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Capítulo 1 (parte 2)

Me alejé instantáneamente en cuanto medité lo estúpido que esto era.

—¿Puedo abrirla, cierto—le pregunté mientras pensaba en el montón de murciélagos, arañas y demás cosas raras que pudieran estar dentro.

—Sí, puedes abrirla—respondió, sonriendo—. Lo descubrí cuando tu madre y yo vinimos a ver el lugar. Simplemente entré aquí cuando el vendedor le mostraba a tu madre la cocina, así que puede ser nuestro secreto—me guiñó—. Me recordó a Chris y a ti, so, pensé que te gustaría.

Sonreí ligeramente hacia él. Mi tío es quien siempre toma en cuenta mis gustos y disgustos y lo que podría hacerme feliz o triste. Esa es una cualidad que le hace falta a mi madre.

—Gracias Conner—sonreí y lo abracé por la cintura.

En cuanto me alejé de él, mi madre llamó de las escaleras.

—¿Rosie, Conner? ¿Están allá arriba?—rodeé mis ojos ante la mención del nombre y mi tío me salvó de responderle mientras él le contestaba de vuelta.

—Sí, estamos aquí. Estaba ayudando a Rose a escoger su habitación. ¿Necesitas algo?

Reconozco que me agradó como él no uso el diminutivo de mi nombre y le agradecí mentalmente por ello.

—Sí—mi madre respondió—. Los camiones de la mudanza ya están aquí y necesito tu ayuda.

—Muy bien, estaré abajo en un minuto—fruncí el ceño mientras él se dirigía hacia la puerta—. Oh y Rose—me llamó, deteniéndose frente al marco.

—¿Sí?

—Es perfectamente seguro. Dale un vistazo—me sonrió después de decir las últimas palabras antes de que saliera hacia el pasillo y desapareciera de mi vista.

Sonreí hacia mí misma mientras giraba hacia el armario y acercaba mi mano una vez más al pestillo, esta vez abriendo la pequeña puerta. Esta crujió y el polvo se esparció por todos lados, causando que brincara hacia atrás sorprendida y rompiera en un ataque de tos.

Agité mis brazos alrededor para alejar el polvo, caminé lejos de la puerta del armario y esperé a que el disturbio cesara. Alguien, uno de los cargadores, subió por las escaleras con un montón de suministros en sus manos y sonrió brevemente hacia mí antes de desaparecer en la primera puerta. Si bien recuerdo, ese es el baño.

Decidí que quería completa privacidad y el mantener el ático en secreto, así que cerré la puerta de la habitación y lentamente caminé de vuelta hacia las escaleras. Asumí que había una ventana allí, ya que una pequeña luz se filtraba por el hueco que desaparece por el techo.

Me sentí aliviada, asumiendo que no necesitaba una linterna y no tenía que caminar a ciegas por allí. Mientras pisaba los primeros escalones, la madera de estos crujió debajo de mí nuevamente, y me recordé que todo en esta casa probablemente haga lo mismo.

Subí lentamente hacia el ático, me detuve cuando mi cabeza llego justo a la altura del suelo. El espacio es oscuro y pequeño, la ventana que asumí se encontraba allí, estaba. La luz que se filtraba por ella era turbia como esperaba y mostró un montón de pequeñas partículas de polvo flotando por el aire.

Olía a madera y todo lo que se encontraba en la pequeña habitación estaba cubierto por una capa de polvo. Toda la casa estaba llena de esa fina capa como sea. Mientras terminaba de subir por los escalones y me levantaba, posicionándome sobre el suelo, me pregunté por cuanto tiempo este lugar ha estado vacío.

Es extraño, que mi madre nos trajera de la ciudad a vivir en una vieja casa abandonada en el medio de la nada, después de nueve años que mi padre falleció. Es extraño que hubiera un ático justo aquí, y también es extraño que de alguna manera sintiera la presencia de alguien.

The Boy In The Attic [h.s] •En Proceso•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora