𝓝𝓲𝓻𝓪𝓰𝓲

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Pedido para: asuna_shiro

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Niragi se encontraba recorriendo la ciudad de Tokio, acompañado apenas de otros tres de los mejores militares de La Playa. Entraban a las tiendas más exclusivas de la ciudad, aquellas que no se hubieran imaginado nunca que pondrían un pie, todo para encontrar el mejor regalo de disculpa que pudieran imaginarse.

—Idiota. — murmuró uno de ellos, lo suficientemente fuerte como para que Niragi le golpeara la cabeza con el mango del arma que hasta ese momento descansaba en su hombro. —¡¿Qué mierda?!, ¡Estoy cansado! Demonios, hemos entrado ya a 15 tiendas y nada parece gustarte.

—Tiene que ser perfecto. —se limitó a responder, no sin antes soltar otro golpe. Nadie más habló al respecto.

Last Boss sostenía entre sus manos una exquisita gargantilla de piedras preciosas, una digna de la realeza que le extendió a Niragi.

—Si yo fuera mujer, perdonaría lo que sea por esto. —afirmó.

—Específicamente, ¿a qué le estamos buscando perdón? — inquirió el mismo militar que ya se había ganado el golpe antes.

—Alex me ha visto golpeando a un par de idiotas. — ajeno a las risas que se contenían detrás de él, Niragi observaba convencido el collar que Samura le extendía. —Le prometí con anterioridad que no lo haría ya, y se molestó conmigo.

—Vaya mandilón tenemos de jefe. — fue el último comentario indebido en la vida del militar, porque a golpes de puño seco Niragi le arrebató el latido del cuerpo.

—Ni una palabra de esto. —amenazó al resto.

Alex caminaba alegre en La Playa, formaba parte del comité que hacía la comida para todos. Siempre le había gustado cocinar y usualmente si mirabas con detenimiento, la encontrabas limpiando el desastre que hacían los otros miembros.

Su alma era muy pura, le gustaba ayudar a los heridos que regresaban de los juegos con la noche, y trabajaba en conjunto con otro comité en la revisión del tratamiento del agua de lluvia para convertirla en electricidad, justamente donde conoció a Niragi.

Niragi vio en ella una amiga en quien confiar casi al instante, y se presentó tal cual era. Le compartió sus traumas, sus miedos, sus esperanzas y sus sueños; Alex le compartió también su vida fuera y su negativa al trabajo que los militares hacían, aunque admiraba el orden que mantenían en La Playa.

El subjefe de los militares comenzó su tarea de conquistar a la chica con pequeños detalles, y le fue difícil a Alex resistirse a las caras de enamorado, las notas amorosas y caricias que le propinaba el de los piercings. Ambos mantenían una linda relación, que de pronto podía tener altas y bajas, pero que era fuerte y que sacaba lo mejor de ambos.

Era ya una rutina para todos estar en alguna habitación con el chico, y que cuando ella entrara a la habitación, automáticamente no existiera otra persona en el mundo para él que Alex. Sus ojos buscaban encontrarse en la distancia, sus manos se dirigían a las del otro para intentar rozarse, y a Niragi le encantaba el sonido de la risa de Alex, pero le fascinaba más ser él quien la hacía reír.

Es por eso que el silencio que ella le estaba dando lo tenía vuelto loco. Era su trabajo sobajar a quienes eran traidores, pero no por eso dejaba su novia dejaba de odiar el trato inhumano que les otorgaban, y ya se lo había prometido con anterioridad. Apenas regresó al Hotel que fungía como centro de La Playa, buscó como un cachorro desesperado a Alex por todos lados, lanzando a su paso a aquellos quienes se encontraban interponiéndose en su camino, hasta que la encontró.

—Preciosaaa...—alargó la última sílaba, interponiéndose en el camino de la chica que intentaba atarse el cabello en una cola de caballo.

—Ahora no, Niragi. —negó, intentando sacarle la vuelta. La verdad era que Alex también necesitaba a Niragi, pero no podía dejárselo tan fácil. Estaba molesta con él.

—Pero, preciosa...—hizo un puchero, volviendo a colocarse frente a ella, esta vez con los brazos extendidos para impedir su paso. La diferencia de alturas hacía imposible que Alex pudiera moverlo de lugar, pero sí pudo escapársele por debajo del brazo derecho.

—Tengo que ir a ayudar a reparar una fuga de agua, adiós. —no caminó mucha distancia, porque Niragi la sujetó de la cintura por detrás, atrayéndola a él.

—Deja que ellos se encarguen, por favor. —le susurró en el oído. Alex tuvo que rogar mantenerse cuerda. — Te he traído algo...

—¡Suguru Niragi! No pienses que me vas a comprar con un obsequio, estoy molesta contigo, no puedes ir tratando a la gente de esa forma y...—Niragi abrió la pequeña cajita que traía consigo, mostrando la gargantilla con una ceja algo levantada. —Es... es muy bonita.

Tendría que agradecerle a Last Boss el buen gusto, porque la sonrisa de Alex valía cada uno de los regaños que le había dado. Sacó la joya de la caja y la pasó por el cuello de Alex, sintiendo cómo la zona sensible del cuello de su novia reaccionaba ante su toque. Depositó un pequeño beso justo ahí, antes de darle vuelta y observar cómo se sonrojaba.

—¿Cómo me veo?

—Como una reina. — respondió sincero. Alex se levantó un poco para dejar un pequeño beso sobre los labios de Niragi, quien profundizó un poco más, intentando alargarlo el mayor tiempo posible. La había extrañado, y demasiado.

—Ven. — le respondió Alex apenas se separaron. Poco tardó Niragi en darse cuenta que se dirigían a la habitación que ambos compartían.

—¿Y la fuga de agua? — preguntó sonriente.

—Ellos pueden encargarse. — afirmó la castaña tomándolo del brazo. —Te extrañé.

—Yo también te extrañé, preciosa.











(...)

Pequeña pausa promocional para decir que, como he notado que la mayoría de pedidos que recibo son de Chishiya y Niragi, pueden encontrar en mi perfil Queen of Hearts. Esta es precisamente es un fanfic donde se explora una relación que incluye a ambos con nuestra protagonista.

One Shots|| 𝙰𝚕𝚒𝚌𝚎 𝙸𝚗 𝙱𝚘𝚛𝚍𝚎𝚛𝚕𝚊𝚗𝚍 [ᵖᵉᵈⁱᵈᵒˢ ᵃᵇⁱᵉʳᵗᵒˢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora