III

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Otra vez lo mismo. Aquel joven alto, abrió lentamente sus ojos, observó a su alrededor recordando todo lo que sucedió. Notó que a lo lejos estaba Sihyun, se sentía aliviado de que esté bien.

— Despertaste, lindo. — dijo una voz detrás suyo.

— Tengo nombre y no es lindo, sería realmente bueno que me llamaras por el. — dijo enojado.

— Que mal que te moleste, porque habrá muchos apodos así. — sonrió.

— Como sea. ¿Qué es lo que quieres de mi? — preguntó.

— Dinero, ¿Para que más te querría? — sonrió de lado.

— Tal vez para satisfacer tus fantacias sexuales. — dijo el castaño que estaba más al fondo.

— ¡Te puedes callar de una maldita vez! — dijo bastante cansado de la actitud del más bajo.

— No lo trates así, sino cuando salga de aquí te irá muy mal. — amenazó el más alto.

— No me digas que hacer. — dijo para acercarse y tomarlo de la barbilla. — Yo decidiré que hacer.

Ambos se quedaron observando los ojos del contrario, mirándose con odio.

— ¡Ya dense un beso y rompan esa tensión! — gritó el chico castaño.

— Hyunnie, por comentarios así la gente no se me acerca. — comentó, dejando de mirar al opuesto.

— Lo siento, es mi deber hacer ese tipo de comentarios. — dijo riendo.

— No puedo creer que a pesar de estar atado en una silla aún te puedas reír. — dijo Lee, con frustración.

— Yo tampoco lo puedo creer. — dijo el de cabellos oscuros.

— No es la primera vez que estoy secuestrado. Recuerdo que una vez, el club de fans de Seokkie me tuvieron atado por un día entero, pensando que yo era su novio. Recuerdo lo avergonzadas que estaban cuando se enteraron que era como tú hermano. — comentó con gracia.

— ¡¿Por qué nunca me lo dijiste?! — preguntó alterado.

— Les prometí que no lo haría. Las pobres no sabían cómo te mirarían a la cara si te enterabas. — río.

Repentinamente, un teléfono comenzó a sonar. Lee lo tomó y, con una sonrisa en su rostro, atendió.

— Buenas noches señor Kim. — dijo con su típica sonrisa. — Es un honor volver a oírlo, diría que es un gusto, pero para eso está su hijo. — esta vez miró al nombrado, guiñándole un ojo.

— ¡Ya deja de jugar y entrégame a mi hijo! — se oyó a través del móvil.

— Las cosas no se consiguen gratis, más que nadie debe saberlo. — habló, con su tono feliz de siempre.

— ¿Cuánto quieres? — preguntó el señor.

Shinseok rodó los ojos, odiaba tener que pasar por eso. Él era alguien libre, no necesitaba que lo rescaten por un simple número. Él no era una cosa la cual se consigue con dinero.

— ¡No necesito que me rescates con tu sucio dinero! — gritó.

— ¡Hijo! — gritó.

— Su hijo es alguien peculiar señor Kim, me sorprende su personalidad. No es para nada como me lo esperaba. — dijo, tomando el mentón del chico.

— Lee Jong Suk, ya te he dicho que te daré el dinero que quieras, no le hagas daño a mi niño. — dijo, con miedo a que algo le pase a su primogénito.

— Sabe, el dinero que usted me ofrece, no se compara con lo que su hijo me puede dar. — dijo sonriendo de lado, acercándose al rostro del nombrado.

— ¿Qué es lo que quiere? — preguntó desesperado.

— Quizás, lo quiero a él. — sus manos se dirigían a la nuca del más alto.

El sonido del teléfono se hacía presente, le habían cortado. Su rostro seguía igual de sonriente que antes. Shinseok estaba sorprendido y su amigo igual. No esperaban…tan…rara confesión.

— Creo que sí era tensión sexual. — susurró el castaño.

— ¿Qué es lo que te hizo cambiar de opinión Lee? — preguntó seriamente Kim.

— Me hiciste ver qué quizás eres una joya. Una que solo yo puedo hacer brillar. — dijo alejandose, para caminar a su alrededor.

— ¿Para qué me quieres? — preguntó, quería que le diga las cosas sin rodeos.

— Sé como yo, Kim. — soltó.

Ambos hombres que acompañaban a Lee, se sorprendieron.

— ¿Cómo tú? ¿Qué es ser como tú? — preguntó nuevamente.

— Dedícate a hacer cosas malas conmigo. — soltó con una sonrisa.

— Wowowo, eso sonó muy feo desde mi perspectiva. — comentó el chico del fondo.

— ¡Ya cállate! — le gritó Jong Suk.

— ¿Qué pasa si no quiero? — preguntó.

Una sonrisa traviesa se apoderó del rostro del mayor. De su saco, sacó un arma y apuntó directamente a Sihyun, quien rápidamente miró asustado al mayor.

— ¡Bien! ¡Lo haré! Pero déjalo. — gritó rápidamente.

— Sabía que funcionaría. — río.

— ¿Estás seguro de tu decisión, Jonsuk? — preguntó uno de sus acompañantes.

— ¿Alguna vez me equivoqué? — preguntó con una sonrisa.

— Bueno- — fue interrumpido.

— Shh, no necesito ejemplos. Solo confíen en mí. — bufó.

— ¿Y yo que haré? — preguntó Sihyun.

— Deben llevarlo a casa. — dijo el pelinegro seriamente.

— Bien. Pero a cambio tú te quedarás aquí. — aceptó el mayor.

— Trato. — dijo.

— Liheon, Mihyuk, llevense al pequeño. — ordenó.

Dicho eso, ambos hombres desataron al menor y se lo llevaron.

— ¡Shinseok cuídate mucho, buscaré la manera de que volvamos a encontrarnos y te sacaré de aquí! — gritó el castaño, mientras se lo llevaban.

Era doloroso para ambos, pero por ahora lo único que podían hacer era aceptar lo que aquel malvado hombre les pedía. Por el bien de los dos.

— ¿No piensas desatarme? — preguntó con su típica frialdad.

— ¿Cómo estoy seguro de que no me romperas las cara luego de hacerlo. — preguntó también.

— Prometo no hacerlo…por Sihyun. — respondió, con toda la sinceridad que pudo.

— De acuerdo, tendré presentes tus palabras. — aceptó.

Dicho esto, el mayor desató al contrario.

— ¿Y qué se supone que haré? — preguntó.

Una sonrisa traviesa se adorno en el rostro del castaño.

— La pregunta debería ser, ¿Qué no harás? — dijo levantándose y posando su brazo sobre los hombros ajenos. — Tu primera misión será mañana, así qué hoy, te enseñaré lo necesario. — explicó.

— Esto va demasiado rápido. Realmente odio esto, te odio a ti específicamente. — soltó con frialdad.

— Te recuerdo que ese tal Sihyun está en la mira, Seok. — dijo con tranquilidad.

— Ya lo sé, pero sigo sin estar de acuerdo. — insistió.

— Cambiando de tema. Te enseñaré todo lo necesario, comenzaremos ahora. — dijo con su típica sonrisa.

Ahora convertiría a ese pelinegro en alguien totalmente diferente…lo volvería en alguien como él…en alguien que odia.

¿Es correcto amarte? | Lee Jong SukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora