𝓐𝓻𝓲𝓼𝓾

11.3K 448 52
                                    

—Nuevamente, repíteme, ¿por qué estás aquí? —cada pausa que hacía al hablar, el cómo delineada sus labios con su lengua, me daban náuseas.

—No tengo tu jodido tiempo. —le respondí segura. Con un hombre como El Sombrerero tenías que sonar segura en todo momento.

—¡Es que no termino de creerlo!, ¡Que alguien me pellizque! —su actuación de sorpresa digna de un Óscar contrarrestaba perfectamente con los pensamientos que su mente traía a colación. —¿Me lo estás pidiendo en serio?, ¿Protegerlo?, ¿A él?

—Sabía que venir aquí fue una mala idea. —giré los ojos y emprendí la caminata. Fue suficiente para escuchar las sillas arrastrarse y que después fuera sujetada por los hombros y girada bruscamente.

—Pasado el shock inicial...—alargando las palabras, dándole el dramatismo que no era requerido pero que le encantaba a mi superior, tomó mis manos. —Porque claro que es un shock, ¿qué no te acostabas con Niragi o algo así?, Ann habló de eso por días...

—Maldita perra chismosa. —gruñí, sacándole una sonrisa al Sombrerero.

—Tampoco es como que pudieras ocultarlo mucho tiempo, ¡cuando Niragi se lo dijo a todo el puto mundo! —la estruendosa risa resonó por las paredes, juro que incluso los vigilantes de La Playa lo escucharon. —Alex, Alex, Alex.. linda, pequeña y estúpida Alex.

—Ahórrate los sermones.

—Necesito una garantía para lo que me pides. —por supuesto, estaba negociando con el mismísimo diablo. El Sombrerero podía lucir como un bombachón loco a los ojos de todos los jugadores, pero quienes estábamos en el corazón de la Utopía sabíamos de primera mano la forma en la que se manejaba.

—Si no lo haces me iré.

—Te mataré si intentas huir y lo sabes. —habíamos empezado una guerra de miradas, aquellos ojos ónix que chocaban con el reflejo de mis gafas que escondían mis ojos mirándolo con puro odio.

—No te serviré muerta, porque las cartas que traigo son tan buenas que buscar mi reemplazo te será imposible. —le había ganado, en sus ojos se vio la derrota.

—Bingo...

—Solo déjalo fuera de tus planes, no lo quiero recorriendo toda esta basura, no será un ejecutivo. Suficiente tengo ya con protegerlo de Niragi que quiere su cabeza.

—Uy, vaya triángulo amoroso en el que estás metida. —era como hablar con la pared, me sentía muy frustrada. Solo quería protección para él. —Pero trato hecho.

—De cualquier forma, me lo debes. Tú me metiste en esto, que no se te olvide.

Él se puso los lentes de sol sin dejar esa estúpida sonrisa de la cara, dio un pequeño brinco y me mostro la salida.

—Van a sospechar si te ven más tiempo aquí. —con su mano hizo un ademán para que me fuera.

Mi papel en La Playa era algo extraño. Era miembro de los ejecutivos, pero solamente aquellos que eran más allegados sabían que pertenecía a su grupo. Siempre es necesario tener infiltrados dentro de la masas, y ese era precisamente mi lugar en la Utopía. Era la encargada de escuchar preparativos para motines, estipulaciones que después terminaban en muertes, de disipar chismes y rumores y también, aunque era de mis principales tareas, de traer nuevos miembros funcionales a La Playa. Básicamente, era el topo del Sombrerero.

El día en que entré al juego de la bestia tenía como tarea vigilar los movimientos de Chishiya, a quien ya tenía en la mira por haberlo escuchado hablar sobre un plan para robar las cartas, pero tenía que ser cuidadosa. Nunca me había llevado bien con él, en realidad y para ser sincera del todo, nadie más allá de Kuina se llevaba bien con él.

One Shots|| 𝙰𝚕𝚒𝚌𝚎 𝙸𝚗 𝙱𝚘𝚛𝚍𝚎𝚛𝚕𝚊𝚗𝚍 [ᵖᵉᵈⁱᵈᵒˢ ᵃᵇⁱᵉʳᵗᵒˢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora