Capítulo III

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Londres, Inglaterra —Inframundo.

Nelson, jefe del clan Marlowe observó a su hija de pie en el balcón de su recámara. La brisa de la noche enredaba su largo cabello rubio alrededor de su pálido rostro; bajó la mirada y observó la cicatriz en su brazo izquierdo. Aquella peculiar marca era una especie de recordatorio de la humillación que sufrió su pequeña la noche que el príncipe de los vampiros se negó a contraer nupcias con ella frente a todos los clanes.

—Susie, mi pequeña hija —su padre se acercó a ella —no me gusta verte así.

—¿De qué otra manera puedo estar después de la forma tan humillante como Terrence me ha rechazado frente a todos?

—Te juro que las cosas no se quedarán así, le haré pagar lo que te hizo.

—¿Cómo piensa hacerlo?

—En vista que las cosas no salieron como las planeé al inicio, tendremos que ajustarnos a un nuevo plan... Primero cobraré venganza —la abrazó —buscaré la manera de capturar a ese miserable y cuando eso suceda, lo traeré a ti para que acabes con su miserable vida. —Recuperar la dignidad, el honor y el respeto de su clan, era la meta que Nelson Marlowe se auto impuesto luego de lo sucedido.

—¿Y como hará tal cosa? Hasta donde sé, durante el tiempo transcurrido, nadie a visto a Terrence dentro del castillo Granchester, lo mas seguro es que su padre lo ha enviado a otro lugar para protegerlo.

—Eso déjalo de mi cuenta —sonrió —por mucho que Richard esconda y cuide a su hijo, yo daré con su paradero.

Unos toques a la puerta, hicieron que padre e hija giraran en aquella dirección.

—Adelante —Nelson Marlowe cedió el paso.

—Lord Marlowe, lamento la demora... intenté venir antes pero...

—Imagino la extrema vigilancia que ha montado Richard —la interrumpió Nelson Marlowe —la verdad no te esperaba tan pronto, sin embargo, el que hayas conseguido llegar hasta aquí arriesgando tú inmortalidad, me deja claro que lo que vienes a decirme es de suma importancia para mi —la miró —Dime, ¿qué noticias me tienes sobre el maldito que se atrevió a humillar a mi preciada hija y pisotear el nombre de nuestro clan?

—El Rey castigó al príncipe —le informó la recién llegada —acabo de enterarme que Terrence fue desterrado al mundo de los mortales.

—¿Cuando sucedió eso?

—Dos días de nuestro mundo y aproximadamente dos largos meses en el mundo de los mortales...

—Vaya, vaya, eso si que es interesante —Nelson Marlowe rio de manera burlona —el príncipe de los vampiros viviendo en el mundo de los mortales.

—Y eso no es todo —a Daisy integrante del clan Cano, portadora de una melena oscura y cuerpo apetecible a la mirada masculina, bajó la mirada.

—¿Hay más?

—El Rey lo despojó de sus poderes —apretó los labios —es un humano común y corriente.

—¡Espléndido! —Susana Marlowe se carcajeó — Jajajajaja —Aquella era sin duda la mejor notica que había recibido en siglos. El responsable del capítulo mas humillante de su vida, había sido desterrado del mundo de los inmortales, y sin él, el equilibrio de fuerzas en la corte finalmente daría un giro a favor de su padre y su clan.

—Así que el príncipe está indefenso —Nelson Marlowe se unió a las carcajadas de su hija —Jajajajaja, es blanco fácil, un vil mortal —rió nuevamente. Sabia que aunque Terrence defendía a los mortales, odiaría ser humano, despreciaría estar atrapado en el cuerpo de aquellas criaturas limitadas y frágiles, cuyo tiempo de vida era tan horrorosamente breve, y él planeaba acortársela aún más. –¿Sabes donde esta él ahora?

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