VI

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Mientras subían las escaleras, más arrepentido comenzaba a sentirse Seok, ¿Era buena idea hacer eso? Aunque también se preguntaba ¿Acaso tenía otra elección?

— Jihyun estará arriba, ustedes esperarán afuera y vigilarán la puerta. Si alguien se acerca le dirán que son mis guardaespaldas y que mi padre los contrato. El resto lo haremos Liheon y yo. — explicó mientras caminaban, sin apartar su vista del frente.

— Bien. — respondió Hyuk.

Al llegar a la puerta de la habitación, el pelinegro simplemente entró.

— ¡Ya llegué Jihyun! — gritó.

El nombrado salió del baño. En su cuello llevaba una toalla, estaba secando su cabello.

— ¡Seokkie! — dijo alegremente, abalanzandose sobre el mayor.

— Jihyunnie. — respondió suavemente.

— Me alegra mucho verte. — dijo mientras posaba sus manos alrededor del cuello del más alto.

— A mi también, lindo. — respondió, posando sus grandes manos en la pequeña cintura del cenizo.

— Extraño la época en que salíamos sabes. — respondió, pegandose más y más al contrario.

— No comprendo porque dejamos de hacerlo. — respondió, acercando su rostro hacia el del opuesto.

— No viste en mi lo que yo en ti. — respondió. — Pero quizás ahora sí lo ves. — dijo a escasos centímetros de sus labios.

Del otro lado de la puerta, un castaño se estaba golpeando mentalmente. Quería entrar e interrumpir aquella escena que le estaba molestando demasiado. Mihyuk notó esto, él ya sabía que pasaba y trataba de controlar a Jongsuk.

— Arruinarás todo Lee, ya cálmate. — susurró con algo de enojo.

El más alto simplemente soltó un bufido y se calmó un poco.

Volvieron su atención a la habitación.

— Quizás, ahora lo veo en alguien más. — susurró rozando los labios ajenos.

— ¿Qué? — preguntó alejandose levemente, con confusión.

— Lo que oíste, ¡Ahora Liheon! — dijo, dejando de susurrar.

Dicho esto, el rubio salió de debajo de la cama y clavó una aguja en el brazo del cenizo. Este no logro gritar debido a que el de cabellos negros tapo su boca.
En pocos segundos Yu, estaba desmayado.

Mihyuk y Jongsuk entraron rápidamente a la habitación.

— ¿Ya nos vamos? — preguntó el castaño.

— Si. — asintió Heon.

Salieron de la casa con éxito, después de todo no había seguridad. Era la fiesta del joven Leejin, ¿Qué podía salir mal?

Al llegar al auto todos subieron rápidamente y el de cabellos rojos arrancó, comenzando a manejar rápidamente. Se sentía como una persecución, la adrenalina se apoderaba de ellos.

El pelinegro pensaba en que no era una sensación tan mala después de todo.

Al llegar a la casa en mitad del bosque, bajaron al secuestrado y lo ingresaron a la casa, para luego atarlo en una silla.

— Bien hecho chicos. — los felicitó Lee.

— Fue una misión tan fácil y divertida. — comentó el rubio.

— ¡No sabes los nervios que me dieron estar rodeado de gente con tanto dinero! — respondió el de cabellos rojos.

— ¿A ti qué te pareció la misión, Shinseok? — preguntó el mayor de todos.

¿Es correcto amarte? | Lee Jong SukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora