y sobretodo pasaba un buen rato junto a él. Ansiaba conocerlo más.

Era buena señal que incluso el silencio se sentía bien y nada incómodo.

𝑾𝑨𝑺𝑻𝑬 ─hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora