—Hermano, ¿te lastimaste? —preguntó Ye Ning Xue con voz temblorosa y miraba ansiosamente al joven. Éste sonrió impotente y la levantó; la llevó al lugar donde la dejó antes y tocó su pequeña nariz.
—Escúchame —dijo—. Quédate aquí, ¿si? Prometo que no pasará nada esta vez.
La niña estaba a punto de decir algo pero al final no lo hizo, ella lo miraba y apretaba sus pequeñas manos con fuerza: sabía que su hermano estaba haciendo algo peligroso.
Ye Wuchen caminó frente a la Barrera, pero esta vez no miro a la barrera, sino al suelo en el que estaba parado. Bajó la cabeza y caminó de un lado a otro con ojos dignos. Se inclinó y se quedó en silencio por un rato; levantando su puño derecho, reunió toda su energía y golpeó con gran fuerza el suelo.
Un fuerte estruendo se presenció e hizo que el sitio temblara, frente a Ye Wuchen se formó un pozo poco profundo que tenía más de medio metro de profundidad y medio metro de ancho. Se sintió un poco mareado después de usar toda su energía y trató de equilibrar su cuerpo; enfocó su vista y miró al suelo. El suelo, del pozo poco profundo, era sorprendentemente suave como si un poder misterioso lo estuviera cuidando. Un destello de luz dorada hizo que los ojos de Ye Wuchen se contrajeran, y de ahí, la empuñadura de una espada emergía. La espada estaba enterrada en el suelo, pero solo su empuñadura estaba expuesta en el exterior del suelo, y solamente eso tenía el poder de hacer que la gente contuviera la respiración.
Que es esto…
Ye Wuchen agarró la empuñadura de la espada sin dudarlo. Inmediatamente, una suave luz dorada cubrió sus manos. Sacó con lentitud la espada, emitiendo un sonido como dos metales chocando entre sí y luego apareció por completo a la vista.
Justo después de sacar la espada dorada, el suelo comenzó a temblar. Se escuchó un sonido de cristales rotos. El lugar, que nadie podía saber cuántos años ha estado aislada, se sacudió como un terremoto de gran magnitud; toda la gente y las bestias se sorprendieron y entraron en pánico. Frente a la cabaña, sentado en la hierba, el anciano que estaba conservando su energía en silencio, abrió los ojos y miró al cielo; su expresión cambió a uno de incredulidad.
—¡La Barrera!... se ha roto —exclamó.
El suelo tembloroso y el rugido no atrajeron la atención de Ye Wuchen en absoluto, solo miraba la gran espada que agarraba: tenía un mango de más de 30 cm, un cuerpo de más de 2 metros, un filo de más de 10 cm. Toda la espada era dorada y lisa como un espejo. No importa si era el cuerpo o el mango: no podía ver ninguna otra línea en ellos, excepto una pequeña palabra «南» esculpida en el extremo afilado de la espada. En ese momento, unas voces etéreas resonaron en su mente... (Nota: 南 lo lees como Nan y también significa sureño. [Bueno, así estaba])
—Al comienzo del Cielo y la Tierra, el Caos dio a luz a dos de las formas de vida más antiguas. Nacieron al mismo tiempo y eran enemigos jurados. Uno tomó el sur del mundo, mientras que el otro tomó el norte. Se llamaron [Nan Huang] y [Bei Di]. Habían estado peleando entre sí durante muchos años sin resultado, que hizo que el Caos se rompiera y que formara el cielo, la tierra, los humanos, los dioses y los demonios...
La voz en su cabeza se detuvo repentinamente.
—¿Me estabas llamando hace un momento? —preguntó Ye Wuchen en su mente, con los ojos cerrados, mientras sostenía la espada.
—Si... Era yo. —la voz suave y nerviosa de una niña, resonó.
—¿Quién eres?
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Heavenly Star
AdventureUn adolescente despertó sin saber nada de su pasado. En uno de sus viajes lo confunden con el hijo perdido de la prestigiosa familia Ye. Con esta identidad observa todo lo ocurre en el continente Tianchen, un lugar desconocido para él. Demostrará co...