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Suguru se mantenía tranquilo, mientras ambos niños cepillaban su cabello, con lentitud y paciencia, el cabello de Geto era sedoso y lacio con un brillo natural por su color azabache, cualquier chica estaría celosa de ello y Shoko lo había hecho en su tiempo de preparatoria, aún así él era demasiado codicioso con quién lo tocaba, cosa que hirió los sentimientos del más fuerte ya que hasta hace algunas horas sólo el gran Gojo Satoru era el único que podía tocarlo pero no cepillarlo. Ambos niños jugaban con este, lo trenzas y después lo dejaban caer en cascada, Gojo Observaba sentado en una silla esperando su turno.
— El cabello de papá Geto es hermoso, quiero el mío así ¿Verdad Megumi? — Gritaba entusiasmada, a lo cual el menor aceptaba emocionado aquello.
—¿ Cuándo me tocará? — Preguntó curioso, el albino. — Los tres presentes ignoraron sus palabras. — Les estoy hablando. — Cuestionó más inquieto, aquel cabello era suyo, muchas veces fantaseo con jalarlo en el acto, enredarlo en sus dedos y tirar duro y sin piedad.
— Gojo es muy descuidado lo estropeara. — Sentenció Megumi con malestar, aún embellecido.
— Pequeño Megumi te he dicho que es papá Gojo. — Chilló herido. Los presentes volvieron a ignorar, no es que lo odiaran simplemente era Gojo siendo él.

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