Capítulo 30

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P.O.V. Leya

Recuerdo a mi madre contándome historias sobre las creaturas mágicas que ella había visto justo antes de que yo naciera. Mis favoritas eran las de los hombres lobos cuando encontraban a sus mates, la forma en que dos personas estaban destinadas a estar juntos sin tanto problema de por medio era hermoso.

Nunca creí que yo sería parte de esa historia, mate de un hombre lobo. En cuanto lo vi sentí esa conexión de la que mi madre hablaba, pero de un momento a otro todo se salió de control solo se necesitó de Lilura para que todo estuviera en paz.

Fue ahí cuando pude detallar a mi pareja por primera vez. Su cabello de un tono plateado resaltaba sus facciones, sus ojos azules con pecas contribuyendo a su belleza. Como olvidar el traje que portaba, lo primero que note fue que hacía ver su trasero sensacional y que es muy fuerte así como muy alto dejándome como enana a su lado. Y cuando me aprisionó en sus brazos y exclamó MIA...POR DIOS. Esa voz tan roca hizo que mojara mis bragas, él es...

Es simplemente hermoso abarcando todo en significado de la palabra.

Antes había sentido comodidad al estar en mi cama con un colchón tan suave, pero estar en los brazos de Saith...

Eso si era comodidad.

Acostada sobre su pecho y sin prestarle la más mínima atención al partido, escucho sus latidos que son lentos y que transmiten tranquilidad mientras él acaricia mi espalda.

Riva insultando al árbitro me saca de mi comodidad y decido observarla encontrándome con Beleck y ella muy pegaditos.

Mmmmm.

Me huele a futura pareja.

Al final dejo de observar como beben y comen concentrándome en Saith de nuevo. A los pocos minutos mis ojos me empiezan a pesar hasta que caigo en los brazos de Morfeo...bueno en los de Saith.

(...)

P.O.V. Saith

En mis 184 años de vida jamás había sentido lo que la paz era realmente hasta este momento en el que sostengo a Leya en mis brazos. He de admitir que a mi lobo se le subió el ego cuando notamos que nuestra mate nos escaneo de pies a cabeza y ese brillo apareció en su mirada, aún más cuando se detuvo más de lo esperado en mi trasero.

Y eso que no ha visto lo de enfrente.

El partido finaliza y Leya se ha quedado dormida en mi pecho. Una sonrisa aparece en mi rostro al verla con los labios entreabiertos.

-Bueno, pueden quedarse a dormir aquí abajo ya que arriba no hay mucho espacio.-nos informa su majestad con una sonrisa y luego me observa de pie con Leya en brazos.-Puedes llevarla a su habitación es la que tiene pegatinas en la puerta, su cama es la de la ventana.- me informa y no pierdo tiempo para ir escaleras arriba.

-¡¡Pido el sofá!!-grita Riva y es lo último que escucho cuando ya he llegado arriba. Me recibe un pasillo con tres puertas, pero solo una con pegatinas. Con cuidado abro está y entro encontrándome con telas de distintos colores sobre una mesa en la esquina de la habitación; al otro lado hay un clóset y luego está la cama de mi Leya cerca de la ventana como dijo su majestad.

Dejo a Leya delicadamente sobre el colchón, le quitó los zapatos, la cubro con una manta y luego beso su frente. Me hago camino a la salida y antes de cerrar la observó una última vez.

Me doy la vuelta y mi corazón se detiene por un momento cuando me encuentro a Riva quien bebé una cerveza de forma despreocupada mientras está sentada en el pequeño barandal.

-Llegas a lastimarla y te dejo sin descendencia, porque si te matará a ella le dolería.-dice sin verme refiriéndose a Leya y me enoja que crea que planeo lastimarla después de tantos años en su espera.

-No me conoces, así que no tienes el derecho a juzgarme de esa forma.-le advierto y esto capta su atención ya que baja del barandal y se planta frente a mí.

-Cierto, no te conozco pero eres el mate de Leya y eso me basta para juzgarte como yo quiera porque protejo a esa chica como lo hago con su majestad. Ella se ha convertido en una hermana para mí. Así que si te ofendí no me importa, ahora sabes con quién tratas.-con determinación en su voz me aclara lo que opina de mí.-Si trabajas para Beleck es porque eres buena persona, así que pondré a Leya en tus manos pero no olvides lo anterior. Y lamento lo de hace unos momentos pero no sabía quien eras.-dice refiriéndose a cuando me lanzó al otro lado de la habitación.

-Entiendo y créeme que si lastimó a Leya tienes el permiso para destrozar me por ser un imbécil.-le aclaro y esto hace que sonría de lado.

-Buen chico, ya nos estamos entendiendo.-dice palmeando mi hombro y luego dándose la vuelta para ir escaleras abajo.

Riva Alistair, la mensajera de la muerte, mejor amiga de Beleck.

No es tan mala como nuestros antepasados la describieron. Conozco su historia y como sirvió a los rebeldes, conozco como asesino al emperador y fue ejecutada por ello.

Ella nunca fue el monstruo que los oscuros pensaban, ella era y es una sobreviviente que protege a los suyos. Así que nuestros antepasados se apiaden de quien  tenga la osadía de meterse con los suyos porque ella no la tendrá.

Los Alistair || COMPLETA ✔️✔️||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora