—¿Tan malo fue quedarte a dormir en mi casa?
Tsuna juzgó las ojeras que veía en aquel rostro, y es que como estudiante entendía que Reborn se desvelara y luciera cansado, pero el día anterior se había quedado en su casa y se durmieron considerablemente temprano... entonces, ¿por qué?
—Me distraje pensando.
Reborn no iba a confesar que se quedó mirando a Tsuna dormir y que se la pasó imaginando que se tomaban de la mano mientras caminaban por un parque lleno de flores de colores y se decían que se amaban.
Su reputación se iría al suelo.
Así que no.
—¿Y en qué pensabas?
—Enfermedades cardiacas.
—Suena complicado —Tsuna restregó sus ojos—. Qué bueno que no decidí estudiar medicina.
—¿Y qué estudiaste entonces?
—Eh, no estudié.
—No sabía eso.
—Sí —Tsuna hizo una seña para restarle importancia—. Sucedieron muchas cosas en esa época. No logré entrar a la universidad y mejor conseguí empleo.
—En esa oficina de la que no hablas mucho.
—Eso fue después, me ayudaron. Y ahora me tienes aquí.
—Interesante —Reborn se levantó—. Para agradecer tu hospitalidad, te prepararé el desayuno.
—No me negaré —se volvió a acostar—. Sinceramente estoy cansado.
—Tú vives cansado.
—Sí, ya sé.
Reborn se entretuvo explorando aquel departamento en los pequeños descansos que se daba mientras preparaba el desayuno. Encontró algunos libros de diversos temas, cuadernos llenos de apuntes, figuritas coleccionables, algún que otro manga, colección de películas de todo tipo y un adorable osito de felpa rosado. Se dio cuenta que Tsuna no tenía intereses específicos, sino parecía un desorden de muchas cosas juntas.
Le parecía encantador de cierta forma.
—¿Quieres que pasemos juntos hoy?
—No sé —murmuró Tsuna después de tragar su pan.
—Es tu día libre y yo estoy finalizando mi ciclo de estudios. Es buena opción.
—No sé, Reborn.
—Te prometo distraerte para que dejes de estar pensativo y temeroso de todo.
—Vaya —miró al azabache—. Has estado evitando mencionar la cirugía... Me sorprendes.
—¿Quieres?
—Está bien.
Lo llevó a caminar por el parque para alimentar patos, le contó sobre un poco de su normal infancia y Tsuna también compartió algunos datos como que era hijo único pero que su madre cuidó de tres niños a quienes quería como sus hermanos. Almorzaron en un restaurante familiar, acompañados por el alboroto de un cumpleaños. Vieron una película de suspenso y comieron las golosinas que quisieron.
Tsuna aceptó disfrutar aquella salida.
Tanto que sonrió muy a menudo cuando ya era media tarde y se disponían a despedirse.
—¿Por qué me invitas un helado?
—Parecías querer uno.
—¿Esto tiene algo que ver con alguna teoría tuya de mi consumo de azúcar?
—No.
—Bueno —Tsuna decidió entonces disfrutar de su helado tranquilamente.
—En realidad quería saber qué sabor preferías.
Tsuna rio bajito, siempre había doble intención en los gestos amables de Reborn.
—Me gustan casi todos.
—Eso hace que seas fácil de complacer.
—No lo voy a tomar a mal —sonrió— o arruinaremos uno de los mejores días de este año.
—Así que te gustó salir conmigo.
—Pues sí.
—¿Quieres repetirlo?
—Eh, no gracias.
—¿Por qué nunca me sigues los planes?
—Pues porque no —Tsuna se encogió de hombros—. Además, para planificar una cirugía debo organizar mis labores en la oficina para dejar todo funcionando mientras yo me recupero.
—Wow, eres responsable.
—Ignoraré ese intento de insulto.
—Era un halago.
—Tu tono de voz hace que todo suene como ironía.
—Debo trabajar en eso entonces.
—Por favor.
Platicaron un poco más mientras terminaban su postre, alargando lo más posible aquella salida —que secretamente Reborn consideraba como la décimo segunda cita que parecía no ser una cita—. Y al despedirse, Tsuna quiso hacer algo más.
—Ya que te has portado bien, sin presionarme con lo de mi cirugía...
—Soy excelente, lo sé.
—Y ya que fue un gran día.
Tsuna sonrió.
Tomó las mejillas del azabache entre sus manos.
Y depositó un beso en la frente de aquel estudiante.
También le despeinó suavemente los cabellos azabaches.
—Gracias, Reborn. Has sido un buen niño.
—¿Me acabas de recompensar como si yo fuera un niño de preescolar?
—Sí... Porque eres cinco años menor, casi seis, y eso me da el derecho de tratarte como yo quiera.
—Eso es... ¿cinco años?
—Casualmente vi tu identificación una vez —rio bajito.
—¿Y cuándo me mostrarás la tuya?
—Adiós, Reborn, nos veremos otro día.
Tsuna agitó su mano antes de darse media vuelta y empezar su camino hacia el autobús correcto para regresar a su casa, pero Reborn aun no terminaba de hablar.
Lo tomó del brazo y lo giró para mirarlo.
—Me alegra que aceptaras hacerte la cirugía.
—Iba a hacerlo de todas formas, pero no sabía cuándo.
—Enfrentar tus miedos es el primer paso.
—Sí, supongo.
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Circunstancias coloridas
FanfictionNo hay mejor amor que aquel construido a base de sonrisas, tiempo, y respeto. Pareja: Reborn x Tsuna (R27) Fandom: Katekyo Hitman Reborn Este fanfic corresponde a la dinámica #Flufftober organizada por la página de Facebook #EsDeFanfics. Existen 31...