XV

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Al llegar a la nombrada reiteradas veces fiesta, los jóvenes adultos bajaron de su vehículo y fueron directamente a la entrada de aquel salón en el que se realizaría la anteriormente dicha festividad.

— ¿Quienes son ustedes, jóvenes? — preguntó educadamente el sujeto de la entrada.

— Buenas noches, soy Kim Shinseok, creo estar en la lista. Ellos son mis acompañantes. — habló con la misma cantidad de modales, el de cabellos oscuros.

— Oh, ya veo. Pase por aquí, joven Kim. — dijo haciéndose a un lado, permitiendo que los cuatro individuos entren en aquel lugar.

— Aquí nos estaremos separando. Tengan cuidado y no llamen mucho la atención, cualquier cosa los estaré oyendo por los auriculares. ¿Entendido? — habló el de mayor estatura, recibiendo un asentimiento de parte de los tres restantes.

Dicho esto los cuatro adultos se separaron, cada uno yendo a una zona diferente.

— Zona sugar daddy encontrada. — habló por el micrófono el de menor altura.

— Está en la zona de adultos mayores. — dijo el de cabellos color carmesí.

— Perfecto. — susurró el menor.

— Ya estoy en la zona de baile. — está vez habló Suk.

— Estoy en las mesas, desde aquí puedo ver todos los sitios del lugar. — habló el de cabello negro.

— Bien, que comience el plan. — dijeron los cuatro al mismo tiempo.

Cada uno trataba de cumplir estrictamente con su rol. Ninguno quería decepcionar al menor del grupo, por lo cual, darían su mayor esfuerzo. Todo sea por la amistad y el dinero.

— Hola. — oyó una voz susurrarle.

Al voltear, Kim pudo ver a un adorable chico de unos aproximadamente 19 años. Perfecto pensó.

— Oh, hola. — dijo sonando lo más amigable posible.

— ¿De casualidad eres, Kim Shinseok? — preguntó con timidez.

— Si, así es. ¿Y tú eres? — finalizó con una pregunta.

— Soy Oh Junghee, un placer por fin conocerlo, soy un gran admirador suyo. — le contó con más confianza.

— También es un placer conocerlo, joven Oh. — dijo educadamente, para tomar una de las manos del contrario y plantar un casto beso en la misma.

Un sonrojo se apoderó del rostro del adolescente, realmente no se había imaginado que el mayor haría tal cosa.

— Espero que nos volvamos a encontrar. — dijo para guiñarle el ojo y finalmente irse.

Caminaba con una sonrisa triunfante, la noche apenas comenzaba y ya tenía una nueva presa.

— Oh Junghee, aproximadamente tiene 19 años, obviamente sabemos a qué familia pertenece. — habló para que el resto de sus compañeros lo oigan.

— Eres realmente rápido, Kim. — dijo el de cabellos rojos.

— Que puedo decir hyung, es mi belleza natural. — dijo en broma.

— Comenzaremos a llevarte con una bolsa en la cara. — habló con notables celos el castaño.

— Tks, sigamos con la misión, luego hablamos de nosotros. — aclaró.

Luego de escuchar un "Uhhh" de parte de Liheon, desactivo su micrófono.

Se concentro en encontrar a algún nuevo joven con el cual hablar y posiblemente coquetear. Era realmente te extraño como los jóvenes con dinero preferían estar con hombres, quizás porque notaron como las mujeres pedían demasiadas cosas, mientras que los hombres son más simples y fáciles de tratar.

— ¿Shinseok? — preguntó una voz muy conocida para él.

Volteó y casi soltó un insulto al ver a su progenitor frente al él, eso no era parte de sus planes, pero aún así, trato de verse lo más calmado posible.

— Padre. — nombró con neutralidad. — ¿Qué te trae por aquí? — preguntó con falsa curiosidad.

— Eso debería preguntar yo. ¿Cómo es que estás aquí cuando esos tipos te tenían de reen? — preguntó con notable confusión.

— Quizás, solo quizás, ellos me hayan vuelto parte de su extravagante equipo. — le contó con calma.

— ¡¿Qué?! — gritó sorprendido. — ¿Acaso estás loco, hijo? — exclamó.

— Shh, llamarás la atención. — intentó calmarlo. — En respuesta a tu pregunta, quizás si este algo loco, pero ese es mi problema. Ya soy un adulto, tengo el derecho de hacer lo que se me dé la gana. — dijo con una sonrisa.

— Sabes claramente que esos tipos no hacen cosas buenas. Ellos no te pueden dar un futuro sin remordimientos y culpa, tampoco es sano para ti. — habló con preocupación.

Aquella preocupación que le hubiera gustado tener cuando realmente la necesitaba, no ahora que era un adulto que podía tomar sus propias decisiones.

— Padre, valoro lo que intentas hacer por mi, pero entiende que en nuestro hogar nunca fui ni seré feliz. Estos sujetos son malos y crueles, pero me dan más de lo que tú en todos estos años. Me hacen feliz a su manera y realmente me quiero quedar con ellos, aunque eso implique volverme una persona horrible. — habló con la pura verdad.

— Ya veo, ahora eres un hombre adulto y tienes el derecho a hacer lo que desees, pero espero que no te arrepientas. También, a pesar de que se que esto está mal, te dejaré hacerlo, no diré nada, después de todo es lo mínimo que puedo hacer por ser un padre tan ausente. — habló resignado el hombre de mayor edad.

Sin decir ni una palabra, el menor se fue a continuar con su plan.
Nada más importaba de ahora en adelante.

— Que bellas palabras dijiste de nosotros. — oyó la voz del rubio a través de su audífono.

— No me digan que deje el micrófono prendido. — dijo frotando su cien.

— No te diremos lo obvio, Seok. — dijo Mihyuk.

— Tks, lo dije para que no me moleste. — dijo con un tono neutro.

— No mientras Seokkie, tu sabes que en el fondo nos adoras, después de todo somos tus hyungs. — lo molestó el más bajo del grupo.

— Sigan con la misión, no se distraigan. Si no me hablan para decir que tenemos un nuevo objetivo ni siquiera prendan sus micrófonos. — habló con "seriedad".

Con un entendido de parte de sus tres hyungs, continúo su recorrido por el lugar.

Por otro lado, Suk, estaba a un lado de la pista de baile. Se encontraba observando a cada joven que se encontraba gozando de la música, buscando a un niño bobo que cayera a sus pies.

Repentinamente, un sujeto se le acercó, no podía observar bien su rostro debido a que llevaba una mascarilla.

— ¿Me permite está pieza? — preguntó mientras le ofrecía su mano al castaño.

Lee, lo dudo por un momento, pero terminó aceptando aquella propuesta, tomando la mano de ese desconocido individuo.

La música era lenta, la mano del hombre se posó en la cintura del más bajo y la restante tomo la mano opuesta. Jongsuk se vió obligado a posar su mano sobre el hombro ajeno.

Comenzaron a bailar, a dejarse llevar por aquella balada.

El castaño intentaba ver el rostro de ese algo hombre, pero era en vano, esa mascarilla tapaba su boca y su nariz. Pero por alguna razón, sentía que ya conocía esos ojos.

El sujeto volvió a hablar, pegándole un leve susto al más bajo y sacándolo de sus pensamientos.

— Es bueno volver a verte, Sukkie. — habló ese hombre de cabellos castaño claro.



















































Nuevamente las lecturas han subido pero los votos están bajando. ¿Realmente les gusta esta historia? Porque siento que la estoy subiendo y no obtiene el apoyo que yo creía que tendría.

¿Es correcto amarte? | Lee Jong SukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora