Capítulo XVIII

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—No permitiré que hagas tal cosa —el mayor de los Granchester habló con autoridad —no soy ajeno al sentimiento que te carcome internamente en este momento —por el rabillo del ojo miró a la razón por la cual él se sintió de aquel modo años atrás —te aseguro que verte desesperado es exactamente lo que esos miserable quieren —lo sujetó del brazo con fuerza —estamos a solo veinticuatro horas de hacer las cosas bien —así que, si realmente amas a la muchacha como dices y estas dispuesto a darlo todo por ella, lo mejor que puedes hacer es calmarte en este instante y pensar con la cabeza fría y no con el corazón. No olvides que aun cuando has recuperado parte de tu poder inmortal, sigues siendo tan mortal como cualquier humano.

—Tu abuelo tiene razón —Candice limpió sus ojos —debemos esperar para no exponer la vida de mi nieta, ni la tuya —mordió sus labios. Aquellas palabras eran a su paladar mas amargas que la mismísima hiel, pero debía resistir. La vida del ser que juró proteger con su propia vida, estaba en manos del mismo maldito que destruyó la suya, y con la ayuda de los cazadores, podía también destruir la del muchacho frente a ella

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Londres, Inglaterra

–¡Basta! –siseó Nelson —No te moverás de aquí.

–Esa aberración despedazó a mi hermana y a Luisa —replicó Niel deteniéndose de golpe —No puedo quedarme aquí como si nada sabiendo que está detrás de esa puerta

—No te atrevas a cruzarla —Advirtió Nelson Marlowe al ver que el joven cazador alzaba la tranca de la puerta —si lo haces me veré forzado a hacer algo que no quiero.

—Hablare con mi señor en este mismo instante

—Escúchame bien pedazo de mierda —Nelson lo arrinconó contra la pared —no hay nada que tu señor pueda hacer al respecto... así que lo mejor que puedes hacer en este momento es tranquilizarte y esperar cual es la orden de mi padre, o.. ¿es que a caso no disfrutaste la delicia de vagar por el reino humano en total libertad? —cuando sus palabras llegaron a la cabeza de joven cazador, sonrió internamente cuando lo vio apretar los puños y lo escuchó rechinar los dientes. Lo soltó y de manera persuasiva continuó —Cuando nuestro clan y sus aliados destronemos a los Granchester y yo sea el rey, ustedes obtendrán la libertad de la que gozaron siglos atrás —removió un sucio imaginario de su capa y prosiguió —en cambio, si te dejas llevar por la sed de venganza que recorre tus entrañas en este momento, perderán esa oportunidad ¿Es eso lo que quieres? —lo supuse —concluyó Nelson al ver como Niel negaba con la cabeza.

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Mariana Granchester se encontraba en la habitación de su hermano, contemplando con nostalgia cada una de sus pertenencias. Cerró los ojos y suspiró. Lo extrañaba tanto. Desde su exilio al reino de los mortales, no tenía con quien conversar de manera amena, antes de ir a la cama. Terry era mas que su hermano, era su amigo, su cómplice y su confidente.

—¿Por mil infiernos, que fue eso? —preguntó abriendo los ojos abruptamente al  sentir una ráfaga de viento golpeando su rostro. —No no no  —dijo estrechando los ojos hacia la visión frente a ella. La puerta de los tres mundos se abría lentamente. Se horrorizó al ver quien estaba haciendo aquello.

—Terry deténte —gritó esperando que él pudiera escucharla. La desesperación se apoderó de ella, tenía que hacer algo para detenerlo y evitar de este modo el desastre que se avecinaba si aquella puerta se abría completamente.

Si  su padre había castigado a Terrence por haber humillado delante de todos los clanes a la frentona y frívola nieta de aquel mal nacido quien era en realidad el único responsable del odio entre ambas familias, para que nadie dudara de si autoridad, ahora, se vería obligado a condenarlo a la muerte mas humillante y cruel que uno de los de su raza  podía ser sentenciado si se enteraba que él era el responsable de la apertura puerta que dividía los tres mundos.

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