Capítulo I

1.2K 91 14
                                    

Londres, inglaterra —Inframundo

El príncipe de los vampiros no podía entender como quien se suponía debía cuidar de él le había hecho tal cosa...—suspiró de manera cansina al recordar la razón de su proceder... pero... ¿cómo podía él aceptar tal cosa? —¡infiernos! —de ninguna manera haría lo que su padre quería... primero se congelaría el infierno antes que él aceptara tal cosa. —cerró los ojos y comenzó a recordar las suplicas de su madre:

—Hijo por favor accede a la petición de tu padre, es por el bien de todos.

—No es una petición, madre, es una exigencia —respondió tensando la mandíbula al recordar que con engaños fue llevado al altar para contraer nupcias con una criatura de su especie. La chica no era fea, pero era realmente mas fría que un cubo hielo... y ¿cómo no serlo? —se burló de si mismo —era un vampiro al igual que él, descendiente de un clan que durante siglos estuvo en contienda con el suyo ... cualquiera en su lugar se hubiese sentido alagado de aquel trato entre clanes para firmar la paz de una vez por todas... sin embargo, él se sentía ofendido y asqueado.

El llanto que su madre comenzó, llegó hasta su cabeza que estaba a punto de explotar, y ante tan incesante y perforador ruido decidió desaparecer del lugar. Cubrió su cuerpo en la capa negra y al instante desaprecio, pero... su madre hizo lo mismo... estaba decidida a atormentarlo de aquella manera hasta hacerlo entrar en razón para impedir que su esposo, el gran Rey de los vampiros cumpliera su amenaza de desterrarlo de entre los suyos y enviarlo al mundo de los mortales ... a pesar de saber que su hijo defendía aquellos seres inferiores a ellos, haría hasta lo imposible para hacerlo entrar en razón y evitar de esa manera el desastre que se avecinaba.

—¿No comprendes la gravedad de la situación?

—Madre, no voy a caer en el sucio juego de mi padre —rodó los ojos con fastidio —sé perfectamente que su amenaza es parte de un viejo truco para presionarme para que haga lo que él desea.

—Tu padre está decidido a despojarte de tu condición inmortal.

El príncipe de los vampiros se echó a reír

—¿Cómo castigaría a su único hijo varón con el más cruel de todos los castigos?

—Ten por seguro que lo hará.

—No cederé y es mi última palabra —replicó con seriedad al tiempo que se envolvía en su capa negra y desaprecia.

Un agudo sonido lo hizo girarse, parpadeó varias veces para acostumbrase a la luz. Sus ojos se abrieron ampliamente al ver todo a su alrededor... ¿En donde demonios se encontraba? —se suponía que estaba en su castillo... ¿cómo diablos había llegado a aquel lugar?... de pronto fue invadido por una sensación que jamás había sentido... ¡MIEDO!.. un auto venía sobre él y antes que pudiera hacer algo lo atravesó dejándolo con el corazón a mil por hora... ¡CORAZÓN! ..¡ay no! —llevó sus manos a la altura del pecho y sintió su golpeteo... imposible... aquello no podía ser cierto... su padre no podía haber cumplido su amenaza... pero lo hizo ... él estaba ahí, en el mundo de los montarles.

—MADRE —comenzó a gritar —Como única respuesta escuchó sus sollozos que taladraron sus recién adquiridos tímpanos —¡basta ya! —cubrió sus oídos —el gran Rey de los vampiros cumplió su amenaza no hay nada mas por hacer —intentó por todos los medios despojarse de su capa negra pero cada vez que lo hacía, esta volvía a él —¡AY NO!—musitó al recordar lo sucedido minutos atrás. Tenía apariencia mortal pero era invisible ante la vista de los humanos... aquella era la única explicación lógica que encontró ante lo que acababa de pasarle... ¿¡que demonios!? —sus tripas comenzaron a gruñir... Aquello no podia ser cierto... tenía hambre, necesitaba saciarse... no se le antojaba beber sangre sino comer hasta hartase como un mortal más.

InmortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora