𝓝𝓲𝓻𝓪𝓰𝓲

16.6K 777 39
                                    

╔══════❀・°・❀══════╗

One Shot de Niragi

Advertencia: mención de violencia.

╚══════❀・°・❀══════╝

•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'

—¿Qué le miras, perra? — gritó el de los piercings durante el desayuno, cuando su "mascota" como la llamaban los otros miembros de la playa, giró la cabeza para saludar a Mira que pasaba por el lugar.

—Yo no—...yo no estoy viendo a nadie. —la voz se le apagó a la pequeña Alex mientras intentaba desaparecer en su asiento.

A su alrededor, aunque las personas estaban acostumbradas a esas escenas, seguían teniendo el mismo aura de incomodidad como el primer día que los vieron juntos. Giraban las miradas hacia otro lado, cuchicheaban entre ellos, pero jamás se atrevían a intervenir. Había una razón lo suficientemente cargada de balas descansando en el hombro de Niragi como para hacerlos callar.

Los Suzuki eran un par de hermanos gemelos que, para desgracia de Niragi, compartieron su educación escolar con él. Hikaru Suzuki era un matón que tenía al resto a sus pies, se burlaba sin cuidado de los otros que resultaban más débiles. Alex Suzuki era todo lo contrario a su hermano. Se enfocaba en sus estudios y era sensible, muy empática con el resto de sus compañeros y tenía muchos amigos.

Era preciosa para los ojos que la miraran, pero su luz estaba ahora apagada por lo moretones y golpes que dejaba entre ver el único traje de baño que Niragi había aprobado.

Apenas la vio, Niragi supo de inmediato quién era. De su mente se borraron los recuerdos en los que Alex le sonreía, donde lo defendía de las burlas, a estar solamente el odio que le tenía a su hermano. ¿Qué mejor manera de hacerlo pagar que darle un trago amargo, en forma de chica?

Ahora de esa Alex no quedaba más que miedo en su mirada y la paranoia en su voz cada que escuchaba los pasos del chico acercarse a la habitación que compartían, donde estaba encerrada todo el día con un militar custodiando su puerta para que no intentara escapar. Incluso en los juegos, Niragi hacía todo lo posible para salvarle la vida solo para recordarle después que gracias a él estaba ahí. Alex preferiría estar muerta, que ver al chico dulce que era convertirse en un monstruo.

La chica se relamió los labios resecos, incapaz de levantar el brazo que le dolía un montón desde la noche anterior, para poder alcanzar la jarra con el jugo de naranja. Samura vio el gesto en la mesa siguiente, le hizo una señal con los ojos y ella lo entendió al instante.

—Nos vamos. — espetó Niragi, aventando una rebanada de pan a la mesa. Alex se detuvo un momento admirando su plato, no había tenido tiempo de comer. Se levantó rápidamente, pues si no lo hacía el moretón en el brazo se le haría más grande, pero se tuvo que sostener de la silla por el mareo, posiblemente producto de la anemia que debía estar presente en su cuerpo. Al ver que no se movía, Niragi giró los ojos molesto. —¿Qué?

—Me duele el cuerpo. —murmuró. La risa socarrona del japonés se escuchó.

—Me imagino, después de lo que sucedió anoche.

Samura supo que era el momento de intervenir. Se levantó de su asiento y se acercó hasta estar frente a la pareja.

—Yo la llevo a su habitación. — aclaró Last Boss. — Aguni quiere que vayas por las provisiones hoy con el resto de los idiotas. Mientras más tardes, peor será para todos.

—No dejes que salga de ahí. — asintió convencido, tomó a Alex del brazo y le dio un brusco beso en los labios que apenas pudo seguir la chica. Samura giró el rostro incómodo. — Hoy iremos a patrullar en la noche, prepárate.

Antes de irse no perdió oportunidad de darle una nalgada mientras ella caminaba al lado del samurái. Ni siquiera se inmutó en girarse, simplemente siguió caminando. Mientras más rápido saliera de ahí mejor para ella.

—Hola Rapunzel. — la saludó Samura igual que el resto de los días, haciendo alusión al personaje de Disney atrapada en una Torre.

—Fiona quedaría mejor. —se permitió reír un poco.

—¿Ahora soy un dragón custodio? — Alex no contestó, tenía en ceño fruncido al percatarse que no se dirigían a su habitación. —Vamos a la cocina, si no comes algo vas a morirte. Suficiente protección tuvimos que tener anoche cuando tuviste el desliz.

No había sido un desliz. En un juego de picas un día anterior, Alex se soltó del arnés de protección mientras Niragi no la observaba. Quería morirse, en realidad no había otra excusa, y lo hubiera logrado de no ser porque Samura sí lo notó y la sostuvo antes de que se cayera.

—Entonces lo sabes...

—No le des el gusto de morirte. —susurró, intentando dar por finalizada la conversación.

—Le quiero quitar el gusto de que no sea él quien me mate. —se limpió uno de los ojos con la manga del kimono de ducha que vestía. Last boss sintió pena por la chica.

—Escuché a Mira hablar de cierto plan que tenían en mente, deberían ser más cautelosas al hablar. Las paredes tienen ojos y oídos. — soltó la bomba el chico una vez llegados a la cocina. Alex se ahogó con el agua.

Mira y Alex habían hablado en una serie de ocasiones antes de que Niragi llegara La Playa. En las últimas noches mantenían una comunicación corta que se lograba mediante notas colocadas en los balcones aledaños a la habitación donde Niragi la encerraba. Planearon su escape del lugar a la primera hora de mañana, cuando la cacería diera lugar.

—¿Lo sabe? —le preguntó desesperada. —Mierda, claro que lo sabe, va a matarme, por eso precisamente sucedió lo de la mañana...

El chico la interrumpió colocando un dedo en sus labios para que se callara. — Claro que no lo sabe, solo lo sabe una persona, y esa persona no planea decir absolutamente nada.

Los ojos de Alex se llenaron de lágrimas de felicidad y gratitud. En ese preciso momento, Last Boss era lo más cercano que tenía a un amigo verdadero más allá de Mira. El vaso rompiéndose en el piso resonó en los oídos de los dos, porque Alex lo soltó para poder abrazar al chico.

—Este...mmm...— murmuró Samura incómodo al principio. No era mucho de dar afecto, pero no podía negar que en ese poco tiempo de conocerla, había aprendido a quererla como a una hermana, incluso por encima de la lealtad que le profesaba a Niragi.

En cuanto Alex escuchó eso, y entendió la incomodidad del de los tatuajes, terminó el abrazo y se disculpó.

—No te preocupes. —negó, sorprendiéndose a sí mismo porque sentía que el rubor se le subía a la cara, y le tendió un plato con comida a la chica. — De cualquier forma, estar en el bando militar da ciertas ventajas, el escuchar las cosas por ahí...

—¿A qué te refieres? —se intrigó la pelinegra.

—Habrá un motín grande en la noche, un par de idiotas planean robar las cartas. Todos los militares estarán ocupados tratando de contener la situación, tanto así que las llaves de uno de los autos se quedarán pegados, y la puerta trasera abierta.

—¿Eso qué significa? — sus ojos tenían esperanza, algo que Niragi le había arrebatado desde el momento en que llegó a su vida nuevamente.

—Tendrás tu libertad, Alex. —respondió seguro. —Y yo me encargaré de eso.

En la noche, mientras el caos se vivía en La Playa, Alex lograba escapar gracias a la ayuda de Mira y Samura con la promesa de que después la alcanzarían. Desde lo alto él la vio marcharse, apenas alcanzó a avanzar para perderla de vista cuando los parlantes sonaron fuertemente anunciando la sede de un nuevo juego.

—50 jugadores activos...—se quedó pensando el militar de los piercings al lado. —No me lo creo, ¡esa maldita perra!

Salió corriendo sospechando lo que había ocurrido, mientras el militar de las katanas y la ejecutiva, desde el otro lado de La Playa, se quedaban melancólicos mirando al horizonte. Por lo menos uno de los tres había obtenido lo que soñaban a su modo;

Su libertad.

One Shots|| 𝙰𝚕𝚒𝚌𝚎 𝙸𝚗 𝙱𝚘𝚛𝚍𝚎𝚛𝚕𝚊𝚗𝚍 [ᵖᵉᵈⁱᵈᵒˢ ᵃᵇⁱᵉʳᵗᵒˢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora