One Shots|| 𝙰𝚕𝚒𝚌𝚎 𝙸𝚗 𝙱𝚘𝚛𝚍𝚎𝚛𝚕𝚊𝚗𝚍 [ᵖᵉᵈⁱᵈᵒˢ ᵃᵇⁱᵉʳᵗᵒˢ]

𝓔𝓵 𝓢𝓸𝓶𝓫𝓻𝓮𝓻𝓮𝓻𝓸

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One Shot del Sombrerero

Pedido por: heyjennie1999

Concepto: ¿Qué pasaría si Aguni fuera mujer?

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—Todo esto se ha salida de control Takeru, ya no puedo mantenerlos a todos callados. — exclamó angustiada la líder de los militares, en medio de la sala de juntas donde su mejor amigo, El Sombrerero, solamente la miraba con una sonrisa de autosuficiencia. —Quieren tu cabeza, quieren que nos respetes. Mantenemos a raya este estúpido lugar y solo conseguimos humillaciones de parte de tus subordinados.

—Linda, ¿no te cansas de decirme lo mismo todas las noches? —no le tomaba importancia a lo que Aguni le decía, estaba observando la pintura en la pared dándole la espalda a la chica.

—Es en serio, ya no puedo controlar más a Niragi. — buscó ayuda con la voz.

—Fóllatelo.

Aguni lo miró ofendida, ¿qué rayos le pasaba?

—¿Qué mierda? ¡Tú crees que todo se arregla con follar!— le preguntó alterada.

—Pero es que así arreglas todo, así arreglamos las cosas aquí, ¿no recuerdas? — comenzó a caminar alrededor de la pelinegra, quien estaba ya exaltada. —Cada vez que peleamos, terminamos follando. No veo por qué esta vez sea la excepción. Comienzo a pensar que ese larguirucho no te satisface y por eso vienes a reclamarme a mí para que lo haga.

La mano de Aguni estampó con violencia sobre la mejilla del Sombrerero, que trastabilló un poco por la fuerza empleada.

—Yo no soy como tú, que te acuestas con media Playa. — le respondió dolida, para después escupirle las palabras. —Jamás te he sido infiel ni con el pensamiento, y jamás me acostaría contigo nuevamente, me vas a pegar una enfermedad venérea.

—¡Lo que te fascina darte golpes de pecho y falsa moralidad! —se relamió los labios un poco, Aguni pensó que había perdido la razón diciendo palabras tan hirientes. —Puedo encontrarme una nueva puta, si eso es lo que te hace feliz.

—Me necesitas de tu lado, que no se te olvide. — la rabia la consumía, palpó por una mano el arma que tenía detrás suya. —Recuerda por qué creamos esta utopía, por nosotros.

—¿Qué no te has dado cuenta? Ya no existe un nosotros. — con lágrimas en los ojos por parte de ambos, El Sombrerero sacó un arma de dentro del traje de baño que Aguni no había visto. Se agachó rápidamente sacando la suya propia y disparando a quemarropa, 2 disparos fueron necesarios para que el cuerpo sin vida del Sombrerero cayera a sus pies.

Aguni soltó su arma y comenzó a hiperventilar. Había asesinado a la persona que amaba, la persona que la anclaba a este plano. Tomó el arma que El Sombrerero tenía, pues estaba más cerca de ella y se la colocó en la sien. Se volaría los sesos sin más, era mejor que aguantar la tortura que se le avecinaba. Jaló el gatillo y nada pasó, entonces el mundo se les vino a los pies. Le había asesinado sin razón, él no iba a matarla. Estaba en medio de un ataque de pánico cuando se giró para tomar su arma cuando solamente miró unos pies que conocía.

—Yo...yo no...

—Te tardaste, a la primera falta de respeto, lo hubiera asesinado. — le contestó Niragi tomándola por los brazos para hacer apoyo y ayudarla a levantarse. Sus piernas estaban débiles por lo que la sujeto con fuerza apegándola a él.

—Le he matado, Niragi.

—Te has defendido. — corrigió. —Ha tomado el arma de mi habitación, el muy idiota pensó que estaba cargada. Iba a matarte Aguni, no lo mataste sin motivo.

—¿Qué vamos a decir?

—Samura lo ha visto irse solo a un juego, Kento confirmó que había disparos cerca. Estamos para apoyarnos, eres nuestra líder y te necesitamos cuerda. — comenzó a relatar su plan. —Revísalo y llórale lo que tengas que hacer, pero no lo manipules mucho porque sabes que a la zorra del laboratorio le encanta disecar cosas.

Aguni miró por sobre su hombro el cuerpo sin vida de su ex amigo, y negó con la cabeza. No quería volver a tocarlo jamás.

—Bien, entonces ve a tomar un baño de agua caliente, intenta tranquilizarte y prepara la mejor cara de perra que tengas, porque darás el discurso y tomarás el poder por la mañana.

—Gracias. — musitó levemente, soltándose del agarre del pelinegro. —¿Cómo—cómo podré pagarte?

—Recuérdame. — le respondió simple. — Cuando lleguemos al infierno, cuando estemos rodeados de gritos y lamentos, cuando verdaderamente sepamos lo que es sufrir, recuerda la lealtad que te tuve.

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Disfruté mucho escribiendo este pequeño OS, las ideas que me dan para hacerlos son fabulosas. Les recuerdo que los pedidos siempre están abiertos, ya sea en comentarios o por privado.