Capítulo 4 (parte 1)
—Buenos días—mascullé, sintiendo el calor subir hasta mis mejillas. Nuestros ojos se mantuvieron mirándose los unos a los otros mientras una pequeña sonrisa aparecía en sus labios. El silencio entre ambos no fue raro, sino que simplemente no encontrábamos palabras para decir.
Podía sentir incrementar mis palpitaciones de a poco en tanto él comenzaba a sentarse, las sábanas de la cama se deslizaban por su torso y revelaban la longitud de su tonificado abdomen y pecho. El debió haber notado que mis ojos tímidamente viajaron por todo su cuerpo por la pequeña sonrisa que tenía cuando lo miré de vuelta a sus azules ojos.
Él entre abrió sus labios para hablar, pero fue interrumpido por una escandalosa Lisa.
—¿Está despierto?—ella preguntó, irrumpiendo en la puerta. Sus ojos se dirigieron hacia su hermano y rodó éstos con disgusto—. Ponte un poco de ropa Charlie. Rose y yo iremos de compras hoy. No quiero que trates de meterla en la cama contigo en nuestro primer día aquí.
Él quiso comenzar a decir algo por segunda vez, pero tal y como antes, ella no lo dejó.
—Vamos Rose, tenemos que arreglarnos.
—Pero, ¿no necesitabas que él hiciera algo?—pregunté, achicando mis ojos ante la confusión.
—Bueno, en realidad—ella luchó por poner sus pensamientos en una oración mientras ambas dejábamos la habitación y entrábamos a la mía—. Quería que ustedes salieran, hasta que recordé que mi hermano es un puto—ella se encogió de hombros mientras la miraba y rodaba mis ojos.
—¿Y cuándo exactamente recordaste eso?—ella rió levemente ante mi pregunta, mirando al suelo.
—Bueno, lo recordé cuando estaba parada afuera de la puerta de su habitación y me di cuenta de que te había metido a despertar a mi hermano. El cual probablemente estaba desnudo debajo de esas sábanas y erecto—mis ojos se ampliaron ante su declaración y en cómo lo dijo como si fuera nada.
—¡Lisa!—protesté, dejando mi boca abierta.
—Es la verdad—se encogió de hombros de nuevo—. Pero, ¿sabes qué? Te dejaré sola para poder arreglarme, así podremos salir hoy y conocernos mejor. Puedo mostrarte el pueblo y demás.
Dudé ante su oferta, pero ella no pareció notarlo mientras continuaba sonriendo ampliamente hacia mí.
—Hay una muy genial nevería en la ciudad también. ¡Si vienes conmigo sería como un regalo!—ella rogó. Helado en un almizclado día de Agosto parecía como una muy buena idea en el momento.
Suspiré hacia el hecho de que estaré fuera frente a todo el pueblo. El pueblo que estaba comenzando a odiar y aceptando que todos allí pensarían que soy una rara en el primer día de escuela.
—Está bien—murmuré, mientras Lisa saltaba con sus pies en alegría.
—Perfecto, arréglate y yo haré lo mismo.
—De acuerdo—respondí, cayendo de espaldas sobre mi cama en tanto ella desaparecía detrás de la puerta. Verdaderamente no quería ir o mucho menos, levantarme de la cama. Mirando alrededor de la habitación, me di cuenta que estaba igual que hace poco.
Tan solitaria como antes.
El pensamiento de ir a ver a Harry por un momento cruzó por mi mente, mientras pensaba cuánto le tomaría a Lisa finalmente estar lista. Deslicé mis pies lentamente por el piso de madera, en dirección al armario. Colgué alguna ropa la noche anterior, puesta en perchas de alambre.
Tal vez podría usar eso como una excusa para ir a ver a Harry. Podía recordarme que decidí ir a buscar una camiseta para usar en el pueblo en mi salida con Lisa. Tan pronto como abría las puertas del armario, nada más que subir al ático a ver a Harry, cruzó por mi mente.
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The Boy In The Attic [h.s] •En Proceso•
FanfictionNunca pensé que esa pequeña pregunta junto con la respuesta, podrían cambiar todo en lo que creía. ❝¿Cómo esperas que te salve?❞ ❝Encontrándome❞ Pausada hasta que la autora original la resuba. [primera traducción al español] Advertencia: Conteni...