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Capítulo 5 (parte 2)

—¿Por qué lo harían? Sabes una cosa... no me lo digas. Déjame decirte algo a cambio. No dejes que lo que otros digan sobre ti hagan considerarte una rara, ¿de acuerdo? Las opiniones son como los imbéciles, todos tienen a uno.

Reí y le ofrecí una sonrisa.

—Gracias Harry. Es sólo que...—callé por un momento, tratando de analizar lo que quería decir—. No entiendes el por qué la gente me dice rara y demás—él suspiró y me dio una mirada de desaprobación.

—¿Y tu crees que ellos sí? Me agradas Rosie y he tenido una buena impresión tuya incluso sabiéndolo—una mirada de haber cometido un error se postró sobre su rostro y desvió ésta de la mía.

—¿Qué quieres decir con que lo sabes?—pregunté, sintiendo el calor incrementar en mis mejillas. Él continuó mirando hacia sus manos, sin responder a mi pregunta—. Harry, ¿a qué te refieres?—golpeé la cama con la palma de mi mano para tratar de llamar su atención, pero él continuó mirando hacia abajo, claramente ignorándome.

—No es nada—murmuró. Sus dedos jugaban con la fibra saliente del viejo edredón que había puesto sobre la cama hace unos momentos, hoy mientras él estaba callado—. Yo... yo sé sobre el incidente con tu padre, es todo.

—¿Lo sabes?—pregunté, asombrada que respondiera y de que supiera lo que ocurrió. Luché por acomodar lo que quería decir dentro de una plausible pregunta mientras miraba el tope de su cabeza. Sus desordenados rizos se esparcían por toda ésta.

—Leí tu diario cuando lo dejaste aquí. Quiero decir, no lo hice intencional ni nada...

—¡¿Tu qué?!—pregunté en un grito. El calor que rozaba mis mejillas era esta vez por enojo. Quería pegarle y agradecí cual sea que haya sido el motivo posible para poder tocarlo mientras me imaginaba tirándole una almohada, golpeándolo en el rostro y cuello.

Pero de alguna manera no pude pegarle. Por una extraña razón eso sonaba injusto para Harry. Tal vez fue porque yo era la única que podía tocarlo y sería pésimo de mi parte usar ese privilegio para abusar físicamente de él.

—Rosie por favor, no lo hice a propósito—Harry rogó mientras me paraba de la cama y comenzaba a caminar hacia las escaleras. Necesitaba estar un tiempo lejos de él antes de que yo hiciera algo estúpido, además de que también debía pensar. Era sólo ese pequeño detalle que mantenía mis pies sin moverse más rápido de lo que deberían.

Él sabía mi más profundo secreto y no me trataba como una rara.

Pero el hecho de que él invadió mi privacidad y descubrió lo de mi padre de la peor manera posible significa: que definitivamente la razón no estaba jugando a su favor en el momento.

—Rosie espera—Harry me llamó cerca detrás mío.

Jalé mi brazo hacia mi pecho justo a tiempo. El suyo voló a través del aire, sin poder tomar mi muñeca por pocos segundos. Apenas lo conozco de hace tres días a lo mucho y ya sé algunos de sus hábitos.

—Necesitas dejarme sola por ahora—le advertí, girándome hacia él para poder hacer contacto visual.

Su pálidos ojos mantenían emociones que no pude descifrar, pero estaba segura que él se encontraba enojado y herido. ¿Por qué estaría herido? No fue su diario el que leyeron o su secreto más profundo el que fue descubierto por otra persona. Y para acabar, fue una persona en la cual creí podía confiar o ser honesta.

Era demasiado bueno.

—Lo siento—él habló en voz baja. El grave tono de ésta me dificultó el entender algunas de las cosas que dijo y cuando el susurró las dos palabras, apenas y pude reconocerlas.

The Boy In The Attic [h.s] •En Proceso•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora