Chishiya

3.6K 206 27
                                    

Enchanted

Los antifaces fueron enviados uno a uno a las puertas de cada uno de los estudiantes de aquella prestigiosa universidad.

El momento que habían estado esperando a lo largo de esos años de desvelos, de fiestas, de pérdidas y de alegrías. Finalmente se estaban graduando, y las lágrimas y emociones no se hicieron esperar cuando todos se dieron cuenta de lo innevitable;
Le decían adiós a aquellos momentos para siempre.

Alex era parte del comité organizador. No se quejaba, había apoyado en años anteriores a algunos eventos de recaudación de fondos para los más necesitados, así que esto era pan comido. Su tarea no era difícil, pero sí representaba la parte central del baile; un baile de máscaras.

Había escuchado que se esperaban grandes cosas del baile entre los cotilleos de los pasillos. En el blog de la universidad los que estudiaban comunicación se habían encargado de difundir las graduaciones individuales de cada una de las carreras, siendo ingeniería química y psicología quienes hasta el momento llevaban la delantera en diversión. Se rumoreaba que medicina no quería ser partícipe, la razón era que no tenían tiempo pues debían comenzar a estudiar para sus exámenes de ingreso a las residencias. Finalmente todo fue disipado cuando recibieron el paquete que Alex se encargó de preparar personalmente. Solo ella conocería la identidad de cada estudiante, lo cual lo hacía un poco divertido.

La noche del baile pudo ser descrita días después simplemente como mágica cuando la euforia pasó y todos se sentaron a ver sus fotografías.
Alex no fue la excepción a la regla. Tomó una taza de café y se sumergió a mirar una a una las fotografías en las que estaba taggeada. Sonrió al ver a aquel extraño y lo recordó perfectamente.

Los vestidos eran de gala, su vestido violeta que combinaba perfectamente con su antifaz. Tuvo que llegar horas antes que los otros para ayudar con los preparativos y toques finales, incluso algunas personas lograron verla en sus cómodos tenis antes de que se tomara el tiempo para cambiarse.

No había llevado una cita. Alex tenía muchísimos amigos, pero había estado tan centrada en ayudar y que todo saliera bien, que olvidó quizá la parte más importante, pero ya se había resignado. Lo pasaría sola, aunque aquello no era del todo malo.

Hizo la entrada por la puerta grande al igual que el resto de sus compañeros cuando la hora fue pertinente. Dio un recorrido largo admirando con gratitud su creación. Cruzó palabras con algunos amigos que se encontró y reconoció. Tomó una copa con una mano e hizo un brindis sola mirando todo desde una altitud considerable. No esperaba para nada que, al otro lado de algunas parejas que bailaban, un extraño con un antifaz negro y grácilmente decorado le devolviera el brindis.

Alex frunció levemente el ceño. No recordaba haber ordenado ese antifaz en lo absoluto, por más que intentó hacer memoria sobre qué persona podría ser, ninguna imagen apareció ni por asomo en su cabeza. Debió haber estado demasiada perdida en sus pensamientos porque no notó que aquella mirada había desaparecido sino hasta que escuchó su voz.

—¿No te haz cansado? —preguntó con una sonrisa de lado—. Son las mismas personas de siempre y aún así tenemos que fingir las sonrisas.
—Yo no finjo mis sonrisas— mencionó Alex. Su voz no sonaba molesta, sino más bien curiosa por la intromisión del extraño—. ¿Haz venido solo?
Él asintió
—Corremos con la misma suerte— y la facilidad con la que le hablaba la abrumó.
—¿Nos conocemos? — preguntó la joven intentando descifrar algo a través de esa mirada.
—No, pero estoy encantando de conocerte.
—No te he dicho ni mi nombre.
—Y no lo necesito, eso es lo fascinante de este tema, ¿no es así?—preguntó sonriendo ligeramente—. El anonimato que nos otorgan las máscaras puedo secundarlo, solo necesitas saber que estudio en esta universidad y que me estoy graduando esta misma noche.
—Tenemos demasiado en común entonces— Alex sonrió de medio lado y ambos brindaron para beber lo que restaba de su copa.

La canción terminó dando inicio a una nueva balada, una un poco más lenta. Aquel extraño la miró directamente a los ojos. Ni siquiera el antifaz fue capaz de cubrir el rubor en las mejillas de Alex.

—Sería una pena que ese bello vestido se quedara sin visitar la pista de baile— preguntó, y luego extendió su mano—. ¿Me concedes un baile?

Y no fue uno. Alex se divirtió en exceso aquella noche, bailó y habló con aquel joven misterioso como si fuesen dos almas viejas que se reencontraban finalmente. Sintió una conexión casi al instante, y al pasar de las horas del reloj las interrogantes siguieron bombardeando su mente: ¿quién era él?, ¿de dónde había salido?, ¿si quiera estudiaba ahí? Y luego finalmente algunas teorías también.

Quizá solo se trataba de alguien que quería una noche off, alguien en una relación que aprovechó por una sola noche la bendición que el anonimato representaba, y eso la hizo sentirse insegura.

Muchas canciones más, risas también. Su teléfono no dejaba de sonar en el bolsillo de su vestido y ella esperaba ignorarlo el suficiente tiempo que le permitiese estar perdida en aquellos ojos.

Pero todo lo bueno acaba, y sus obligaciones en la fiesta posterior a la graduación la tomaron desprevenida cuando él le pidió que contestara el teléfono.

La acompañó hasta la entrada, se despidieron como era debido. Alex no lo dijo, esperaba de verdad que le pidiera su número telefónico, que por lo menos se dignara a preguntarle su nombre.

Pero aquel chico no lo hizo, y eso terminó por convencerla de que su teoría era cierta.

Él se quedó observando el auto en que se marchaba, se despidió con la mano mientras ella aún lo miraba a través de la ventana.

Y la conexión era tan grande que mientras sus ojos permanecieron conectados, ambos tenían el mismo pensamiento surcando su mente:

Por favor, no te enamores de nadie más
Por favor, no tengas a nadie esperando por ti

One Shots|| 𝙰𝚕𝚒𝚌𝚎 𝙸𝚗 𝙱𝚘𝚛𝚍𝚎𝚛𝚕𝚊𝚗𝚍 [ᵖᵉᵈⁱᵈᵒˢ ᵃᵇⁱᵉʳᵗᵒˢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora