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Capítulo 11 (parte 2)

— ¿Rosie? ¿Rosie?— una voz comenzó a gritar mientras rápidos movimientos hacían que me despertara. Mis ojos se abrieron de repente para encontrarme con los profundos y pálidos de Harry. Estaban abiertos de par en par mientras me miraba confundido y preocupado.

— ¿Estás bien? ¿Qué pasó?— preguntó, con su voz débil y a punto de quebrarse.

— No... no lo sé.— murmuré, sosteniéndome de él lo más fuerte que podía. Mis manos estaban enganchadas a sus brazos mientras trataba de procesar lo que había ocurrido. Mis ojos escanearon la habitación en rápidos movimientos al tiempo que trataba de volver a la realidad y asegurarme que no siguiera soñando.— ¿Qué pasó? — pregunté, con mis ojos ardiendo por las lágrimas sin secar.

Harry me miró como si estuviera loca, sus cejas se arrugaron ante la confusión.

— No... no lo sé tampoco.— murmuró con cierto temor en su voz.

— Harry, ¿qué sucedió?— esta vez cuestioné con más urgencia.

— Estabas soñando.— anunció simplemente, sentándose de vuelta en la cama. Sus manos se deslizaron de mis brazos a mis manos antes de descansar sus dedos entre los míos. Sus expresión de asombro aún adornaba su rostro mientras esperaba por una respuesta.— ¿Recuerdas algo?— preguntó en tanto me sentaba aún confundida.

Quería decir que no con todo mi corazón y no quería ser honesta con la respuesta. No quería recordar las frías paredes o la helada temperatura. El olor a tierra o el sabor a hierro de la sangre, espesa y corriendo fuera de mi boca.

Se sintió casi como si estuviera muriendo... mi oxígeno disminuía cada vez más o se intoxicaba.

— Sí.— murmuré luego de un momento y las sábanas que había estado mirando finalmente se volvieron aburridas. Miré a Harry para encontrar que su expresión facial había cambiado un poco. Ahora era más de curiosidad combinada con preocupación.

— ¿Qué cosa?— preguntó lentamente. Tragué saliva con dificultad y volví a mirar las sábanas.

Recordaba cada patrón en ellas ya que las había cambiado apenas una semana. Me recordaban lo mucho que Harry hacía que me avergonzara o hiciera que mirara lejos de él.

— Me encontraba en esta caja y el ambiente era helado. El aire se sentía casi tóxico y cada vez que trataba de respirar se sentía como si fuera el último.

Miré a Harry por una respuesta y esta vez era él quien miraba las sábanas. Si rostro había caído en vez del mío y parecía estar metido en sus pensamientos. Su expresión facial me trajo de regreso antes de que decidiera continuar diciéndole acerca del sueño.

Era en el momento o nunca.

— Mi cuerpo se sentía lívido y entonces mi boca comenzó a llenarse de este asqueroso líquido con sabor a hierro, pero no pude reconocer que era al principio.

— Sangre.— murmuró, quitándome la palabra.

— Sí.— murmuré en respuesta— No me di cuenta hasta que comencé a ahogarme con ella y la escupía sobre mis zapatos. Creo que eso fue lo peor, además del hecho de que estaba encerrada.— me encogí ante el pensamiento pero me armé de valor para continuar.

— Luego estaba aquí, pero aún podía sentir mi cuerpo dentro de la caja. Comenzaba a querer desmayarme y el aire se volvía cada vez más pesado, pero de algún modo era pacífico. La cama era suave y...— me detuve, sabiendo que lo que iba a decir después no entraba dentro de la categoría de amistad.

The Boy In The Attic [h.s] •En Proceso•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora