Mudanza

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—¿Crees que te besaría cuando apenas y toleras que tome tu mano?

—Sí.

—Tienes razón.

Tsuna soltó una carcajada y luego se cubrió la boca con sus dos manos, porque estaban en el transporte público y era de mala educación molestar a los demás, aunque su vagón estuviera bastante vacío.

—Pero no lo he hecho, así que merezco una recompensa.

—¿Qué quieres, Reborn?

—Un beso.

—No estoy listo para eso.

—Entonces un traje Armani para cuando me gradúe.

—Regresemos a lo del beso.

Pero cuando Reborn se le acercó, el valor se le fue y apartó aquel rostro con todas sus fuerzas, repitiendo histéricamente que era una broma. Le iba a dar un infarto y Reborn le sonreiría hasta que eso pasara.

No había beso, pero si la mano de Reborn deslizándose hasta hallar la suya y entrelazar sus dedos. Una sonrisa divertida, y un acercamiento que ponía en alerta al castaño quien se tensaba de inmediato.

Eran dos adolescentes enamorados, de aquellos que se miraban disimuladamente, que tenían vergüenza de las muestras de afecto, quienes se contaban todo y se interesaban en lo que le pasaba al otro. Su pequeño amor florecido en la sombra, pasó a ser un amor que se ponía aún más hermoso con la luz.

Hasta Timoteo se burló de eso.

Fue peor cuando Enma se enteró de lo pasado y por lo tanto Adel hizo algún comentario. La vergüenza no se iba porque Tsuna no había notado lo evidente y eso lo había convertido en un idiota viviendo un romance sin saberlo.

—Deberíamos casarnos.

—Claro que no —Tsuna se encogió un poquito—. ¿Estás loco?

—Cierto... Aun no es legal.

—No me refería a eso —jugó con sus dedos de forma nerviosa—. Apenas si me acabo de dar cuenta de...

—Pero ya tenemos los anillos.

—¿En serio te gusto tanto, Reborn?

—¿Me preguntas eso después de haber pasado por tanto? ¿Después de que conociera tu lado bueno, y el lado feo donde eras un cuerpo sin ganas de existir?

—Ah...

—Estuve ahí para ti cuando más lo necesitabas... —sonrió divertido—. ¿Y aun me preguntas si me gustas?

—Sí... Porque necesito estar seguro.

—Entonces casémonos.

—No es posible.

Y detuvieron sus pasos en medio de la calle, porque Reborn tenía un plan.

—Rompes mi corazón —se tocó el pecho dramáticamente, fingiendo un dolor que no sentía.

—Reborn, en serio, pide otra cosa.

—Entonces quiero mudarme contigo —susurró acercándose a aquel rostro tan bonito.

—¿Eh?

—Para admirarte todas las mañanas y abrazarte cada noche.

—¿Hablas en serio?

—No escuché negativas —sonrió de lado—. Así que es oficial. Me mudaré contigo.

Silencio.

Reborn se quedó mirando al castaño que a pesar de estar avergonzado no le dio un "no" a su afirmación. Se emocionó obviamente, pero no lo demostró, mantuvo su rostro sereno, esperando a que Tsunayoshi reaccionara.

—Bien.

—¿En serio?

—Yo... lo pensé hace un tiempo... —Tsuna se rascó la mejilla—, antes de entender que me gustabas bastante.

—¿Pensar en vivir juntos?

—Tu residencia te quita recursos, ¿verdad? Si te quedas conmigo, ahorrarías ese gasto.

—¿Pensabas en mi economía?

—Sí —ladeó la cabeza—. ¿Es raro?

Reborn rio bajito.

—Siempre me sorprendes.

—Ya vivimos juntos, no tenemos problemas de convivencia, entonces creo que puede funcionar.

—Claro que va a funcionar —acarició la mejilla del castaño—. Será perfecto.

—¿Aun si mi departamento es pequeño?

—¿Qué importa eso? Si puedo ser parte de un hogar agradable lleno de fotografías y recuerdos tuyos.

Tsuna enrojeció. Porque aquello le pareció adorable.

—Incluso si no puedo besarte —rieron juntos.

—Está bien.

Reborn lo logró. Y sin planearlo.

—Mañana empezaré la mudanza.

—Solo tenías una maleta la última vez.

—Será fácil entonces.

Circunstancias coloridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora