Capítulo XV

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Terry sonrió al ver el rostro estupefacto de los hermanos Cornwall. No tuvo necesidad de girarse, conocía al dueño de aquella voz. Su cómplice y maestro de persuasión estaba ahí, a espalda suya sujetando su hombro y dispuesto a todo por él.

—Gracias por venir a ayudarme abuelo, no esperaba menos de usted. —sonrió. Aquel hombre era su héroe. De acuerdo a las palabras que dijo cuando ingresó, le quedaba claro que no estaba solo, que había traído consigo a los hombres de su entera confianza importándole un pimiento ir en contra de las órdenes del rey.

—No podía dejarte solo en esto y menos después de saber que los Marlowe han atentado contra tu vida dos veces y planean hacerlo nuevamente.

—¿Como lo supo? —preguntó Terry girándose lentamente y cuando lo hizo, se llevó la sorpresa de su vida al ver a la abuela y a la Tia de Candy con él y a un alto rubio que lo miraba de pies a cabeza sin pestañear siquiera. —¿Ustedes se conocen?

—Desde hace mucho tiempo —respondió su abuelo tras un asentimiento de cabeza —no nos volvimos a ver hasta hoy. Jamás imaginamos que la vida de nuestros respectivos nietos uniría nuestro caminos nuevamente; de hecho, fue ella quien me puso al tanto de todo lo que has tenido que vivir estos últimos días y lo que esos bastardos planean, gracias a la acertada desobediencia de un joven llamado Tom.

—¿Pero cómo es eso posible? —Terry seguía sin comprender cómo, cuándo y en qué circunstancias su abuelo Terrence había conocido a la señora Candice, abuela de Candy. Sacudió la cabeza, ante lo extraño que le resultó la coincidencia en los nombres. Aquello era un total enredo.

—Dame tu mano, te lo mostraré

Terry obedeció

—¡Por los dioses de Transilvania! —exclamó con sorpresa al ver en los recuerdos de su abuelo todo lo sucedido siglos atrás. Ahora comprendía la razón por la cual Candy decía que ella jamás podría aspirar a una vida feliz con hijos. Comprendía con claridad sus temores.

—Ahora que lo sabes todo, debemos proteger la muchacha con nuestra propia vida de ser necesario, como ella y su gente lo hicieron contigo.

Terry asintió en total silencio, pero rompió este ante la duda que lo asaltó.

—Candy es descendiente de los ... —no pudo siquiera mencionar aquel despreciable apellido.

—No —respondió la señora Candice de inmediato al comprender lo que el muchacho no fue capaz de cuestionar —conocí al padre mis hijos años después, él era una humano común y corriente que murió antes siquiera de saber que sería padre y lo hizo por protegerme cuando en realidad quien necesitaba ser protegido era él —giró el rostro para ocultar la rabia, el dolor e indignación que aquellos recuerdos le provocaban.

—¿¡Hijos!?

—Así es —respondió Pony —Candice dio a luz a una niño y un niña, quienes a pesar que nuestros padres los reconocieron como suyos para protegerlos de los pueblerinos, supieron siempre quien era su verdadera madre —cerró los ojos y continuó —ambos fueron niños mitad mortal y mitad inmortal, pero mas de uno de sus descendientes heredó la triple naturaleza de mi hermana..

—¿Candy sabe todo esto?

—No —respondió Pony nuevamente —ella piensa que su condición es debido un pequeño error de cálculo de uno de sus antepasados. No tenía sentido que supiera toda la verdad, la pobre tenía suficiente con lidiar con su triple naturaleza y si a eso le sumamos la habilidad que tiene de predecir el futuro, aun cuando esta última no ese del todo desarrollada debido a que antes que supiéramos que la ley de protección existía, ella se la pasaba entre un mundo y otro para que nadie descubriera su verdadera naturaleza —Pony miró a Terry —ya es hora que mi pobre niña quien sufrido mucho debido a su condición, sea realmente libre y feliz.

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