Shui Meng Chan (II).

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—Hermano, ¿qué va a hacer el hermano Long?  —Ning Xue preguntó, confusa.

    —Fue a buscar a una seductora —dijo Ye Wuchen, sonriente.

    —Seductora... ¿qué es eso?

    —Una sonrisa de una seductora puede iniciar una guerra mortal. Un gesto de ella puede derretir un acero como un hombre en barro  —comentaba Ye Wuchen. Una sonrisa se formó en su rostro; Ning Xue no sabía lo que pensaba su hermano, pero éste continuó—: Una seductora es una persona muy terrible. Si un hombre no es lo suficientemente fuerte, ella lo llevará a todo tipo de catástrofes. Pero si un hombre no se deja llevar, entonces la seductora le permitirá disfrutar de su colección.

    Multitudes de personas pasaban a lado de ellos, y el cabello blanco de Ning Xue atraía los ojos de la mayoría de ellos. Pero después de ver el rostro de la niña, con una gran velocidad miraban hacia otro lado como si tuvieran miedo de contraer una plaga, y sus rostros mostraban obvias expresiones de disgusto.

    Ye Wuchen miraba con indiferencia a su alrededor y levantó a Ning Xue, apoyándola en sus brazos.

    —Xue'er  —le dijo—, la mayoría de la gente común juzga a los demás por su apariencia. Debido a eso mucha gente te odiará por tu rostro, ¿estas asustada?

    Ning Xue negó con la cabeza, le rodeó el cuello con los brazos.

    —Mientras mi hermano no me odie o me deje, no me importa si otros me odian  —dijo dulcemente.

    Una leve sonrisa apareció en los labios de Ye Wuchen.

    —Nunca en mi vida, ni en tu vida, Xue'er, te odiare. A igual que Xue'er nunca odiará a su hermano, ¿verdad?

    —Xue'er nunca odiará a su hermano  —Ning Xue asintió, dando una mirada seria.

    Ye Wuchen sonrió. Sus ojos miraban desapercibido más allá de la multitud. De repente su mirada chocó con una muy aguda.

    Era un chico de unos 16 o 17 años. Tenía un vestido sencillo; una figura hermosa. Su cabello estaba un poco desordenado y  su rostro estaba inexpresivo; su mirada se sentía tan afilada como el filo de una cuchilla. Sus ojos ocultaban odio, indiferencia y vigilancia como si no hubiera nadie en quien pudiera confiar.

    En este momento, una mujer de mediana edad, a la que estaba apoyando, se tambaleó hacia adelante. Tenía solo 40 años, pero la mayor parte de su cabello se estaba volviendo gris, lo que la hacía parecer 10 años mayor que su edad real. El joven la abrazó con cuidado. Ye Wuchen escuchó débilmente el constante murmullo de la mujer.

—...  Ciudad Tianlong... Finalmente he regresado a la Ciudad Tianlong...

    Los ojos del joven recorrieron el rostro de Ye Wuchen y Ye Ning Xue durante un momento, parecía que mientras estuvieran en su mirada, nadie podría escapar de él. El joven mostraba estar siempre en una alerta máxima.

    —¿Esto es ser un lobo solitario o un águila?  —susurró pensativo Ye Wuchen, mientras lo veía alejarse en la multitud.

***

En el piso superior de la casa de los sueños y el humo.

    Long Zheng Yang estaba en una habitación llena de un aroma nebuloso y excitante. En la parte superior de una mesa circular había varias tazas de té que humeaban y exudaban una fragancia tranquilizador. Frente a él había un velo rosa translúcido. La insonorización aquí era excepcional, no se oía ningún ruido del exterior. En este silencio, Long Zheng Yang estaba un poco incómodo. No emitía ningún sonido, no quería alertar a alguien.

    Finalmente, una luz apareció detrás del velo rosa y se escuchaba los suaves sonidos de pasos. La silueta de una mujer apareció detrás del velo. Caminaba con gracia entre el viento y el sauce, y aunque no se podía ver su rostro, su figura por sí sola era suficiente para encantar a los hombres normales.

    La respiración de Long Zhen Yang se aceleraba, y aunque habia pasado un año, esta figura aparecía cada vez en sus sueños, ¿cómo podría olvidarlo?

    Tomó un pequeño sorbo de la taza de té para calmar sus emociones y luego se puso de pie.

    —Meng Chan... no nos hemos visto en cinco años, tú... ¿estás bien? —dijo, un poco nervioso.

    La excitante silueta detrás del velo se sentó. El viento llevaba su voz cuando comenzaba a hablar. Era una voz melodiosa y suave.

    —Estoy bien, gracias por su preocupación su alteza. Veo que después de 5 años de refinar su mente, su alteza real, el Príncipe Eduardo, ha regresado a la Ciudad Tianlong.

    Long Zheng Yang se rió amargamente.

    —Meng Chan  —dijo—, puedes llamarme Yang'er como siempre, ya nos conocemos desde hace tanto tiempo, el título de príncipe es demasiado..., distante.

    —Meng Chan es solo una mujer común, ¿cómo puedo faltarle el respeto a su alteza real, el príncipe?  —Dijo Shui Meng Chan. Su voz era como una brisa cálida que podía hacer girar los corazones de las personas.

    —Ordinaria  —murmuró Long Zheng Yang—. Si eres normal, todas las demás mujeres del mundo son palos y hojas secas. —Se quedó en silencio un rato, mirando sin sentido a la silueta de la mujer al otro lado del velo—. «Meng Chan sabe que no oculté nada para regresar. Debe haber sido cuando entré en la ciudad que me encontró. Shui Meng Chan debe tener las mismas preocupaciones que yo», pensó.

    Después de un breve silencio, Shui Meng Chan sonó impotente y suspiró con melancolía.

    —Su Alteza Real, el Príncipe Eduardo, es honrado como príncipe heredero. Se supone que debe traer paz y prosperidad a la nación, y no ocuparse de los asuntos mundanos. Yo no me atrevo a soñar con dañar al príncipe heredero  —dijo—. Esta historia de amor debería terminar. Su Alteza Real, el Príncipe Eduardo, solo me puede visitar cada luna llena, y estaría agradecida. Su Majestad también puede aceptar mi gratitud.

    Esta es la primera vez que Shui Meng Chan negó directamente a Long Zheng Yang y también fue la primera vez que le pidió que se fuera. Incluso después de 5 años de refinar su mente, hoy ella ni siquiera le daría un rayo de esperanza. Long Zheng Yang recibió un golpe; estaba un poco pálido mientras se levantaba.

    —En ese caso , Zheng Yang se irá... —dijo con voz solitaria—.  Meng Chan, han pasado más de cinco años desde que te vi, ¿me dejarías verte de nuevo, como te vi ese día?

    —No tengo libertad para actuar de forma independiente. Su alteza, el Príncipe Eduardo, por favor regrese, no haga que sus amigos esperen demasiado  —Dijo la débil voz de Shui Meng Chan, refiriéndose a esto último a Ye Wuchen y Ye Ning Xue.

    Long Zheng Yang se quedó estático durante un tiempo, luego se dio la vuelta y se fue.

    Fuera de la habitación, se apoyó en la puerta y se rió a carcajadas.

    —Príncipe... ¿Qué tipo de príncipe soy? ¿Qué puedo hacer con la riqueza? ¿Cómo puedo ser todopoderoso, cuando ni siquiera puedo ver el rostro de mi propia mujer... ? por qué ella, solo... por qué ella  —dijo, suspirando. Salió de la casa de los sueños y el humo, luciendo como una persona diferente.

    Ye Wuchen le dio una palmada en el hombro y dijo «¿quieres beber?»

    —¿Beber alcohol?

    Long Zheng Yang asintió, sus labios tirando hacia arriba por un momento. Luego se preguntó de qué se estaba riendo, mientras llevaba a Ye Wuchen al restaurante de enfrente.

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