Bajo la lluvia

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—Voy a practicar el examen de la próstata contigo.

—¡Claro que no! ¡Y deja de decir cosas así en público! ¡Actúa como una persona normal, Reborn!

—Soy médico, para mí esto es normal.

—Si no estoy mal, aun no eres médico... Y escuché que querías ser cirujano o algo así, así que aun te falta mucho más por aprender.

Un regaño tradicional, normal tal vez, pero siempre incómodo si transitabas en horario de salida de oficinas con demasiadas personas alrededor, las cuales se dirigían a algún bar o karaoke para recuperar ánimos.

De alguna forma, Reborn se volvió su compañía constante en las tardes, especialmente viernes, aunque era comprensible puesto que justamente viernes eran las citas en el dichoso hospital.

—Reborn, ¿cuándo terminarán los exámenes que me están haciendo?

—Serán hasta cuando revise cada aspecto de tu menuda existencia para estudiar el cuerpo humano a fondo.

—Eso suena agotador.

—Te lo compenso invitándote a comer.

—Ya sé... Por eso sigo haciendo esto.

—Creí que me habías tomado cariño —Reborn fingió entristecer.

—No —hizo una mueca, fingiendo estar aburrido—, para nada.

—Hieres mi corazón enamorado.

—De lo único que estás enamorado es de tus conocimientos adquiridos.

Reborn soltó una risita suave, de aquellas que demuestran diversión entremezcladas con aceptación ante la realidad. Tsuna también sonrió porque la verdad sí le había tomado cariño a ese idiota.

Hacía frío últimamente, el pronóstico del tiempo no era bueno, y por eso Tsuna no se sorprendió cuando sintió una gota de lluvia chocar contra su nariz.

Poco a poco la suave estela de gotitas se volvió en una tarde llorosa y caótica en donde las personas corrían buscando un refugio, aunque también había quienes tranquilamente usaban su paraguas para dirigirse a sus destinos.

—Busquemos refugio por aquí.

Reborn solía tomarse algunas libertades, tomar la mano de su compañero era una de ellas. Era un toque frío pero suave que Tsuna aun rehuía porque le incomodaba el contacto físico. Pero no replicaba mucho ya que generalmente Reborn lo ignoraba, así que se dejó guiar en medio de la tormenta.

Suspiraron al hallar un pequeño lugar junto a otras dos personas que también esperaban a que la lluvia se volviera solo un chubasco.

Reborn no era amante del silencio pesado, así que habló.

—¿Cuál es tu tipo?

—A —Tsuna se quitó las gotas de su rostro con su manga—, ya deberías saberlo, salió en uno de los exámenes de sangre.

Reborn soltó una risita.

—Hablaba de tu tipo de persona, del tipo que te atrae.

—Oh, eso —Tsunayoshi miró al cielo oscuro—. No sé.

—Debes tener alguna preferencia.

—Pues... —se tocó el estómago hambriento— que me ame y que yo ame también.

—Eso es muy ambiguo.

—Es que... no lo sé... —se rascó la nuca—. No tengo algo en especial que busque en una persona... Solo quiero un amor bonito y respetuoso.

—Eres un romántico, Tsuna.

—Suelen decir que soy extraño —acomodó sus cabellos—, porque no tengo estándares de belleza o siquiera deseo de tener intimidad con alguien que conozco muy poco.

—Oh vaya, qué interesante.

—No me molestes por ser diferente.

—Hay una palabra que podría definirte.

—¿Cuál?

—No te diré.

Tsuna bufó antes de rodar los ojos.

—¿Y tú? Debes tener una chica ideal o algo así.

—No me gustan las chicas, prefiero a los chicos.

En ese preciso momento, el chico que estaba junto a Tsuna caminó lejos de su pequeño refugio aunque no hubiese parado de llover, además, la chica que también los acompañaba desvió la mirada y les dio la espalda.

Reborn rio divertido antes de negar.

Tsuna hizo una mueca de confusión.

—Debió tener mucho apuro para salir corriendo así —comentó antes de acomodarse mejor el abrigo.

—No es eso, Tsuna.

—Por qué otra razón se iría tan de repente en esta lluvia. Estamos bien aquí.

—Es porque escuchó lo que dije... Sobre que no me gustan las chicas.

—Oh...

—Pero a ti pareció no afectarte, Tsuna.

—Pues no... Es normal, ¿no? Tener tus propias preferencias.

—Buena respuesta —sonrió.

—Pareces muy feliz.

—Sí.

—Pero está lloviendo, no es momento para estar feliz.

—Estoy feliz porque te llevaré a un restaurante de mi gusto y no cenaremos en uno de aquellos lugares familiares con menú infantil.

—Pero quiero papas fritas.

—Así que solo por eso me llevabas a esos lugares.

—Es obvio, Reborn. 

Circunstancias coloridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora