Cafetería

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—Tienes malos gustos.

A veces las respuestas de aquel castaño lo tomaban desprevenido, porque todo dirigía a un punto en concreto, pero Tsuna lo desviaba fuera de su control. Volvía su preciado plan añicos con tan poco, y tal vez por eso le interesaba cada vez más.

—Te acabo de decir que me gustan los chicos como tú.

—Pues tienes malos gustos —Tsuna terminó su taza de té.

Habían llegado a esa cafetería a matar el tiempo en su día libre, al menos era el plan de Tsunayoshi, porque para Reborn iba a ser la perfecta encrucijada para ganarse la atención completa de aquel su paciente personal.

Había buscado un lugar especial, de aquellos pequeños negocios en el cual poca gente gustaba, perfecto para no tener miradas que juzgaran sus palabras, sin chismosos que escucharan por error sus frases directas para atacar al castaño. Hasta se tomó el tiempo de averiguar cuidadosamente los gustos de Tsuna para que todo fuera en el camino correcto.

¡Y esto!

—Personas como yo, tan normales, de vida simple y aburrida, con crisis existenciales debido a su trabajo modesto y repetitivo, que muchas veces no pueden negarse a ayudar a alguien más porque no queremos que la gente nos odie... Manipulable, vulnerable, patético podría decirse.

—Tienes una pésima imagen de ti mismo, Tsuna.

—Solo digo la verdad —meneó su taza vacía—. Eres muy perspicaz, Reborn, estoy seguro de que te diste cuenta de todos mis defectos en estos largos años en donde nos hemos visto.

—Bueno...

Pero la realidad era otra.

Reborn persiguió aquella figura adulta, tal vez hasta un par de años mayor que él; porque si Tsuna trabajaba desde mucho antes de conocerse, quería decir que de verdad le llevaba ventaja a pesar de que su apariencia dijera otra cosa. Lo persiguió encantado con una imagen gentil, de aquellas que tienen un "ángel" brillante encima.

No vio en ningún momento el cansancio de existir.

Vio la sonrisa genuina que daba por instantes.

De la mirada soñadora que se adornaba por un suave silbido por los suspiros.

Y después, lo persiguió porque era de "su tipo" con tanto afán que poco a poco se dio cuenta que iba más allá.

Porque le gustaba notar lo despistado que era, lo honesto y a veces tan demostrativo que era un libro abierto. Le gustó verlo dudar ante tantos nuevos escenarios en su vida, y más le gustó la gentileza y paciencia que demostraba cuando le ayudaba en sus estudios. Le gustaba verlo sonreír cuando platicaba y lo avergonzado que se ponía cuando le tomaba de la mano.

No le vio defectos...

No vio nada malo...

¿Por qué no vio algo que en ese instante pareció evidente?

—Yo no...

—Soy un desastre. Si te gusto, me apiado de ti.

—Yo no vi defectos en ti.

Tsuna lo miró raro, como si le hubiese salido otra cabeza.

—No me digas mentiras, no me gusta.

—Entonces hasta ahora he conocido solo el lado bueno de ti.

—¿En serio, Reborn?

—Y aun así, puedo repetir que me gustas.

—¿Cómo puedes enamorarte de un espejismo? No lo entiendo... Todos dicen que enamorarse es así, te gustan ciertas cualidades y ya... Yo no creo que sea así... Debes conocerlo todo, lo bueno y lo malo, sentir confianza y respeto, admirar a la otra persona y formar un vínculo muy fuerte para empezar a enamorarte...

—Wow, tienes una bonita forma de ver eso.

—Por eso no puedo creer que yo te guste... o algo así.

—Entonces creo que debo conocerte de verdad.

—Poniéndolo así.

—¿Me permites?

—Incluso si te digo que no, vas a insistir.

—Entonces está dicho... Voy a conocerte bien.

—Seguro —Tsuna se encogió de hombros—. Ahora, ¿podemos pedir otro pedazo de pastel? ... o papas fritas... o algo

—Sí.

—Yey —canturreó.

Le gustaba verlo sonreír, aquellas pequeñas muecas donde acentuaba sus mejillas y sus ojos color caramelo brillaban como los de un niño.

Reborn no podía aceptar que solo conoció lo bueno de Tsuna. Creía conocer todo.

O casi todo.

—¿Tsuna? —fue una voz desconocida.

—¿Enma?

Su plan se vino abajo cuando vio a ese muchachito pelirrojo, de sonrisa tímida.

—¡Enma!

Porque Tsuna con solo verlo cambió aquella faceta tan seria, a una brillante y rebosante de felicidad, quien no dudó en levantarse de la silla para lanzarse a abrazar a esa menuda e inoportuna existencia.

Era como ver a un par de niños que no se habían visto desde hace años....

Pero era más que eso.

Porque vio un brillo en los ojos de Tsuna que no había visto hasta ese día.

¡No podía ser!

—Sabes que me gusta este tipo de cafeterías —el desconocido rio bajito antes de jugar con sus dedos—. Me alegra encontrarte por aquí.

—Tienes que contarme todo... Porque no volviste solo porque sí, ¿verdad?

—Dejarme de lado no es muy gentil de tu parte, Tsuna —Reborn tuvo que intervenir.

—Oh, perdón —se volteó algo avergonzado por el escándalo que armó—. Debo presentarlos.

—Lamento interrumpir su salida —Enma se encogió un poquito.

—Es una cita en la cafetería —Reborn sonrió al ver la sorpresa del chico pelirrojo.

—Como las que solíamos tener en la preparatoria —Tsuna sonrió hacia su amigo—. Enma, él es Reborn..., es mi médico o algo así —miró a Reborn —. Él es Enma, mi amigo de preparatoria.

Reborn juraba que ese intruso no iba a durar. 

Circunstancias coloridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora