Aguni

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[Literalmente de los más pedidos, una disculpa por la tardanza] 

Aguni miró a la chica con goma de mascar desde el momento en que entró al juego de la bestia y se escaneó el rostro con el teléfono celular. Parecía bastante despreocupada usando aquel uniforme de entrenamiento de corredores. El cabello sujeto en una coleta bastante alta y los tenis le hicieron pensar que quizá no era su primer juego y justamente buscaba lo mismo que él;

Picas.

Ella atrapó su mirada, y estas conectaron en un instante hasta que él la desvió por el recién llegado miembro de La Playa del bando de los ejecutivos. Chishiya le enseñó el teaser que cargaba, haciéndole saber que estaba equipado. Le debía respeto después de todo, era su superior.

Cuando sus miradas volvieron a conectar, ella le guiñó el ojo y luego la desvió hacia los parlantes que anunciaban las instrucciones.

Aguni se quedó cerca de sus subordinados militares que le seguían a todas partes, escaneando la arena de juegos como perros sabuesos tratando de encontrar pistas sobre la zona segura. Perdió a la chica por un breve periodo de tiempo hasta que la divisó en medio del tercer pasillo, con los ojos cerrados y recibiendo la brisa nocturna.

Le intrigó bastante, más aún porque cuando pasó al lado de él ella soltó un suspiro.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —le dijo abriendo finalmente los ojos—. ¿Tienes alguna idea de lo que ocurre aquí?

Aguni negó, pensó por un instante que quizá aquel era el primer juego de la chica, pero ella le hizo saber que estaba equivocado.

—Lástima, es solo una pregunta—respondió—. Siempre la hago con los extraños, quizá en algún momento obtenga una respuesta.

—¿No deberías estar buscando la zona segura? —preguntó, y aquella pregunta parecía más para sí mismo que para la joven de la coleta. Aunque en realidad él tenía la espalda cubierta por los otros militares que intentaban vagamente forzar las puertas.

—Es picas—respondió ella—. Fuerza bruta o lo que sea, si la bestia está armada entonces espero que no me encuentre primero. Soy campeona de kickboxing así que a menos que sea cuerpo a cuerpo seré completamente inútil.

Aguni la escaneó de arriba abajo.

—Con ese cuerpo dudo que puedas derribar siquiera al debilucho peliblanco de allá arriba.

Alex rio de medio lado, luego bateó sus pestañas de forma retadora.

—Puedo derribarte a ti—respondió—, ¿quieres probarme?

Y Aguni quería hacerlo, solo que no de esa forma.

—Confío en que podrías—le mintió—, quédate junto a nosotros mientras tanto, le quitaremos el arma y podrás derribarlo cuando ya lo hayamos noqueado, ¿trato?

Ella bajó la cabeza asintiendo.

—Quisiera saber el nombre de mi futuro héroe, si no es mucho pedir.

—¡Aguni! —respondió por él uno de los militares desde el piso de arriba—, ¡10 segundos, no lo tenemos!

La voz robótica anunció el tiempo límite. Aguni tomó a la chica del hombro y la llevó escaleras arriba por delante suya.

—Soy Alex—dijo ella—, creo que deberías conocer el nombre de la damisela en apuros por lo menos.

La bestia salió, apuntando con su arma a la distancia y con la mascara de caballo que le imposibilitaba la vista de igual forma. Luego las balas fueron descargadas contra unos pobres chicos que no pudieron escapar de aquel pasillo.

—Una tortura que solo durará veinte minutos—dijo Alex. Los militares la miraron extrañados, pero no dijeron nada de igual forma. Aguni la habría llevado ahí por algún motivo—. ¿No trajeron armas o algo así?

—Nuestros cuerpos son todo lo que necesitamos—le respondió Aguni—, pensé que entenderías eso.

—Touché.

Mientras la bestia se acercaba, Alex hizo un leve estiramiento. Su mano topó con uno de los extintores y tuvo la misma idea que los otros chicos cuando lo sacaron de su lugar. Dos más se habían unido, haciendo una multitud incluso más rápida.

—Está limitado pero al mismo tiempo nos tiene ventaja por el arma, podemos evitarlo si se la quitamos—dijo Alex—. Puede pelear cuerpo a cuerpo, mira la forma en que la toma, tiene entrenamiento en artes marciales, probablemente fue dado de baja por la pésima técnica de disparos.

—Eso nos dará un tiempo promedio—respondió Aguni asintiendo—. Una distracción y lo tenemos.

—Ahí tienes tu distracción—Alex señaló a una chica escaladora a la cual la bestia se desenfrenaba por gastar balas—. Encuentren la zona segura o quítenle el arma antes de que me vuelen los sesos por favor.

—¡¿Qué?! —preguntó Aguni, pero fue tarde.

Alex se tomó con ambas manos de la escalera subiendo los pisos a gran velocidad y de forma magistral, llamando la atención de la bestia que gastaba sus balas siguiéndola con los disparos.

—¡Hagan lo que dijo! —llamó Aguni—, ¡lo está guiando a la otra punta!

Aguni tomó el extintor entre sus manos y ellos se movieron de igual forma. La bestia les disparó pero no logró darles porque Alex cayó justo en sus hombros bloqueando su vista completamente y forcejeando con el arma hasta que él se golpeó contra la pared en un intento de quitársela de encima.

—¡Aplástenme, lo que sea, solo quítenle el arma! —gritó, pero era casi imposible.

Forcejearon y hubo disparos de por medio que con balas perdidas hirieron a uno de los miltiares. Con menos manos ayudando la situación se puso aún más complicada. Alex forzó las piernas en el cuello del hombre haciendo una llave en un intento por dejarlo sin aire que funcionó hasta que él la estampó nuevamente con fuerza en la pared, pero ese desequilibrio funcionó para que uno de los militares le quitara el arma y la arrojara por el barandal.

—¡Idiota! —gritó Alex golpeando con su puño sangrante la cara de la bestia—¡Le hubieses disparado!

—¡No puedo darle si estás ahí! —gritó Aguni tomando nuevamente el extintor ahora golpeándolo en el abdomen—. ¡Baja!

—¡Adiós máscara! —dijo Alex quitándola por completo, buscando la sien en el proceso. Sus piernas completamente afianzadas del predador la hicieron equilibrarse lo suficiente—. ¡A dormir!

El golpe bien dado, originando el efecto de una campana en el proceso hicieron un knock out perfecto que lo hizo tambalearse. Alex se tomó con las manos de los barandales de metal de las ventanas y con los pies lo empujó hasta que logró caerse cuando trastabilló en el borde del pasillo.

Su pecho subía y bajaba constantemente. Las manos le dolían y los nudillos le ardían como los mil demonios. Aguni la tomó de la cintura ayudándola a bajar, y en el proceso sus ojos volvieron a unirse.

—¡Ayuda! —gritaron desde el piso de arriba—. ¡Ayuda, por favor, encontramos la zona segura!

Alex volvió a estirarse y comenzó a correr. Aguni la tomó de la muñeca.

—Espera—dijo—, puede ser una trampa.

—¡Hay otra bestia aquí!

—Quiero acción esta noche y también vivir, así que iré—respondió Alex limpiándose las leves gotas de sudor que surcaron su frente—. Pero si te consideras débil entonces deberías quedarte aquí.

—¿Quieres probarme? —le preguntó Aguni usando la frase que ella misma había utilizado con anterioridad.

Alex dejó escapar media sonrisa y luego ambos subieron, y mientras lo hacían, la mente de Aguni corría a mil por horas maquilando todo tipo de planes con la nueva futuro miembro del bando de los militares.

One Shots|| 𝙰𝚕𝚒𝚌𝚎 𝙸𝚗 𝙱𝚘𝚛𝚍𝚎𝚛𝚕𝚊𝚗𝚍 [ᵖᵉᵈⁱᵈᵒˢ ᵃᵇⁱᵉʳᵗᵒˢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora